El Demonio de La Luna Roja

🦀Cap 63👾

Desventaja

El centro de la guerra era un desastre, Aegan seguía paralizado frente a Dango sin saber como esquivar sus ilusiones, quedaban tres bestias todavía que estaban atravesando a los soldados junto a los generales enemigo y Elisette hizo todo lo que pudo, pero por su embarazo estaba limitada.

-Tengo que hacer algo, no me puedo quedar aquí... -decía Aegan, vio por un momento a su espalda a la reina que jadeaba cansada, luego sintió a Dango caminar y retrocedió de nuevo-, tengo que eliminarlo, es posiblemente el enemigo más poderoso ahora mismo. ¿Pero cómo lo hago? -en ese momento recordó cuando tenía la ilusión por primera vez y lo que lo hizo despertar-. ¡Eso es! El dolor, ese es el factor para superar sus ilusiones, si su ataque es mental, al sentir un dolor más fuerte el cerebro reacciona liberandome de su control, y la más indicada para ayudarme ahora es... ¡Elise! -gritó llamando la atención de la chica alzando su puño-. ¡Me voy a encargar de derrotar esta cosa, tú mantenme despierto!

La chica se quedó algo confundida con esto, pero luego reaccionó sonriendo, agarró su látigo con fuerza prendiéndolo en llamas y se preparó, Dango por su parte se echó un poco hacia atrás sintiéndose intimidado, Aegan cogió aire y comenzó a correr, pero justo cuando dio un paso al frente su pie se hundió en el suelo que se había vuelto fangoso como un patano, sintió que no podía avanzar más, pero enseguida todo se agrieto y se rompió como si de un cristal se tratase volviendo el suelo a la normalidad sintiendo el chico el fuerte latigazo en su espalda sorprendiendo a todos los que miraban, seguido de esto el castaño comenzó a correr en dirección al ángel, de repente frente a él apareció el caballero de negro agitando su mandoble apunto de partirlo a la mitad, pero al igual que antes todo se quebró gracias a los fuertes latigazos que recibía el joven por parte de la reina. Aegan continuó corriendo sin parar mientras seguían apareciendo ilusiones como bestias enormes devorando la cabeza del chico o meteoritos que caían sin parar, pero todas ellas se rompían como si nada, aunque esto empezaba a afectar un poco a Aegan teniendo la vista nublada y con un fuerte dolor de cabeza por todas esas sensaciones.

-No puedo parar ahora... -decía este y continuó corriendo, ahora sus brazos y piernas habían sido arrancados haciendo que este se sorprendiera deteniendo sus movimientos.

-¡No pares! -Elisette continuó con los fuertes latigazos rompiendo la ilusión dejando que el chico se reincorporase a la lucha, estaba mucho más cerca, así que el ángel comenzó a jugar con su mente invirtiendo las direcciones de arriba y abajo y clonandose en miles de copias, esto provocó que el chico se mareada un poco teniendo incluso ganas de vomitar-. ¡Romperé todas esas falsas ilusiones! -de un fuerte latigazo hizo que el chico volviera a la normalidad, ella se encontraba bastante cansada y Aegan también, pero con gran esfuerzo continuó su avance.

Ya estando a pocos metros Dango hizo aparecer frente a Aegan los cadáveres de sus amigos e incluso de su madre y su padre dejando al chico pasmado, pero como siempre todo fue destrozado por la reina, quien intentó seguir agitando su látigo, pero se dio cuenta de que no llegaba, ya que el chico se encontraba fuera de rango. Cuando este estaba a pocos centímetros de Dango se preparó para lanzarle un puñetazo, pero el ángel soltó un grito ensordecedor que dejó a Aegan con los ojos en blanco y arrodillado, luego todo a su alrededor comenzó a deformarse y la imagen de Dango cambió agrandándose en un monstruo aterrador de piel anaranjada con forma de crustáceo dividiéndose sus piernas en seis piernas al rededor de su cuerpo y transformando sus manos en dos tenazas, además su cabeza se alzó más teniendo ahora un cerebro inmenso de color rosado con venas marcadas azules, esta criatura comenzó a rugir deformando con las ondas cerebrales su rugido soñando más aterrador de lo normal haciendo que el castaño sangrara por sus ojos, oídos, nariz y boca.