Capitulo 47.

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Marcados

 Alexander

No podía entender lo que mis ojos veían: el cuerpo de Emma estaba completamente libre de cicatrices. Un torbellino de preguntas recorría mi mente, pero no quería abrumarla; sabía que, en ese momento, no tenía las respuestas. Así que decidí hacerle la única pregunta que realmente importaba: -¿Cómo te sientes?-

-Confundida... algo rara... y tal vez... algo linda.- Respondió ella.

No pude contenerme más. La atraje hacia mí y le susurré al oído: -Siempre has sido linda y dulce para mí, siempre. Pero aquel día, en el río, cuando emergiste del agua con solo tu ropa interior, me dejaste sin aliento. En ese momento, supe que eras verdaderamente hermosa y sensual, una imagen que se grabó a fuego en mi mente.

La besé con pasión, perdido en su calor. Mi voz se convirtió en un susurro ronco, lleno de emoción: -Y cuando te vi desnuda por primera vez... Estaba completamente hechizado. No puedes imaginar lo increíblemente hermosa y sensual que eres, amor. Cada curva, cada gesto, me dejas sin aliento.-

La alcé con delicadeza y la deposité en la cama, besándola con la pasión de un loco hambriento. Pero una voz en mi mente sonó, eran mis palabras: Bésame... Si lo haces, lo tomaré como una oportunidad. En ese instante, me frené. No quería forzar nada, anhelaba que me eligiera.

Ella me miró desconcertada, y cuando me disponía a explicarle, sus manos tomaron mi cara y acercaron mis labios a los suyos. Su beso era firme y ardiente, esa fue mi respuesta.

-¿Te das cuenta de lo que acabas de hacer?- Pregunté, buscando confirmación, aunque ya no había marcha atrás.

-Sí.- Respondió con seguridad, acercándose más. Deposito un suave beso en mis labios y continuó, manteniendo la cercanía -Quiero llevar tu marca.-

Dago soltó un aullido de felicidad, y los ojos de Emma se transformaron en una hermosa mezcla de verde y violeta. Nuestros lobos anhelaban unirse al momento.

-Este es el mejor momento de toda mi apestosa vida a tu lado, Alexander.- Gruñó Dago, lleno de satisfacción.

Emma soltó una risa melodiosa y dijo: -Si prestas atención, también podrás escucharla.-

-¿De verdad puedo hacerlo?- Pregunté, emocionado. Quería escuchar a Kira.

Ella no respondió; en su lugar, me besó con suavidad, un beso lleno de ternura que solo Emma podría ofrecer. ¿Cómo podía ser tan tierna y a la vez tan excitante? ¿Suave y dominante al mismo tiempo? Solo ella lograba esas combinaciones con tanta perfección. De repente, comencé a oír un ronroneo. Al principio pensé que provenía de Emma, pero no era ella. Luego escuché con claridad:

-Rrrr que sexy es Alex rrrr pero tambien deberian darnos tiempo con mi lobito.-

-Kira, tú eres la loba más hermosa que jamás había visto en mi vida.- Dije en mi interior, esperando que me escuchara. La confirmación llegó cuando Dago se movió enloquecidamete en mi cabeza.

Emma se reía hermosamente viendo nuestras interacciones.

-¡Mierda Emma! no te das una idea de todo lo que provocas en mí.- Dije.

La besé con intensidad, y ella se abrió a mí, permitiendo que mi lengua explorara cada rincón de su boca. Su sabor era dulce y embriagador, como cerezas maduras. Me enloquecía cada vez más.

Mi cuerpo respondió con urgencia, y presioné contra ella, sintiendo su calor y su cercanía. Un gemido escapó de sus labios, y sus caderas se arquearon hacia mí, buscando más contacto. La fricción nos envolvió en una llama ardiente.

 La Loba Rechazada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora