Capítulo 32: Comienzan los problemas

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Sirius dejó su mochila en el piso y bostezó, antes de mirar a su hijo.

— ¿Tienes todo listo?

—Sí, creo que sí –respondió Naruto más dormido que despierto.

— ¡Esperen! ¡Esperen! ¡Esperen por mí! –Haku bajó como tromba por las escaleras, llevando una mochila al hombro; cuando los alcanzó respiraba agitadamente—. Uy, casi no llego.

Sirius enarcó una ceja delicadamente.

— ¿Disculpa? ¿Acaso tú no siempre te pones del lado de su papá y dices que el Quidditch es un deporte de bárbaros? ¿No me levantaste tu pequeña nariz en el aire y te negaste a venir con nosotros cuando te pregunté hace cinco días?

—Bien. –Haku apretó sus labios y se ruborizó ligeramente. –Puede ser que lo haya dicho, pero hoy quiero ir al mundial, ¿hay algún problema?

— ¿Por qué? –Naruto angostó sus ojos.

—Porque sí.

Ambos hermanos se dieron miradas desafiantes, porque sabían que Haku no deseaba decir la verdad.

—Ah, pues no sé. Como dijiste que no querías venir, puede que haya tenido que regalar tu entrada –comentó Sirius, mirando sus uñas con interés.

— ¡No lo hiciste! –jadeó Haku, luciendo aterrorizado.

—Oh, bien, mi querido hijo. ¿Por qué iba yo a desperdiciar una entrada?

— ¡No puedes hacerme esto! ¡Tengo que ir al mundial! –gritó Haku, estampando un pie en el piso, como un niño mimado.

— ¿Qué es todo este grito tan temprano? –Severus apareció desde la cocina, con Claret medio dormida en sus brazos.

— ¡Papá! ¡Sirius Black regaló mi entrada al mundial y ha arruinado mi verano! –chilló Haku, señalando acusatoriamente al animago.

— ¿Sirius Black? –preguntó asombrado el aludido.

Severus frunció el ceño.

— ¿Y por qué quieres ir tan de repente, um? Si mal no recuerdo, cuando tu padre te invitó, diste vuelta la cabeza y dijiste que no estabas interesado en esa tontería.

—Sí, sí, dinos por qué quieres ir ahora tan de repente –pujó Naruto.

Encontrándose bajo la mirada de toda su familia, Haku tuvo que ceder.

—Cedric me escribió anoche a última hora, diciéndome que se había olvidado de decirme que iba al mundial de Quidditch.

—Ah... Cedric —gruñó Naruto.

—Sí, Cedric —afirmó Haku, cruzándose de brazos—. Y si tú en verdad regalaste o vendiste mi entrada, nunca te lo voy a perdonar —agregó, mirando a Sirius.

Asombrado, el animago sacó un par de entradas que tenía en el bolsillo y levantó una en el aire.

—Aquí la tengo, pensaba guardar una entera de recuerdo.

—Bien, pero ahora es mía. —Se la quitó de las manos. –Voy a guardarla yo, no vaya ser que tú la pierdas y yo me quede sin entrar —Dicho eso, se dio media vuelta y entró a la cocina.

—Ok, ¿Quién es ese y qué ha hecho con mi dulce e inocente Haku? —preguntó Sirius, todavía sorprendido por la actitud extraña de su pequeño.

—Eso, mi querido amigo, se llaman pubertad y hormonas adolescentes —contestó James Potter, entrando a la casa junto con Harry y Zabuza—. Y pueden convertir a nuestros bebés en monstruos irreconocibles —agregó, mirando a Harry con el ceño fruncido.

Quiero ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora