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Portofino, Italia, 16 de Julio del 2024.
AUTUMN
Podía escuchar a las gaviotas pasando a un lado del yate mientras estaba tomando el sol, estaba usando un bikini azul queriendo broncearme. De tanto estar escondida me he vuelto un poco más blanca de lo que debería, así que aprovechando el sol del verano he decidido darle un poco de color a mi cuerpo. Tenía un libro en mis manos terminando de el, no había tenido tiempo para terminar el último libro de los juegos del hambre. Estaba intentando entender sí realmente Lucy Gray había desparecido o muerto.
Mi vista se fue a la dirección donde estaba Charles, parecía entretenido tocando el piano. Desde que se levantó estuvo sentado tocando unas melodías, me había contado que desde el año pasado había sacado algunas canciones. No estaba enterada de ello pero estos días había estado escuchándolos y no podía evitar tener un escalofrío por el cuerpo. Podía sentir la forma que sus sentimientos se transmitían a través de las melodías, a diferencia de hoy, parecía algo más melodías algo más románticas. Lo había dejado sólo para que disfrutará el tiempo con lo que amaba, a parte de las carreras obviamente.
Regresé la vista a mi libro terminando las últimas páginas soltando un suspiro, de verdad que ésta saga había logrado hacerme sentir muchas cosas. Dejé a un lado el libro viendo el paisaje que tenía enfrente de mí, todo estaba muy silencioso a pesar de que escuchaba a Charles con el piano. El cielo se veía muy azul, era más brillante que otras veces y las nubes estaban mejor formadas luciendo como unas cómodas almohadas. Habían algunas montañas enfrente, eran muy verdes con diferentes tonalidades del color y se podía apreciar la variedad de colores por las flores.
Desde que descubrí que amaba la pintura, nunca más miré la vida de sólo un color. Parecía como si todos los colores se volvían más fuerte, me hacían apreciar más la vida. Tomé la cámara a un lado para tomarle una foto, sabía que luego pintaría esto en un lienzo. Gracias a Charles tenía demasiadas ideas para pintar, pero todavía no había logrado plasmarlas o tener un orden mentalmente como quería ponerlo. Así que cada vez que se me ocurría algo lo escribía en el celular, pero gracias a que el monagesco me lo quitó. Decidí tratar de acordarme hasta llegar a Nueva York, y esperaba hacerlo.
—Hey. —el monagesco se sentó en el espacio que había en la tumbona.— ¿Qué miras?
—Admiro los colores de la naturaleza. —me senté mejor sin dejar de ver el lugar.— Siento que ahora todo tiene más color, no sé como explicarlo. —sentí su mano sobre mí mejilla acariciando de ella.
—Estás feliz. —afirmó.— Dicen que la felicidad te hace ver los pequeños detalles de la vida, probablemente es lo que sientes ahora mismo. —suspiré confirmando su teoría.— Tienes un brillo en tus ojos que no había visto en mucho tiempo, Autumn.
—¿Brillo?
—Tienes unos ojos muy expresivos, los primeros años de nuestra relación eran así. —soltó mi mejilla para tomar mí mano.— Es como si volvieras a ser la misma de antes.
