Capítulo 41: Rescate

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En Konoha, los shinobis no sólo tenían los campos de entrenamientos al aire libre, sino que también había algunos gimnasios, que tenían aparatos especializados para que hicieras entrenamientos de músculos. Era aquí donde Naruto se encontrada el día de hoy, a pecho descubierto y con unos pantalones holgados colgados de sus caderas, mientras levantaba pesas con ambas manos, para que los músculos de sus brazos se mantuvieran como estaban y crecieran un poco más.

En vista de que no fue necesario que vaya en busca de su primo, porque cuando se preparaba para salir, llegó su Patronus con las noticias de que volvía pronto; Naruto decidió que lo mejor sería entrenar su cuerpo, para tener mayor resistencia.

Él era consciente de la mirada que le daba cierto Hyuuga, quien estaba en el otro extremo, usando el caminador. Una vez más, se preguntó qué había estado haciendo su amante en su ausencia. Cierto, él recordaba que Cormac le había hablado de su interés por este muchacho, pero cuando le hizo la pregunta de si "podían incluirlo", Naruto respondió que se lo pensaría. Sin embargo, si la mirada ardiente que Neji le daba era la pista de algo, podía jurar que Cormac se había estado moviendo sin esperar su respuesta.

Media hora más tarde, todavía con la mirada de Neji en su persona, Naruto terminó su entrenamiento y dejó las pesas en sus lugares correspondientes, antes de ir a las duchas. Los pasos que lo siguieron fueron inconfundibles, así que Naruto se desvistió lentamente, dando una demostración y luego abrió la ducha, para que el agua cayera lentamente por su cuerpo, creando hilos tentadores por su piel tostada. Sus oídos captaron un suave jadeo y sonrió malicioso, antes de darse vuelta.

Neji estaba de espaldas a él, con una toalla alrededor de su cintura, pero Naruto podía ver que sus orejas estaban rojas, así que era evidente que se ruborizaba. Sintiéndose con confianza, Naruto abandonó la ducha y así, mojado y desnudo, caminó hasta Neji y lo abrazó por la cintura. Neji tensó como cuerda de violín, pero no se separó.

-He notado que me miras... -susurró a su oído, mirando de reojo por si alguien entraba a los baños. Por suerte estaban solos.

-Uh, bien –Neji se retorció incómodo en sus brazos, pero todavía no se separó. –Lo siento si te molesto.

-Para nada, estoy acostumbrado a que me miren –exclamó arrogantemente, con una sonrisa de lado-. Estoy intrigado, sin embargo, por saber por qué tú de toda la gente me miras como si fuera un pedazo de carne y tú un perro hambriento.

Neji se ruborizó más de lo que estaba.

-Sólo te admiraba.

-¿Seguro? ¿Y desde cuándo? Puedo jurar que antes ni me prestabas atención.

-Siempre te presté atención, sólo que tú no lo notaste.

-¿En serio? –preguntó, fingiendo sorpresa, antes de apretar sus brazos un poco más-. ¿No será que cierto mago rubio te ha estado metiendo algunas cosas en la cabeza?

El dueño del Byakugan tensó ligeramente, dándole la respuesta a Naruto sin que lo diga.

-Puede ser que me haya dicho algunas cosas –susurró.

-¿Y aún así estás interesado? –murmuró, con un pequeño ceño fruncido-. Sé que eres de una familia muy conservadora y tradicional, Neji. No quiero que te metas en problemas.

El pelilargo se separó de los brazos del rubio y se dio vuelta para mirarlo, luciendo defensivo.

-¿Yo no te atraigo?

-Oh, no, nada de eso. –Levantó una mano para acariciarle la mejilla. –Sólo es que no quiero causarte problemas, Neji. En mi mundo puede ser normal lo que Cormac te ha propuesto, pero sé que no lo es por aquí. Sobre todo si tu perteneces a una familia como los Hyuuga.

Quiero ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora