ENST 'Realidad alterna' 22

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Cuando Jaekyung despertó aquella mañana, con la luz del sol apenas filtrándose por las cortinas del hotel, solo tres palabras ocupaban su mente: "No me dejes."

Su rutina estricta, que siempre lo había llevado a salir a trotar al amanecer sin fallar, ahora se sentía irrelevante. Miró a Dan, aún dormido a su lado, con una paz que contrastaba con la montaña de emociones que lo atravesaban.

El hombre que siempre había sido su ancla en la disciplina, el que había seguido su rutina con precisión milimétrica, ahora no podía encontrar la fuerza para separarse de la cama.

Su mundo, una vez centrado en la perfección física, los entrenamientos, el sexo y el trabajo constante, se había volcado por completo.

Lo que Jaekyung quería ahora no era salir a entrenar, sino estar junto a Dan, como si en ese espacio entre las sábanas pudiera detener el tiempo y proteger lo que tenían.

Jaekyung se quedó recostado de lado, observando a Dan en silencio. Le resultaba increíble lo mucho que había cambiado entre ellos. Recordaba cómo al principio, su relación había sido distante, llena de límites no dichos, de barreras que ninguno de los dos estaba dispuesto a cruzar.

Él había sido reservado, atrapado en la imagen pública de "el Emperador", preocupado por lo que el mundo pensaría si mostraba alguna vulnerabilidad.

Y Dan, siempre amable y compasivo, había mantenido sus sentimientos escondidos, temiendo que nunca fueran correspondidos.

Pero ahora... ahora todo era completamente diferente.

El Jaekyung que solía reprimir sus emociones, que siempre había temido abrirse, ahora no quería separarse ni un momento de Dan. El hombre que solía dormir solo, atrapado en sus propias inseguridades, ahora se encontraba acurrucado junto a la única persona con la que deseaba compartir su vida, en cada uno de esos momentos que le quedaban.

Le parecía irreal, como si todo esto fuera un sueño del que temía despertar. Pero al mismo tiempo, sabía que era real. Y ahora que lo había aceptado, no pensaba dejarlo ir.

Jaekyung deslizó una mano suavemente sobre el rostro de Dan, acariciando su mejilla con ternura, como si con ese gesto pudiera sellar el momento.

Lo sentía tan frágil y tan fuerte a la vez. Aunque el miedo de perderlo lo abrumaba, también se sentía agradecido por tenerlo a su lado, por haber sido capaz de reconocer lo que realmente significaba Dan para él.

Inclinándose, Jaekyung depositó un beso suave en la frente de Dan, como lo había hecho él tantas veces. No había necesidad de palabras en ese instante, pero en su corazón, una súplica silenciosa resonaba.

No me dejes, Dan... — pensó, aunque no lo dijo en voz alta, sintiendo una punzada de dolor que lo invadía — Yo no quiero vivir sin ti.

El sol seguía ascendiendo, un recordatorio de que el día comenzaba. Pero Jaekyung, por primera vez en años, decidió que el mundo podía esperar.

Unas horas después...

Mientras conducían de regreso a casa, el suave sonido del motor y el paisaje que se deslizaba por las ventanas creaban una atmósfera tranquila y casi melancólica.

Dan, sentado en el asiento del copiloto, no podía dejar de pensar en Jaekyung. Su mente divagaba, reflexionando sobre lo mucho que había cambiado su relación, y lo drástico del contraste entre el hombre que había conocido al principio y el Jaekyung que ahora estaba a su lado.

Quizá, pensó Dan, ellos dos eran como dos almas perdidas, navegando en un pueblo fantasma, vagando por caminos solitarios sin darse cuenta de que habían estado destinados a encontrarse. Se sentía como si después de todo este tiempo, ambos hubieran descubierto que eran el complemento perfecto del otro, como piezas de un rompecabezas que finalmente encajaban. Uno no podía existir sin el otro. Lo entendía ahora, y aunque la vida los había desafiado de tantas formas, este vínculo entre ellos era lo único que realmente importaba.

Dan buscó la mano de Jaekyung, que descansaba en la palanca de velocidades. Sus dedos temblaban ligeramente, aún débiles, pero necesitaba ese contacto, esa conexión física que confirmara lo que sentía en su corazón.

Cuando sus manos se encontraron, Jaekyung, sin apartar los ojos de la carretera, apretó suavemente los dedos de Dan. Fue un gesto simple, pero cargado de un profundo significado.

En ese momento, Jaekyung llevó la mano de Dan a sus labios y la besó con suavidad. No hubo palabras, pero el gesto lo decía todo. Jaekyung no necesitaba hablar para que Dan supiera lo que sentía.

Era un acto de amor silencioso, de promesa, de devoción. Y aunque seguía manteniendo su atención en el camino, ese beso contenía más ternura y vulnerabilidad de la que Jaekyung hubiera mostrado en toda su vida.

Dan cerró los ojos por un momento, permitiendo que esa sensación lo envolviera. Sentía el calor de la mano de Jaekyung, el latido de su propio corazón, y el suave susurro del viento a través de la ventana.

Todo se sentía extrañamente en paz, como si por fin hubieran encontrado un equilibrio perfecto entre ellos.

No hacía falta decir más, no hacía falta buscar explicaciones ni respuestas. En ese silencio compartido, en ese simple gesto, ambos entendieron que lo que tenían era real, y era todo lo que necesitaban.

Este es el comienzo perfecto de un período en el que ambos hombres realmente podrían experimentar el amor de una manera hermosa.

No había enfermedad, no había fama, solo dos personas que se necesitaban muchísimo.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora