Prólogo

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16 de julio la fecha más nefasta de todo el año ¿por qué? Yo tenía 8 años acabábamos de llegar mi mamá y yo de la escuela eran aproximadamente las dos de la tarde cuando tocaron nuestra puerta, yo era muy pequeño como para que me importara más ir a abrir la puerta que mi caricatura favorita, sin embargo oí decir a mi mamá desde la cocina:

-Cariño abre la puerta, por favor.

Así que dejé de ver "pokémon" y abrí la puerta dos altos señores, uno con traje café y el otro negro, estaban parados en mi puerta.

­­­­-Amiguito ¿se encuentra tu mamá en casa? -dijo el de traje café con cara de angustia.

-Mami te buscan unos señores -le dije mientras corría de nuevo al sillón para seguir viendo mi caricatura.

Unos minutos después mamá entró con cara pálida seguida de los dos señores.

-Cariño ¿puedes irte a tu cuarto? Necesito hablar con los señores.

-Si -contesté triste a mi mamá, yo quería terminar de ver "pokémon", pero papi siempre decía que a las personas que más quieres tienes que darles el respeto que merecen; y eso implicaba obedecer a mi mamá aunque eso significara dejar de ver la tele.

Subí a mi cuarto y comencé a jugar con mis soldaditos de plástico, eran mi juguete favorito, cuando era más pequeño mi papá me los regalo en mi cumpleaños, desde ese día cada que mi papi tiene tiempo jugamos con ellos a que había una guerra y teníamos que hacer que nuestro país ganara, aunque siempre cuando dejábamos de jugar me explicaba que nunca debíamos de usar la violencia para obtener las cosas, siempre había otra salida y esto que hacíamos con los muñecos era solo un juego para pasar el rato.

Estaba a punto de acorralar al malvado general cuando escuché un grito de mamá seguido de un montón de fuertes gemidos, bajé corriendo las escaleras con el malvado general en la mano izquierda, cuando llegué a la sala mami estaba hecha un mar de lágrimas.

- ¿Qué pasa mami? -pregunté asustado de verla así. Mi mami trató de decir algo pero no podía con tanto llanto, el señor de traje café se acercó a mí con cara angustiada y se puso a mi altura.

-Amigo, tu papá tuvo un accidente en su coche esta mañana.

- ¡Está en el hospital! -dije al borde de las lágrimas.

-No amigo él... -volteó a ver a su compañero y finalmente dijo -él está en el cielo.

Inmediatamente comprendí lo que me decía, me hablaba como si tuviera cuatro años, era lo mismo que me decían en ese entonces cuando mi abuelita desapareció, papá no iba a volver esa tarde del trabajo para cenar con nosotros, no, no iba a volver porque él estaba muerto, nunca lo volvería a ver de nuevo.

Ahora 12 años después estoy aquí, frente a la tumba de mi madre, ella soportó solo siete años más después de la muerte de papá, nunca lo superó del todo, llegó un momento en el que yo cuidaba más de ella que ella de mí, un día finalmente murió y creo que por fin fue feliz, se reunió con su querido y amado esposo.

Ahora, después de enterarme de que lo que mató a mi padre no fue un accidente sino un asesinato, al parecer el asesino lo hizo tan bien que no lo descubrieron sino hasta doce años después, si, lo sé bastante raro, lo mismo pensé yo.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora