ENST 'Realidad alterna' 27

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Era una noche tranquila, el penthouse estaba sumido en el suave silencio que solo rompía el ligero sonido del viento afuera. Jaekyung había regresado de un día largo de entrenamientos y trabajo, visiblemente cansado. Su cuerpo, siempre acostumbrado a la exigencia física, ahora se dejaba caer pesadamente sobre el sofá. Sin decir una palabra, se acomodó en el regazo de Dan, recostando su cabeza sobre él mientras cerraba los ojos.

Dan, sonriendo al ver a Jaekyung tan relajado, comenzó a masajear suavemente su cabeza. Sus dedos deslizándose por su cabello, aplicando la presión justa que sabía que lo relajaría. Jaekyung dejó escapar un suspiro largo y profundo, claramente disfrutando del gesto.

— Me gusta esto — murmuró Jaekyung, sin abrir los ojos — Me relaja... mucho.

Dan rió por lo bajo, disfrutando del raro momento en el que Jaekyung, normalmente estoico y fuerte, mostraba su lado vulnerable.

— ¿Sí? Entonces tendré que hacerlo más seguido.

Jaekyung no respondió, solo asintió levemente mientras se hundía más en el regazo de Dan, completamente rendido ante el masaje.

Pero sin querer, Dan dejó que sus dedos rozaran las orejas de Jaekyung, que tenían la característica textura rugosa de las orejas de coliflor, un resultado de los muchos años de peleas. De inmediato, Jaekyung hizo un puchero involuntario, un gesto tan fuera de lugar para él que a Dan no le pasó desapercibido.

Dan, divertido, no pudo evitar sonreír al verlo.

— ¡Jae! Pareces un gato enojado cuando haces ese puchero — dijo entre risas.

Jaekyung abrió un ojo, lanzando una mirada de leve reproche, aunque su fatiga lo hacía menos intimidante de lo que pretendía.

— No me gustan mis orejas — dijo Jaekyung, su voz sonaba con su característica voz grave y algo apagada por el cansancio — Siempre las he detestado.

Dan, sin detener el masaje, observó las orejas de Jaekyung con curiosidad. Eran las marcas visibles de los años de lucha y sacrificio en el deporte que Jaekyung tanto amaba. Pero para Dan, esas imperfecciones solo sumaban al encanto del hombre que tenía en sus manos.

— No lo entiendo — dijo Dan en tono suave — A mí me gustan... Creo que hacen que seas más... tú.

Jaekyung bufó con resignación, todavía sin abrir los ojos.

— No tienes que decirme eso solo para hacerme sentir mejor.

— Pero no lo digo por eso — insistió Dan, deslizando suavemente sus dedos por la frente de Jaekyung, antes de volver a acariciar su cabello — Se me hacen muy bonitas.

— ¿De verdad se te hacen bonitas? — dijo Jaekyung, que abrió los ojos al escuchar esas palabras, girando la cabeza solo lo suficiente para poder mirar a Dan. Había una mezcla de confusión y curiosidad en su rostro.

Dan continuó hablando, su tono calmado pero lleno de convicción.

— En alguna historia que leí me quedé con una frase que me gustó... las obras más bellas, incluso las más admiradas, siempre tienen pequeños defectos — dijo Dan — Pero esos defectos... son los que las hacen especiales, únicas... Si fueran absolutamente perfectas, serían aburridas, predecibles... Las imperfecciones, como las tuyas, son las que hacen que alguien sea aún más interesante.

Jaekyung lo miró, procesando lo que acababa de decir. Nunca había pensado en sus imperfecciones de esa manera. Para él, las marcas de las peleas eran un recordatorio de su duro pasado, de las veces que había caído y se había levantado. Pero escuchar a Dan describirlas con tanto cariño lo hizo sentirse algo incómodo, pero en el buen sentido.

Dan sonrió juguetonamente, aprovechando la oportunidad para seguir molestando un poco a Jaekyung.

— Además, cuando haces ese puchero, eres bastante adorable.

Jaekyung frunció el ceño de inmediato, y aunque intentaba ocultarlo, el ligero sonrojo que se formaba en sus mejillas lo traicionaba

— No soy adorable — refunfuñó el ojigris con voz grave, su mirada entrecerrada estaba fija en Dan. Sin embargo, Dan no pudo evitar reírse.

— Sí, claro — replicó Dan con una sonrisa traviesa — Vamos, Jaekyung... Lo eres... Aunque sé que te cuesta admitirlo.

Jaekyung dejó escapar un suspiro, resignado a la situación.

— De acuerdo, de acuerdo... Soy... 'adorable' — Dijo finalmente, sus palabras arrastradas por la vergüenza que sentía al admitirlo — ¿Contento?

Dan no pudo contener su risa ante la evidente incomodidad de Jaekyung.

— Muy contento — dijo el castaño, acariciando nuevamente su cabeza como premio por su confesión.

Jaekyung cerró los ojos de nuevo, intentando volver a relajarse después de esa pequeña tortura emocional. Aunque no lo admitiera, le gustaba cómo Dan encontraba pequeñas formas de desafiar su dureza, obligándolo a bajar la guardia.

— Ahora sigue con el masaje — murmuró Jaekyung, su voz suave y algo adormilada — Pero no vuelvas a tocar mis orejas.

Dan sonrió mientras obedecía, sus dedos volviendo a deslizarse por el cabello de Jaekyung con una ternura que solo se reservaba para él.

— Lo que tú digas, gato enojado.

Dan, con sus manos expertas, aún masajeaba suavemente la cabeza de Jaekyung, quien tenía los ojos cerrados, disfrutando del momento... El peso de la semana parecía desvanecerse entre esos dedos que siempre lograban calmarlo.

— Podría acostumbrarme a esto — murmuró Jaekyung, sin abrir los ojos.

— ¿A esto? — preguntó Dan, riendo suavemente — ¿A mis masajes?

— A ti.

Dan se ruborizó un poco, pero no dijo nada. Solo sonrió y continuó, dejando que el silencio hablara por ellos.

Después de un rato, Jaekyung abrió los ojos y, al girarse, notó que el suéter de Dan se había levantado un poco, dejando expuesta una franja de su abdomen.

Jaekyung no pudo resistir.

Con una sonrisa traviesa, decidió devolverle a Dan un poco de su propia medicina. Ahora era su turno.

— ¿Qué haces? — preguntó Dan, medio riendo al notar la expresión de Jaekyung.

Pero antes de que pudiera decir algo más, Jaekyung metió su cabeza bajo el suéter de Dan, rozando su piel y usó su cabello a su favor, provocándole cosquillas a Dan. Dan soltó una carcajada, retorciéndose entre risas mientras intentaba apartarlo.

— ¡Jaekyung, no! — gritó Dan entre risas, su voz entrecortada por las cosquillas — ¡Eso hace cosquillas!

— No me llames lindo nunca más — dijo Jaekyung, su voz amortiguada por el suéter, lo que lo hacía sonar aún más divertido.

— ¡Eres adorable! — replicó Dan, sin poder contener su risa.

Jaekyung siguió moviendo su cabeza, frotando su nariz y su barba incipiente contra el abdomen de Dan, quien no podía parar de reírse. Al final, ambos se dejaron caer sobre el sillón, agotados de tanto reír, pero con sonrisas gigantes en sus rostros.

— Esto es lo que te pasa cuando te burlas de mí.

Dan, jadeando por las risas, lo abrazó por encima del suéter, apretándolo con fuerza.

— Vale, vale, me lo merecía — dijo Dan — Pero solo tú puedes ser adorable y atractivo al mismo tiempo.

Jaekyung se removió bajo el suéter, retorciéndose de nuevo por la vergüenza, pero esta vez, no dijo nada. Solo dejó que Dan lo abrazara, disfrutando del tierno caos que siempre compartían.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora