CAPITULO 18

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Adriel

Busqué a Emma por todos lados. 

¿Dónde coño se había metido? 

Tenía que hablar con ella antes de que llegara Alejandro Ramírez. Alejandro era el mayor magnate de la hostelería en la ciudad. Uno de los peces más gordos. Estaba a punto de cerrar el contrato más importante de mi carrera y esa fiesta era parte del juego. No había nada que estuviera por encima de mi dinero y mi trabajo, y aunque no iba a ser distinto esta vez, me estaba resultando especialmente difícil mantenerme concentrado cuando no podía sacar a Emma de mi puta cabeza. 

Había pensado pasar a recogerla al final de la noche, hablar sobre la situación, establecer límites claros. Sin embargo, tuvo que aparecer por la fiesta. Y con Paula, ¿en qué momento esas dos se habían hecho tan amigas? 

Lorena y Natalia seguían en la cocina, justo donde las dejé, jugando a un estúpido juego de adolescentes para ver quién de las dos era capaz de emborracharse primero. 

—¿Habéis visto a la chica que estaba aquí sentada hace un rato? —les pregunté.

—¿La cara Póker? —balbuceó Natalia. 

Al parecer, iba ganando. 

Decidí ignorar el modo en que se había referido a Emma. Sólo esa vez. Sólo porque era el alcohol quien hablaba por ella.

—¿La habéis visto o no? —Volví a preguntar, esta vez más serio. 

Lorena se despegó unos segundo de la pantalla de su móvil y miró a su amiga con complicidad, buscando que se riera de la estupidez sin gracia que estaba a punto de soltar. 

—Nos preguntó dónde había un baño, puede que se le haya complicado la noche y siga en algún retrete. 

Ambas estallaron de risa. Yo solo corrí escaleras arriba. 

En los baños de la segunda planta no había nadie. Tampoco en ninguna de las seis habitaciones. Antes de subir al resto de pisos, recorrí el pasillo que conducía a la terraza. 

¿Y si se había marchado? podría ir rápido hasta su apartamento. Miré el reloj. Ramírez llegaría en nueve minutos. 

Mierda. 

El viento fresco de la noche me recibió en cuanto puse un pie fuera. Ahí estaba. 

Llevaba un vestido ajustado de color blanco, con la espalda y gran parte de sus largas piernas al descubierto. 

Sentí una familiar y dolorosa tensión en mi entrepierna. 

—Emma —carraspeé y hundí las manos en los bolsillos de mi pantalón—. ¿Que..qué tal va la fiesta? —pregunté a sus espaldas. 

Ella ladeó la cabeza lo justo para mirarme.

—No son lo mio. 

Observé que sostenía un vaso de cristal en las manos. Me acerqué despacio.

—Joder ¡¿Eso es alcohol?!

Ella esbozó una sonrisa lánguida mientras asentía, y por alguna razón, se me vino el mundo encima. Agarré su mano libre y giré su cuerpo en mi dirección.

—¿Qué te pasa, Emma? —su mirada se cristalizó. La abracé fuerte contra mi pecho—. Tranquila, estoy aquí. 

Parecía tan pequeña. Tan frágil entre mis brazos. Levantó la vista sin despegar su cuerpo del mío. La luz de la luna iluminó su piel pálida y el increíble azul de sus ojos.

—¿Tú también vas a irte? —preguntó. Recogí su fino rostro entre mis manos.—No iré a ningún lado, ¿vale? Estoy aquí, contigo. 

Una sonrisa tímida afloró en sus labios. Acerqué mi cara a la suya. Ella no la apartó. Nuestros labios estaban a un suspiro de tocarse...

—¡Adriel! —exclamó Eric desde el umbral de la puerta. 

La solté rápidamente, tanto que pude ver de reojo la confusión dibujada en su cara. 

—El señor Ramírez está abajo. —Mi socio alternó la mirada entre Emma y yo, con una expresión que prometía un futuro interrogatorio. 

—Le ha sentado mal la copa —me excusé—, dile a Alejandro que me retrasaré unos minutos.

—¿Qué? 

—No voy a dejarla sola, ¿vale? 

Eric resopló.

—Este es el mayor contrato que se nos ha presentado en años, no lo haremos esperar. —Sacó el móvil de su bolsillo.—Llamaré a Paula para que esté con ella.

<<Solo es una camarera, solo una empleada mas>>

 Suspiré.

—Tienes razón, vamos —Lo seguí para entrar en casa.

Mientras avanzábamos por el pasillo, eché un último vistazo hacia atrás. Ella se había vuelto a apoyar sobre la barandilla, con su cabello negro recogido sobre un solo hombro y las piernas cruzadas.

<<Estoy perdido...>>



El fin de un nuevo comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora