[Fanfic/AU] Espero no sea tarde (Jinx)

ENST 'Realidad alterna' 19

Jaekyung rara vez tenía días libres, y mucho menos los disfrutaba de la manera en que lo estaba haciendo en esta playa. Todo parecía más sencillo y liviano, como si, por un breve momento, el peso del mundo hubiese quedado atrás. Estos días eran diferentes, los mejores que había tenido en mucho tiempo, y no era solo por el paisaje paradisíaco, sino por la compañía de Dan, que ahora veía con nuevos ojos, y le gustaba.

Después de un rato de haberse sumergido en el agua para refrescarse, Jaekyung salió del mar.

El sol, en su descenso hacia el horizonte, dibujaba perfectamente su silueta, resaltando cada músculo en su cuerpo mojado. Dan lo miraba desde la sombra, observando cómo Jaekyung se acercaba, el agua aún resbalando por su piel, mientras sus pasos seguros hacían eco en la arena.

En cualquier otro momento, habría sido fácil para Dan quedarse admirando su físico, reconociendo que, al principio, ese había sido el mayor atractivo de Jaekyung para él.

Sin embargo, algo había cambiado.

Mientras Jaekyung se acercaba, el brillo de su figura muscular palidecía en comparación con lo que Dan ahora apreciaba más profundamente: la manera en que Jaekyung había comenzado a actuar con él después de aquella petición.

El como cuidaba cada detalle, cómo lo trataba con delicadeza, casi con una ternura que nunca pensó que vería en él. Ese lado protector, atento y afectuoso, se había vuelto lo más valioso para Dan, más que cualquier rasgo físico que alguna vez lo había atraído.

Jaekyung, sin camiseta, con solo un pantalón corto de baño, llegó hasta donde estaba Dan. Se agachó a su lado, y sus ojos se encontraron. Dan, aún débil, pero más consciente que nunca de lo que realmente importaba, sonrió levemente.

- Te ves bien - murmuró Dan con un toque de humor, intentando aligerar el momento, pero sus ojos revelaban una admiración más profunda, una que iba más allá de la simple apariencia.

Jaekyung le devolvió una sonrisa, inclinándose para pasarle una toalla.

-Gracias -respondió, como si no notara la profundidad del cumplido, pero había una conexión en sus miradas que no necesitaba más palabras.

Dan, queriendo ahora sentir la arena y el mar, quería caminar un poco por la playa a pesar de la debilidad que sentía en sus piernas, intentó levantarse con la ayuda de Jaekyung. Su cuerpo temblaba levemente, debilitado por la enfermedad, pero su espíritu estaba firme.

Jaekyung, siempre atento a cada detalle, lo observaba con una mezcla de preocupación y cariño. Sabía que Dan necesitaba sentir que aún tenía el control de su cuerpo, que podía hacer algo por sí mismo.

Jaekyung tomó un bote de protector solar y, como si fuera una excusa casual, dijo:

- Deberías ponerte esto antes de caminar... Tu piel está más sensible ahora... - dijo el azabache, mientras comenzaba a aplicar el protector en los brazos y el cuello de Dan con movimientos suaves.

Dan, un poco sorprendido pero agradecido, dejó que Jaekyung lo cuidara, sintiendo el contraste de su piel fría bajo el cálido sol.

Jaekyung, buscando la manera de no hacer que Dan se sintiera inútil o demasiado dependiente, se giró de repente y le extendió el protector.

-¿Te importaría ponerme un poco en la espalda y los brazos? -preguntó, con un tono ligero que hacía parecer que era algo sin importancia, casi como una rutina entre amigos o colegas.

Dan parpadeó, un poco confundido al principio, pero luego entendió. Jaekyung estaba dándole la oportunidad de hacer algo, de sentir que todavía podía contribuir, que no todo estaba perdido.

- Pero estás mojado.

- O bien... Hazme un masaje... Ya tenía rato que no nadaba, siento un poco tenso.

- ¿Como si fuera una de mis sesiones de fisioterapia? - dijo Dan, intentando contener una risa que salió más suave de lo esperado.

- Exactamente - respondió Jaekyung, inclinándose para darle fácil acceso a su espalda.

Con movimientos lentos y algo torpes por la falta de fuerza, Dan comenzó a masajear un poco la espalda de Jaekyung. Sus manos, aunque seguían algo débiles, recorrieron la piel cálida y tersa del peleador, sintiendo la firmeza de cada músculo bajo sus dedos.

Por un breve instante, recordó cómo en el pasado él mismo había sido fuerte, cómo había trabajado con atletas día tras día, ayudando a recuperar sus cuerpos para que pudieran dar lo mejor de sí mismos. Ahora, en este pequeño gesto, sentía un consuelo, una sensación de normalidad que tanto había extrañado.

Cuando terminó, Jaekyung se giró con una sonrisa y le dio unas palmaditas suaves en los brazos.

- Perfecto, ahora estamos listos - dijo el ojigris, ofreciendo su brazo para que Dan se apoyara mientras comenzaban a caminar por la orilla, dejando que el mar acariciara suavemente sus pies mientras avanzaban. Aunque el camino fuera corto y las piernas de Dan temblaran, en ese momento, ambos compartían un silencio que lo decía todo.

La brisa del mar les envolvía suavemente, cargada con la salinidad del agua y el susurro de las olas que rompían suavemente en la orilla. Dan, caminando al lado de Jaekyung, apoyaba su peso contra él, sintiendo la calidez de su cuerpo a través de la delgada camisa que llevaba puesta. El aire estaba fresco, pero no incómodo, y los colores del atardecer pintaban el horizonte en tonos cálidos de rosa y naranja, dándoles un ambiente casi onírico mientras caminaban juntos por la arena húmeda.

Jaekyung miraba al frente, observando a sus amigos jugando cerca del agua, riendo y lanzando una pelota entre ellos. Dan también los observaba, pero a diferencia de su mirada distante, Dan parecía más absorto en sus propios pensamientos, reflexionando sobre cómo había llegado a este punto en su vida.

Por primera vez en mucho tiempo, Dan se sentía en paz.

No era solo el alivio temporal de estar en compañía de alguien que amaba, aún si sus sentimientos eran no correspondidos; era una paz que venía de la aceptación, de haber superado los muchos obstáculos que la vida le había arrojado.

Su enfermedad, las quimioterapias, el dolor constante... todo eso aún estaba presente, pero por primera vez, sentía que había llegado a un lugar en su vida donde podía soltar el peso de esos problemas.