¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mónaco, 03 de Junio del 2024
CHARLES
Movía el pie con algo de inquietud, intentaba concentrarme en la conversación que tenía mi familia en la mesa pero apenas había podido tocar la comida de la cena. Mi estómago estaba cerrado desde hace unos días, no he estado comiendo como quisiera y empezaba a pensar que me estaba volviendo, tampoco podía conciliar el sueño. Sentía que me estaba comiendo la cabeza, estaba frustrado con todo lo que sentía.
Levanté la vista notando como mis hermanos y mí madre estaban entretenidos hablando, no se habían percatado mi falta de apetito. Igual agradecía que no pregunten la razón, supongo que ya sabían la razón. Me disculpe avisando que iría al baño, solté un suspiro ignorando las miradas de mí familia. Al entrar al baño abrí el grifo para echarme en el rostro, tomé un respiro regresando a verme al espejo.
— El karma está siendo una mierda.
Me dije a mi mismo volviendo a tomar una respiración, me quedé viéndome unos segundos teniendo pequeños recuerdos de momentos como éstos donde me refugiaba en ella. Ella me abrazaba con fuerza dejando varios besos en mi mejilla hasta que pudiera calmarme.
Pero ella ya no está aquí.
Hace dos semanas volví a verla, en el momento que la vi caminando en el aeropuerto la perseguí como idiota queriendo confirmar si era ella. Estaba tan cambiada, mucho más madura a como la recordaba. Se había teñido el cabello, su forma de vestir no se parecía nada a lo que era hace unos años. Ahora se miraba más segura de sí misma, tenía un porte increíble y su aura gritaba sensualidad. No pude despegar mis ojos de ella, así es como terminé haciendo un cambio con la persona que iba a sentarse a un lado de ella junto a la azafata usando la excusa de que no me sentía cómodo sentándome con alguien que no conocía.
Cuando ella me miró pude sentir como mí corazón se había vuelto un desastre, estaba hipnotizado por ella. Sin embargo, ella al verme parecía que se iba a desmayar. Me asusté unos segundos pero ella logró estabilizarse mirándome con molestia. Intenté todo el viaje acercarme a ella, pero había puesto una gran barrera entre nosotros que por un momento pensé en rendirme. Pero, al final del viaje pude ver que en el fondo de ella sigue siendo Brielle.
Esa chica que tiene una pequeña sonrisa, un humor bastante peculiar y esa manera tan especial de hacerme sentir un niño de nuevo. Había pasado tanto tiempo que no me había sentido así, por un momento olvidé que era Charles Leclerc el piloto de formula uno. Con ella sólo era Chaz, el chico que amaba Harry Potter, la música y bailaba fatal.
Cerré mis ojos mientras sostenía mi cuerpo con mis manos en el lavabo, la había visto tantas veces estos días que mi corazón se desenfrena cada vez que sonríe, cada que sus ojos hacen contacto con los míos, cuando por un mili segundo teníamos contacto físico.
Estaba lleno de culpabilidad, me sentía una mierda cada vez que recuerdo las veces que la alejaba de mí y en especial ese día que se fue. Recuerdo como si fuera ayer como sus ojos iban perdiendo el brillo que siempre tenían al verme, debí suponer que esa vez era mi última oportunidad con ella y lo fue, la perdí.
