𝟰𝟮. 𝗙𝗔𝗩𝗢𝗥𝗜𝗧𝗘 𝗦𝗢𝗡𝗚

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— Gran plan, Thomas —dijo el pelinegro con sarcasmo—. "Vamos a ver qué tiene que decir" —cito sus palabras—. Funcionó tu plan de maravilla

— Cierra la boca, Minho —habló con molestia.

Ahora estábamos todos de cabeza, literalmente.

Estábamos atados al techo con una cuerda, y debajo de nosotros no había nada, solo muchos pisos de caída directa al suelo. Una muerte segura en caso de que alguien caiga desde aquí.

Afortunadamente ninguno tenía vértigo.

La sangre ya había subido a mi cabeza y me sentía mareada, muy mareada.

— Tal vez pueda alcanzar la soga —se estiró en un intento fallido.

— ¿Disfrutando de la vista? —hablo el hombre apareciendo entre las sombras.

— ¿Ahora qué quieres? —dije sin un toque de sutileza.

— Esa es la cuestión —dijo lentamente—. Mis hombres quieren venderlos de vuelta a Cruel… La vida los hizo conformistas… pero yo no soy así —se acercó más a nosotros—. Y algo me dice que tú tampoco lo eres —dijo mirandome.

— ¿Se me subió la sangre a la cabeza o este loco está diciendo tonterías? —el hombre le dió una mala mirada a Minho ante eso.

Camino hasta estar frente a Thomas— Dime lo que sabes del brazo derecho —exigió.

— ¿Que no eran fantasmas? —dijo Newt.

— Yo creo en los fantasmas… Especialmente cuando los oigo hablar en las ondas de radio —confesó.

Camino hasta la palanca que hacia que nos mantuvieramos en nuestro lugar y no cayeramos más de diez pisos abajo.

— Ustedes díganme lo que saben y podríamos llegar a un acuerdo

— Yo no… No sabemos mucho

El hombre no lo creyó, bajo un poco la palanca, amenazando con dejarnos caer.

— ¡No, no, está bien, está bien! Se ocultan en las montañas —confesó el castaño—. Y atacaron a Cruel, y tienen a varios jóvenes, es todo lo que sabemos

El moreno parecía querer decir algo más, pero otra voz lo interrumpió—. Oye Jorge, ¿Qué ocurre?

— Mis amigos y yo nos estamos conociendo —mintió descaradamente. Este tipo ocultaba algo—. Eso es todo

— Espera, ¿No nos vas a ayudar? —dios santo, Thomas, a veces puedes llegar a ser tan tonto.

El otro hombre lo miro con sospecha y el sonrió tratando de ocultar lo que sea que se trae entre manos.

— Tranquilo hermano, los llevaremos a dónde pertenecen —sentenció y se alejo de ahí—. No sé cuelguen

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— Ya, lo logré —dijo el castaño cuando logro tomar la mano de Teresa.

Habían ideado un plan: empujar a Teresa y que así pueda alcanzar la palanca y liberarnos.

𝗔𝗟𝗟 𝗙𝗢𝗥 𝗨𝗦  • 𝔱𝔥𝔢 𝔪𝔞𝔷𝔢 𝔯𝔲𝔫𝔫𝔢𝔯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora