Durante la cena, tía Margaret permanece en silencio, el clima está tenso de no haber sido que decidimos salir a comer fuera. El señor Green prometió llevarme a conocer el Times Square al salir de la comida además de un local de sushi estupendo, aprovechando que es sábado. Acordamos con Pete vernos en otra ocasión, ya que sabiendo cómo van las cosas con el matrimonio Green, me gustaría estar presente y ser la causa de su unión.
Cuando mis padres discutían en mis tiempos de pequeña, decían que yo era la causa por la cual no se separaban y valía la pena estar juntos. Hoy en día, yo puedo ser la causa por la que el señor y la señora Green permanezcan en su matrimonio perfecto, así que deduzco que no sería el mejor momento para salir de fiesta con Pete.
El señor Green capta mi atención al desabotonarse los dos primeros botones de su camisa color ocre que hace resaltar el bronceado de su piel mientras pasa unos bocados de salmón envuelto en una pasta verde que deduzco ha de ser de palta y arroz procesados tras servirnos tres copas de vino.
—¿Y qué tal te fue con tus madres, cariño?—le pregunta él a su esposa quien permanece a su lado en la mesa del local.
Ella estuvo todo el día fuera, no sabía que en verdad había salido a visitar a su familia, ¡qué boba! Yo pensando que se fue por la discusión, quizá ni siquiera estaban peleando, lo cierto es que apenas levantaban el tono de voz lo suficiente como para despertarme, lo cual pudo haber sido de manera accidental.
Tia Margaret levanta la mirada pero solo le observa de reojo a su marido.
—Bien, sí, fue...bien—confirma.
—Me alegro. ¿Les enviaste saludos de mi parte?
Ella toma una copa, bebe y luego de una respiración profunda sí lo mira a los ojos y le declara:
—No, cielo. Hablé con ellas de cosas de mujeres.
—Oh, claro, está bien.
—Mis madres y yo hablamos sobre la menopausia—. Acto seguido se vuelve a mí y me pregunta—: ¿Sabes, Megan, lo que es eso?
Sacudo la cabeza en una negativa.
—Alguna vez lo escuché mencionar, leí al respecto, pero no lo recuerdo ahora mismo—le admito.
—Es cuando las mujeres llegamos a cierta edad y dejan de menstruar. A algunas les sucede a los treinta, otras a los cincuenta, pero la edad promedio es alrededor de los cuarenta años. Claro que tú ahora rondando los veinte ni siquiera lo ves como posibilidad, ¿verdad?
Me encojo de hombros.
—Sí, escuché alguna vez—admito para luego preguntar—: ¿No que habían decidido no tener hijos?
Ella vuelve a dar un trago a su copa y se la termina, como si esto le fuese a dar valor para decir las palabras que debe enunciar a continuación.
—Cariño, no sé si es conveniente tener que estresar a Megan con nuestros asuntos—se mete el señor Green—. ¿Y si mejor hablamos de las cosas que podrá ver Megs en el Times Square?
—Claro, ya que no la dejaste que lo hiciera con su amigo.
—Ya sabes que nosotros somos los responsables de ella.
—Si se embaraza también somos los responsables.
Entonces el señor Green emite a modo de respuesta un pensamiento en voz alta como si fuese un detective atando cabos:
—Entonces es eso... Por ese motivo es que tu...le dejaste ir con ese muchacho.
—Sí, Christopher. Ese muchacho es tu empleado.
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El Socio de Papá
RomanceMegan acaba de terminar sus estudios de bachillerato y quiere ayudar a su familia antes de empezar la universidad. Su madre acaba de morir y su padre está con graves problemas en el negocio familiar. Sin embargo, recibe una prometedora propuesta que...