Capítulo 3

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La puerta se abrió  y él hombre entró con un plato en las manos, lo dejó en el lavamanos y cerró la puerta. Se quedó ahí mirándome sorprendentemente aún me quedaba líquido en los ojos por derramar, el hombre, un tipo que no podría tener más de 21 o 22 años cuando mucho, de más o menos 1.70 de altura, ojos café claro, pelo castaño y lacio, labios gruesos y  fornido; se llevó la mano a la bolsa de su pantalón; la verdad si no fue él quien me tiene aquí atrapada hasta diría que era guapo; cuando sacó la mano abrió su navaja y se acercó a mí.

Comencé a gritar, claro que con la mordaza mi grito no era más que un gemido pero aun así no me detendría, con un suave movimiento el hombre me giró y cortó la soga con la que me había amarrado Tyler las manos.

- Lo siento, hace rato no noté que te había atado las manos -dijo el hombre cuando me desataba la mordaza -disfruta tu cena, espero que te guste -dijo y salió del baño sin agregar nada más.

¿Me ayudó? qué no se supone que él me tenía aquí encerrada, primero me salva de Tyler y ahora me ayuda a desatarme, me trae comida, no parece que quiera hacerme daño; ¿qué se propone este tipo? ¿Mantenerme aquí atrapada sin sacarme ningún provecho? Eso no tenía sentido la mayor parte del tiempo en los secuestros el hombre malo sacaba algún provecho, dinero, servicios, beneficios. Era como estar en una cárcel, no te hacen daño, te alimentan y no te dejan salir, pero mi pregunta es ¿por qué? No fue un secuestro al azar estaba planeado solo para atraparme a mí, no fue por venganza mi familia no estaba metida en problemas ni nada por el estilo esto no tenía sentido.

Unas pocas lágrimas  aún caían de mis ojos, observé el plato que estaba en el lavamanos tenía un trozo de pizza, la verdad nunca fui fan de la pizza y además con todo este incidente no tenía ni una pisca de hambre.

Lo que en realidad necesitaba era distraerme, olvidar todo lo que había pasado, me levanté para buscar mi cubo, pero sentí algo que me corría por el hombro izquierdo, bajé mi cabeza para mirar mi hombro, lo que había creído un ligero corte, no era tan ligero, aún salía un poco de sangre de la herida, la adrenalina y el terror habían sido tales que no había notado el dolor.

La puerta volvió a abrirse y el hombre apareció tras de ella, con una caja en las manos, la lanzó al lavamanos y salió cerrando la puerta detrás de sí.

Abrí la caja que contenía una botella de agua oxigenada, vendas y cinta, ¿en serio? ¿Ahora me daba medicamentos para curarme? Este tipo no estaba loco, ni desquiciado, era peor, era una persona completamente racional, bueno excepto por la parte de tenerme aquí contra mi voluntad, no me hacía ningún daño al contrario, me ayudaba.

Lavé la herida con el agua oxigenada y luego la cubrí con unas vendas. Me recosté en el catre para tratar de dormirme, tenía que pensar en algo, no podía quedarme toda la vida encerrada aquí en el baño de este sujeto, tenía que encontrar la forma de salir. No hay ventanas ni nada que se le parezca, la única salida es la puerta. El único momento en el que la puerta se abre es cuando traen la comida, por lo tanto la única forma de salir de aquí es cuando me trajeran la comida.

Cuando desperté un vaso de leche y un pan me esperaban junto a la puerta, desayuné y me puse a buscar mi cubo, lo encontré dentro de un zapato de tacón, lo saqué, lo puse sobre el catre y tomé el zapato de tacón, con algo tenía que distraer al sujeto para poder Salir ¿qué tal si de la nada un zapato lo golpeaba? Me daría tiempo suficiente para salir, eso espero.

Me coloqué a un lado de la puerta con ambos zapatos en las manos, y esperé. No tenía idea de con cuan rapidez pasaba el tiempo, ni a qué hora la puerta se abriría, sí me daba la suficiente prisa y no me topaba con nadie más estaba segura de que saldría.

Después de un largo rato la puerta se abrió y el sujeto entró con un plato de sopa en las manos, en cuanto lo vi le lancé a la cara el tacón de mi mano izquierda, el tacón lo golpeó en el rostro y luego cayó al plato. Al sujeto se le cayó el plato y yo aproveché para empujarlo, salí del baño, estaba en un cuarto, observé rápidamente la habitación y corrí hacia la puerta pero al intentar abrirla, no pude, estaba con llave, me giré y vi una ventana, corrí hacia ella pero sentí que un brazo me jalaba por la cintura.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora