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Mónaco, 04 de Junio del 2024
AUTUMN
Abrí los ojos gracias a un rayo de sol que caía en mí rostro, hice una mueca volviendo a cerrar los ojos nuevamente sintiendo una punzada en mí cabeza. Bufé levantando mi cuerpo de la cama quedando sentada sin entender bien que es lo que había pasado anoche, tengo pequeños lapsos de recuerdos donde algunos se ven borrosos. Bostecé estirando mi cuerpo, mientras levantaba finalmente de la cama caminando hacía él baño. Me miré en el espejo que todavía estaba usando el vestido de anoche, mí rostro estaba lleno de máscara y tenía el cabello muy desordenado.
Me hice un moño en el cabello mientras tomaba el cepillo de dientes para lavarlos, al terminar lavé mi rostro un poco para luego regresar a la habitación tomando algo para estar aquí. No pensaba salir, por lo que elegí un short algo corto junto a una playera oversize que le había robado a Alex en Canadá. Me bañé algo lento por el dolor de cabeza, salí de ahí al estar lista colocándome mis pantuflas de stitch saliendo de mi habitación. Volví a bostezar un poco estando distraída yendo a la cocina.
—Ya despertaste. —solté un grito en mi lugar volteando a ver a el monagesco quién estaba en la sala de estar con unas bolsas.— Buenos días, bella durmiente.
—¿Q-Qué haces aquí? —parpadee varias veces y sacudí mi cabeza.— Definitivamente estoy loca, ahora estoy viendo a Charles en mí sala de estar.—murmuré a mi misma.
—Vaya, que agradecida eres con quien te trajo a casa anoche. —habló sarcástico.— No sabía que eras así, Brielle, estoy herido.—puso su mano en el pecho de manera dramática.
—¿Tú me trajiste a casa? —lo miré confundida.— Dios, casi no recuerdo mucho de anoche. —me senté en el otro sofá con el ceño fruncido.— ¿Te llamé o algo?
—No, fue Carlos. —le dio un mordisco a su croissant.— Estabas muy loca anoche, hasta me diste una serenata. —me miró burlón.
—¿Qué yo qué? —tapé mi rostro con mis manos dando un pequeño grito de vergüenza.— Dios mío, dime que no hice más estupideces.
—Pues, no sé ¿Debería de contarte? —enarcó una ceja divertido.— Me hiciste quedarme.
—Oh. —miré mis manos nerviosa por aquella confesión.— Lo siento, no quería hacerte sentir incómodo. —mordí mi labio inferior.
—No fue incómodo, fue bastante agradable. —sonrió tranquilizandome.— Ten, te traje comida. Se que te gustan los croissant por lo que te traje uno para desayunar, bueno, casi almorzar. —me extendió una bolsa de las que tenía que dudé en tomarla pero lo hice al final por el hambre.— ¿Te sigue gustando el chocolate caliente? Es que no sabía sí lo seguías tomando pero lo traje igual.
—Gracias. —lo tomé dando un sorbo de el y sonreí.— Charles, enserio lamento que te haya metido en éste embrollo. Por lo que tengo entendido deberían de estar yendo ya mismo a su próximo viaje para la carrera y seguro te atrasé.
