La Loba Rechazada

Capítulo 48.

Misterios

Emma

Estaba en la biblioteca de la Torre de la Luna, un lugar donde la magia reinaba. La sala gigantesca se extendía hasta el techo, con estanterías infinitas donde libros de todos tamaños y colores flotaban y se acomodaban solos, mientras pequeñas escobas mágicas barrían el polvo con suaves movimientos. La luz se filtraba a través de las ventanas de cristal tallado, iluminando las cubiertas de los libros antiguos, resaltando letras doradas y plateadas.

Hacía casi una semana que venía regularmente a la aldea Prisma, y mi progreso había sido verdaderamente impresionante. A pesar de las intensas prácticas que me dejaban exhausta, había logrado superar mis límites y avanzar con sorprendente rapidez. La bruja mayor ya no necesitaba crear un portal dimensional para mí; después de días de estudio y práctica, había dominado la magia para crear mi propio portal.

También había logrado dominar el flujo de energía, permitiéndome controlarla con precisión. Ahora podía sanar heridas, crear portales dimensionales y erigir escudos protectores sin sentir debilidad ni perder el conocimiento después de usar mis poderes.

El brujo mayor se había convertido en mi maestro. Él decía que mi poder no tenía límites, pero todas las complicaciones se debían a su tardío despertar. Si hubiera aprendido a manejarlo desde joven, no habría tenido tantas complicaciones.

Mi encierro de dos años y los inyectados constantes de acónito habían reprimido mi verdadera esencia. Cuando despertó Kira, había despertado junto a mi poder, desafiandome a dominar mi energía y reconciliarme con mi pasado.

Tenía demasiadas preguntas, así que buscaba respuestas en la biblioteca. Las palabras del brujo mayor estaban llenas de enigmas que solo generaban más preguntas.

Mientras caminaba por la biblioteca en busca de algún libro que revelara secretos sobre mi poder, noté que un libro parecía seguirme. Su presencia era inquietante, como si estuviera esperándome. La cubierta de cuero rojo gastado llamó mi atención: parecía un diario antiguo, lleno de misterios y secretos.

Lo tomé y, sin esperar, se abrió entre mis manos, revelando un escrito antiguo y elegante que parecía haber sido escrito con tinta de plata. Las palabras danzaban en la página, como si estuvieran vivas, y me sentí atraído por la primera línea:

Aquí yace la crónica de los elegidos, aquellos que poseen el poder de cambiar el destino.

Desde tiempos ancestrales, en el corazón de la Patagonia, bajo la radiante luz blanca de la diosa de la luna Selene, se encontraba un bosque mágico donde la naturaleza florecía en perfecta armonía. Las hadas, seres de pura esencia y belleza, reinaban en este reino encantado, protegiendo y manteniendo el equilibrio de la naturaleza.

Con su presencia y su esencia mágica, las hadas infundían vida y energía a los árboles, que crecían fuertes y radiantes como columnas de luz. Las montañas se erguían majestuosas, como centinelas de la paz, y los ríos corrían cristalinos y tranquilos.

La energía de la tierra pulsaba a través de las raíces de los árboles milenarios, en las aguas de los ríos y en la brisa del viento, infundiendo vida y vitalidad a todos los seres que habitaban este mundo. Esta energía blanca y poderosa era la esencia misma de la magia de las hadas.

Sin embargo, hace 150 años, una niebla oscura y malevolente se cernió sobre la tierra, amenazando con extinguir la radiante luz del bosque. La guerra entre especies estalló, y pronto los licántropos, sedientos de poder y dominio, invadieron el reino de las hadas.

La diosa Selene se enfrentó a un conflicto interno, ya que todos los seres en lucha eran sus hijos. Sin embargo, su amor y sabiduría la llevaron a tomar una decisión crucial. Para restaurar el equilibrio y proteger a las hadas, quitó toda la magia a los licántropos poseídos por la oscuridad, convirtiéndolos en simples hombres lobos sin poderes mágicos.