Capítulo 22: A los exámenes de Chuunin

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-¡Gah! ¡Estoy tan cansado! –masculló Naruto, estirando los brazos, mientras iban pasando las puertas de Konoha-. Creo que nunca hice tanto ejercicio en mi vida, ni siquiera cuando entrenábamos con Jiraiya.

-Pues entonces tenemos que trabajar un poco más en tu físico, Naruto-kun –dijo Kakashi, con sus ojos pegados en su novela pornográfica-. Hay que ponerle más músculos a tu cuerpo cuanto antes, porque los necesitarás una vez que comiences a aprender Jutsus de ataque más agresivos.

-Lo sé –gruñó, mientras sacaba un espejo del bolsillo de su pantalón-. Quiero hablar con Sirius Black –le habló al espejo, una vez que lo tuvo frente a su cara.

El objeto pasó de reflejar la cara del muchacho a volverse negro, para luego pasar a mostrar la cara sonriente del padre del rubio.

-¡Hola, Naruto! ¿De vuelta ya?

-Hai~ acabamos de pasar las puertas, así que estaré ahí después de darle nuestro informe al Hokage. ¿Ya cocinaste, papá? ¡Muero de hambre!

-Claro, claro. Aunque... -Miró con aprensión a su derecha. –Creo que me pasé otra vez con la cantidad, así que invita a todos tus compañeros de equipo a comer. Incluido tu sensei.

Naruto rió y después suspiró.

-En algún momento vamos a tener que aprender a hacer eso de cocinar bien, o Sev va a regañarnos la próxima vez que venga.

-Bah, es su culpa por no dejarnos traer un elfo doméstico.

Naruto puso los ojos en blanco y después de mascullarle un saludo a su padre, cerró la comunicación con el espejo. Sus compañeros de equipo se habían sorprendido mucho la primera vez que sacó el objeto y comenzó a charlar con su papá. Siendo el hombre inteligente que era, Kakashi enseguida vio la utilidad de tener esos espejos, así que le hizo prometer a Naruto que le diría a su padre que le consiguiera tres más, para el resto del equipo 7. Estos eran difíciles de conseguir y costosos, pero como Kakashi sólo gastaba su dinero en sus novelas hentai, tenía dinero de sobra.

-Bueno, ya escucharon, papá nos invita a comer.

-Maa...

-¡No puedes decir que no, sensei! –cortó Naruto, antes que el otro pueda negar-. Nunca antes has venido a casa, esta vez no te voy a dejar escapar.

El Jounin suspiró.

-Hai, hai, iré entonces.

Después de dejar un reporte escrito en la oficina del Hokage, el cual había pedido escribir Naruto, mucho a la sorpresa de todos, porque él necesitaba practicar su escritura, partieron a la casa Black, donde ya se podía oler un rico aroma a comida.

-¡Tadaima, papá!

Sirius apareció en la entrada, con varita en mano y una gran sonrisa.

-Me alegro que estés de vuelta, hijo –anunció Sirius, encerrando al rubio en un abrazo-. Justo estaba poniendo los platos, pasen, pasen. Hatake-san –saludó con un cabeceo, cara seria.

-Black-san.

Naruto puso los ojos en blanco.

-¿Qué pasa con ustedes? ¡Es Kakashi y Sirius! Es extraño que se llamen por sus apellidos –masculló, antes de ir rumbo a su habitación, para dejar sus cosas.

Pero ellos dos no podían llevarse del todo bien, siempre había una tensión entre ambos. Probablemente debido a Naruto. Sirius sabía que Kakashi nunca estuvo y nunca estaría feliz con el hecho que el único hijo de su sensei viviera fuera de Konoha y el mago sabía esto, por supuesto. Jiraiya lo había dejado en claro hace tiempo.

Quiero ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora