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[Aún no pongan la canción, hasta cuando se los indique]

Bien... Todavía lo hicieron dos veces más en la tina y en la regadera, y después de pedir que cambiaran las sábanas, ambos se dispusieron a dormir, pero esta vez había un ligero cambio en la forma en la que dormían, los dos estaban desnudos, cubiertos por una sábana blanca, abrazados, piel con piel, sin necesidad de que hubiese algún contacto sexual, simple pero para ellos era la muestra más genuina de amor que podían demostrar de una forma mutua.

Dan, estaba dormido sobre el pecho de Changmin, creando un hermmoso contraste entre el tono de sus pieles, Dan era pálido, y Changmin era ligeramente de un tono más almendrado comparado con la piel de su enamorado...

Changmin abrazaba con delicadeza al ojimiel por la cintura, acariciando constantemente la marca que dejó su cirugía, el tatuaje más bonito y hermoso que jamás hubiese existido sobre la faz de la tierra para él

Las piernas de ambos estaban entrelazadas, ya hacían esto desde que cuando Dan se puso mal con su segunda quimioterapia y el ojimarrón estaba temblando de frío, una forma para sentirse seguros entre los dos y recordarse que estaban el uno para el otro sin importar cual fuese el obstáculo, ambos no estaban solos...

La mañana no tardó en llegar, Dan se removió un poco, moviendo su cabeza, frotando un poco su cabellera, que ahora era más fina, efecto secundario de la quimioterapia, causando también que Changmin soltase un quejido y apretase más a su novio contra él... Aunque no contaban con que, sin querer, la cabeza de Dan quedase entre los pectorales/almohadas de Changmin...

Dan empezó a abrir los ojos, siendo el pecho de su amado lo primero que vería al despertarse, provocando un enorme sonrojo en él...

El ojimiel, empezó a removerse, incorporándose en la cama, dejando el brazo de Min sobre su regazo, que luego movió y se levantó de la cama, notando que el cielo empezaba a pintarse de un hermoso tono rosado, no tardaba mucho en que el sol se alzase glorioso en el cielo... Dan se colocó su pants negro, y se sentó frente al enorme ventanal a ver el amanecer, aunque no podía ver el sol, podía imaginarse la pintura más pacifica y cambiante hacer acto de presencia...

Min, despertado por la ausencia de Dan en la cama, se levantó y se puso también ropa interior y su pants rojo antes de caminar hacia la ventana. Se detuvo un momento para observar a Dan, sonriendo ante la serena figura de su novio absorto en el paisaje. Luego, se sentó junto a él, recargando su cabeza en el hombro de Dan.

— Sentía la cama un poco sola — confesó el ojimarrón en voz baja y ronca, con un tono lleno de cariño y una ligera nota de vulnerabilidad.

Dan sonrió y le dio un suave beso en la cabeza.

— Buenos días bello durmiente — dijo Dan, la imagen de Min con apenas los ojos abiertos y su cabello prácticamente hecho un desastre, como si le hubiese explotado el boiler dirían en mi país, le era muy adorable, nada comparado con lo sexy y dominante que se comportó la noche pasada — Te veías muy cansado que no quería despertarte.

— No importa — respondió Min, contento, disfrutando de la cercanía y el calor de Dan, levantando la vista para mirar el cielo junto a él — Es bonito estar aquí contigo, viendo el amanecer.

[A partir de aquí, reproduzcan la canción]

Ambos se quedaron en silencio, observando cómo el cielo pasaba del azul oscuro al rosa y al naranja, y por el cual, una parvada surcaba el hermoso cielo, disfrutando del momento compartido. La calma de la mañana se reflejaba en sus corazones, y el amor que sentían el uno por el otro llenaba el aire con una dulzura palpable.

Min notó la expresión pensativa en el rostro de Dan y no pudo evitar preguntar.

— Danny... ¿En qué piensas, amor?

Dan suspiró, mirando el cielo que se iluminaba cada vez más. 

— Solo... Estaba recordando el día en el que recibí el diagnóstico de la leucemia.... 

La mirada de Changmin se suavizó.

— Al oír esas palabras, yo... Sentí que mi vida se había acabado, que no duraría mucho más... Creía que estaría muerto — dijo Dan, quien hizo una pausa mientras en sus ojos se iban agolpando las lágrimas — Pensé que el tiempo ya se había acabado para mí... Ahora, puedo ver cuánto ha cambiado mi vida desde que empecé a convivir más contigo... y me fui enamorando de tí gradualmente... Me hace sentir como si todo ese dolor se hubiera transformado en algo bello, como un grano de arena convirtiéndose en una hermosa perla.

Min lo escuchó atentamente, sintiendo el peso de las palabras de Dan.

— Sentía que era demasiado tarde para mí — prosiguió Dan, con un nudo en la garganta — Pero ahora, contigo a mi lado y sintiendo que un enorme peso se ha liberado de mí, siento que aún no es tarde para seguir viviendo, incluso si recaigo... Siento que realmente por fin estoy viviendo...

Min lo miró con ternura.

— No, Dan — dijo el ojimarrón con firmeza, tomando las manos de Dan entre las suyas — No fue tarde para un nuevo comienzo... Cada día es una nueva oportunidad para vivir, amar y ser felices... Estoy orgulloso Dan... Mereces ser feliz...

Las palabras de Min resonaron profundamente en el corazón de Dan. Se miraron a los ojos, compartiendo una conexión tan profunda que parecía que el mundo entero desaparecía a su alrededor. En ese momento, el hermoso recordatorio de que siempre se tendrían el uno al otro, sin importar lo que el futuro les deparara apareció.

Se abrazaron con fuerza, sintiendo el calor y el amor del otro, encontrando consuelo y esperanza en la cercanía. Mientras el amanecer llenaba el cielo con su luz dorada, Dan y Min se aferraron a su promesa de amarse, simbolizada por los anillos que llevaban en sus manos, listos para enfrentar juntos cualquier desafío que la vida les presentara. El resplandor del nuevo día les recordaba que cada momento era un regalo, una oportunidad para amar y ser amados.

El tiempo es incesante y efímero, y la única variable que el ser humano no puede controlar. El cáncer, con toda su brutalidad, les había enseñado a valorar esos segundos, a no dar por sentados los días, a encontrar belleza incluso en los momentos más oscuros. La lucha contra esta enfermedad no fue solo una batalla física, sino una prueba de la fortaleza del espíritu del humano, de la capacidad de amar y ser amados en los tiempos más difíciles.

Las personas que padecen cáncer son unos grandes guerreros en una batalla invisible, sus victorias y derrotas grabadas en sus corazones y en las de aquellos que los aman. Sus historias de valentía, resistencia y esperanza son recordatorios de que la vida, aunque finita, puede resultar el algo hermoso, y significativo. Es en esa finitud donde reside la verdadera esencia de nuestra existencia, la capacidad de encontrar la belleza en lo efímero y el valor en cada respiro.

Al final, la vida es finita, y es precisamente esa finitud la que le otorga su magia. Cada sonrisa, cada lágrima, cada momento compartido se convierte en un tesoro inestimable. En esta lucha, Dan y Min habían aprendido que el amor y la esperanza pueden surgir de los lugares más oscuros, de los lugares sin esperanza, y de los lugares menos esperados, y que cada amanecer trae consigo la promesa de un nuevo día, y que mientras estén juntos, siempre habrá una razón para seguir adelante.

No, Kim Dan.

No fue tarde.
















Fin.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora