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Me he pedido un taxi. Tengo los sentimientos a flor de piel, quiero confrontar a Margaret y al señor Green para cantarles las cuarenta, jamás un par de personas consiguió en mí la inmensa necesidad pujante de hacer estallar todo dentro de mí.

Del mismo modo que también quisiera gritarle a Richard, pero este ya es asunto de alguien más que yo no puedo resolver.

Suspiro.

Sigo andando y me encuentro con algo sorprendente.

Es mi móvil.

Ha vibrado en mis manos mientras ando por las avenidas en el asiento de atrás de la movilidad que detuve al salir del edificio.

Es un mail.

De la clínica donde me hice el bendito análisis y en su asunto dice "RESULTADOS CLÍNICOS" seguido de mis datos.

Mis manos comienzan a temblar.

La respiración se me entrecorta.

La voz se me quiebra en la garganta.

Mi corazón me zumba en los oídos.

Abro el mensaje.

Mis ojos leen más rápido de lo que mi cabeza cree ser capaz de procesar... Está subrayada la parte donde habla de mis hormonas y de mis procesos de generación de glóbulos en sangre. ¿Qué significa esto?

Sigo leyendo hasta detenerme en...
Carajo.

Ay, carajo.

"Señorita, ¿se siente bien?" la voz del chofer me llega como un eco lejano, de pronto me encuentro sustraída del mundo y la pantalla se vuelve borrosa detrás de la cristalina capa que me oscurece el campo visual...

"¿Señorita?" insiste como un retumbo en mi cabeza.

Yo...

Soy una persona terrible.

Lo que hice no tiene nombre.

Lo que vendrá cambiará mi vida para siempre, esto podría ser tajante para mí.

No.

No estoy bien.

No lo creo.

Porque...

...me encuentro cursando mi primer mes de gestación.

El Socio de PapáDonde viven las historias. Descúbrelo ahora