Capítulo 8: La historia de Sirius y Severus

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Fue simple para ellos dos, un día se estaban gritando y maldiciendo en un pasillo oscuro y abandonado Hogwarts y al segundo siguiente estaban compartiendo su primer beso. Bueno, en realidad fue sólo el primer beso para Severus, porque a los quince años, Sirius Black ya había besado casi a la mitad de los estudiantes del colegio. Pero lo importante es que fue el primer beso, juntos.

Siendo el hombre que era, no le llevó más de dos meses el convencer a Severus para que tuvieran sexo. A pesar de lo que se decía en el colegio, aquella fue la primera vez para ambos. Para Black fue la primera vez con un chico. Antes había tenido dos encuentros sexuales con dos chicas diferentes, en momentos diferentes, pero había sido torpe y poco satisfactorio, tal vez porque, inconscientemente, era otro cuerpo el cual Sirius quería tener debajo del suyo, uno más pálido y sin curvas.

Sin embargo, tres semanas después de su primera vez, mientras tenían sexo salvaje en un salón aislado, algo pasó.

-Merlín, Severus, todavía me la aprietas como si fueras virgen –gimió Sirius, mientras embestía sin piedad a su amante.

Severus jadeó y gritó, aferrándose con fuerzas al cuello del Gryffindor.

-Oh... Lily.

Sirius se detuvo en seco y levantó sus ojos, para mirar con incredulidad al Slytherin. Snape lo miró confundido, no entendiendo por qué se detenía.

-¿...qué? –jadeó, necesitando llegar al clímax.

-¿Cómo me llamaste?

Snape se estremeció ante la furia que llevó esa sola pregunta. Miró aún más confundido a su amante, en verdad no sabía de lo que hablaba. ¿Lo había insultado en su momento de pasión? ¡Pero si a Sirius nunca le importó antes que le dijera cosas mientras cojían!

-No entiendo de lo que me hablas, Black –Levantó sus caderas. -¿Continuamos?

-Oh, no –gruñó el chico, sacándose bruscamente del ano de Snape-. Si quieres continuar, ve y busca a la pelirroja.

Tres días después de eso, Sirius Black le dio su peor memoria a Severus Snape. Llevado por los celos, Sirius usó el propio hechizo de su amante en él, lo elevó en los cielos y desnudó a Severus en el patio del colegio, a la vista de cualquiera que quisiera ver.

Pero solo una semana después, Black se arrodillaba enfrente de Snape, agarrando las piernas de éste y rogando su perdón.

-Lo siento, lo siento, lo siento –repitió como un mantra-. Estaba tan enojado, te vi con Lily, muy juntos, y perdí la razón. Por favor, perdóname, Severus, te juro que no lo volveré a hacer.

Para entonces, Sirius había logrado lo imposible, remover del corazón de Severus el amor por Lily. Es más, aquella vez que lo llamó por su nombre, mientras su amante lo hacía suyo, era porque Severus de alguna forma se estaba despidiendo de ella. Con cada embestida, el perro pulgoso se metía más dentro de su corazón y sacaba a la pelirroja, susurrar su nombre en ese momento había sido una despedida.

Enamorado y tonto, Severus lo perdonó.

Fue un par de meses después que la paranoia se apoderó de la mente de Severus. Sirius insistía en que no quería decirle a nadie, ni siquiera a sus amigos cercanos, que estaba saliendo con el grasiento de Slytherin. Siendo un muchacho inseguro, Severus se imaginó montones de excusas del por qué su novio no quería hacerlo y una de ellas fue que él tenía otra pareja.

Sus celos y paranoia no estaban del todo infundados, puesto que había algunas noches que Sirius desaparecía y cuando él le preguntaba dónde estuvo, su amante se ponía nervioso, no respondía y cambiaba de tema.

Quiero ser padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora