ENST 'Realidad alterna' 13

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Dan estaba recostado en la enorme cama de Jaekyung, sintiendo el peso del agotamiento mezclado con la incomodidad de la situación.

La cama le resultaba familiar, aunque no por motivos reconfortantes. Las pocas veces que habían compartido ese espacio era después de noches de intimidad, momentos fugaces y sin compromiso.

Pero al despertar, siempre había sido igual: o Jaekyung ya no estaba, o Dan volvía a la habitación de huéspedes, resignado a la rutina de la distancia que Jaekyung solía imponer después de esos encuentros sexuales.

El cansancio en su cuerpo le pedía que descansara, pero la mente de Dan no podía detenerse. Con la laptop sobre sus piernas, revisaba contactos, buscando posibles candidatos para el puesto de fisioterapeuta en el gimnasio. Su reemplazo, Dan quería asegurarse que fuese igual o mejor que él.

Sus días allí ya estaban contados, no solo por su condición física, sino porque había decidido no someterse a más tratamientos.

Aun así, se aferraba a esa última tarea, intentando asegurar que el gimnasio no se viera afectado por su inevitable ausencia.

Estaba tan concentrado en la pantalla que no se dio cuenta de que Jaekyung había entrado en la habitación. En un movimiento inesperado, sintió cómo Jaekyung le quitaba la laptop de las manos, cerrándola con un gesto decidido.

Dan lo miró sorprendido, pero antes de poder protestar, Jaekyung ya se había acomodado junto a él en la cama. Aquella cercanía, que en el pasado solía preceder algo superficial, ahora parecía cargada de un peso emocional diferente.

— ¿Qué haces...? — preguntó Dan en un susurro, con una mezcla de confusión y cansancio en su voz.

Jaekyung lo miró con una intensidad que lo desarmó, como si en sus ojos se escondieran todas las palabras que nunca había dicho.

En el pasado, Jaekyung le había dejado claro que lo único que Dan debía hacer era su trabajo. Era una relación que parecía estar siempre medida por la utilidad, por el desempeño, por el compromiso profesional.

Pero ahora, ese hombre, que solía ser tan frío y emocionalmente distante, estaba acostado a su lado, en la misma cama, sin prisas, sin la habitual barrera entre ambos.

— Quiero que descanses — dijo Jaekyung con voz baja, pero firme.

Dan parpadeó, incrédulo ante la sencillez de las palabras y el cambio que representaban. No había órdenes, no había exigencias, solo una genuina preocupación que antes hubiera sido inimaginable.

Jaekyung se estiró en la cama, girándose hacia Dan para envolverlo con su brazo, tirando suavemente de él para que se acomodara contra su pecho. Dan, aunque dudoso, permitió que el abrazo lo envolviera, la calidez del cuerpo de Jaekyung contrastaba de manera aterradora con los recuerdos fríos de tantas mañanas en las que había despertado solo.

Por un momento, Dan pensó en resistirse, en recordar todas las veces que había querido más de lo que Jaekyung estaba dispuesto a darle, pero ahora, en este instante, ese Jaekyung distante no existía.

Este Jaekyung no quería que trabajara, no le pedía que se esforzara, solo quería que descansara, y eso lo desconcertaba.

Dan cerró los ojos, respirando hondo mientras su cabeza se apoyaba en el pecho de Jaekyung. Sintió el ritmo constante de su respiración y, por primera vez en mucho tiempo, permitió que su propio cuerpo se relajara, al menos por esa noche.

Después de asegurarse de que Dan estuviera profundamente dormido, Jaekyung se levantó de la cama con cuidado para no despertarlo.

Caminó de la habitación  cerrando la puerta detrás de él. El frío nocturno de Seúl lo envolvió, pero su mente estaba demasiado ocupada como para sentirlo realmente. Con su teléfono en mano, se quedó unos momentos mirando la pantalla, pensando en todo lo que tenía que hacer, todo lo que había dejado pendiente.

Sabía que la conferencia de prensa post-pelea, ya reprogramada varias veces, era importante para su carrera, para su imagen. La pelea había sido su gran regreso al mundo de las artes marciales mixtas después de su lesión, y todos esperaban escuchar su versión de la pelea, su futuro, sus próximos pasos.

Pero todo eso ahora le parecía insignificante en comparación con la situación que tenía con el hombre acostado en su cama. El hombre que ahora más significaba para él, aunque nunca lo hubiera dicho en voz alta, estaba luchando por su vida, y Jaekyung no podía permitirse apartarse de su lado, no ahora.

Con un suspiro pesado, marcó el número de su entrenador. Cuando la llamada fue respondida, Jaekyung habló antes de que su entrenador tuviera la oportunidad de decir nada.

Milagro que realmente hayas marcado, Jaekyung — dijo el entrenador Park — ¿Dan está bien?

— Ojalá fuera así... La doctora me comentó que su tratamiento ya no está funcionando... Te llamé para avisarte que... No voy a ir a la conferencia — dijo Jaekyung, su voz firme, pero con un tono que delataba el peso emocional que estaba soportando — No me importa lo que digan los medios, ni los contratos, ni la pelea... Voy a estar ausente unos días.

Jaekyung, todos están esperando tu declaración... Esto podría afectarte más de lo que piensas — respondió el entrenador, intentando ser razonable.

— No me importa — repitió Jaekyung con un tono más cortante esta vez — Dan me necesita. No pienso moverme de aquí hasta que él esté bien.

Hubo un silencio en la línea antes de que su entrenador suspirara, sabiendo que no había nada que pudiera decir para hacer cambiar de opinión a Jaekyung cuando ya había tomado una decisión.

— Bueno... Cuida a Dan si supongo que por eso no asistirás ni irás a entrenar... Cuando tengas ganas de volver, harás tus cosas pendientes.

Jaekyung dejó caer el teléfono sobre una mesa cercana, su mirada perdida en las luces de la ciudad. Todo lo que quería en ese momento era que Dan estuviera seguro, que dejara de sufrir. Ya había fallado muchas veces en expresar lo que realmente sentía, en estar allí para Dan cuando lo había necesitado.

Pero esta vez, no lo dejaría solo. Ya no más.

Tomó aire profundamente antes de hacer una segunda llamada, esta vez a los que son amigos de Dan, les explicó la situación, pidiéndoles que cubrieran por él en los próximos días, asegurándoles que él se encargaría de todo una vez que las cosas estuvieran más estables.

Los amigos de Dan, aunque sorprendidos por escuchar la voz de Jaekyung hablando sobre cuidar a Dan, aceptaron sin dudarlo.

Jaekyung colgó y se quedó observando la ciudad en silencio. Todo lo que alguna vez le importó, las peleas, la gloria, la imagen que proyectaba al mundo palidecía ante la fragilidad de la vida de Dan.

Nada de esa mierda importaba ya, lo único que importaba era cuidar al hombre que una vez lo cuidó.

Y no podía permitirse perderlo.

Estaba siendo egoísta, pero ahora que tenía la oportunidad de finalmente redimirse con él, haría cualquier cosa para no perderlo y demostrar que tal vez había una segunda oportunidad.

[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora