Capítulo 43

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Christian me rodeo con sus brazos y sobó mi espalda tratando de tranquilizarme.

-Tranquila Kari -me dijo apretándome contra él -lo siento Kari, lo lamento tanto, esto es mi culpa.

-Christian ¿qué pasó? -oí decir a Evan.

-Su amiga Sara vino y la regaño y ofendió por estar conmigo luego salió corriendo.

-Oh, íbamos a llamarles para decirles que habíamos terminado antes de comprar lo que necesitábamos ¿nos vamos? -yo asentí alejándome un poco de Christian.

-Vámonos -dije mientras Dora me pasaba papel para limpiarme las lágrimas.

Christian y yo nos quedamos atrás mientras avanzábamos hacia el estacionamiento.

-Esto no fue tu culpa -le dije.

-Pero si no te haya secuestrado...

-Sí no lo hayas hecho no nos hubiéramos conocido, no digas más eso por favor -cerré los ojos por un instante y una lágrima más salió de mis ojos, traté de limpiarla antes de que Christian la viera sin embargo me detuvo y la limpió dulcemente con sus dedos, lo miré a los ojos, a esos hermosos ojos cafés que me encantaron desde que lo conocí, él se acercó y me dio un beso justo donde había limpiado mi lágrima, luego acercó su boca a mi oído.

-Eres muy lista, mucho más que yo -su aliento me hizo cosquillas en la piel y solté un leve suspiro.

Christian se rió y me abrazó, luego seguimos caminando hacia el auto de Evan sin decir nada más, nuestro silencio nos reconfortaba a ambos, no hacía falta decir más porque sabíamos por lo que estaba pasando él otro.

Nos metimos al auto y al recordar todo lo que Sara había dicho casi me hecho de nuevo a llorar, no obstante no lo hice porque Christian me rodeo con sus brazos y me hizo olvidarme de todo cuanto había pasado; Evan le preguntó algo a Dora y aproveché la distracción para hablar con Christian.

-Tenías razón -le susurré -un abrazo cura más que cualquier medicina, él bajó la cabeza y me beso la mejilla.

Llegamos a casa y Evan se sentó y se puso a ver la tele junto con Dora, yo tomé a Christian y lo llevé a la cocina.

- ¿Estás bien Kari?

-Sí, es que yo pensaba que tan siquiera haría el intento de conocerte.

-No la fuerces a hacer lo que no quiere Kari, tarde o temprano todos se darán cuenta que no quiero hacerte daño.

-Espero eso sea pronto.

-Kari para ellos es difícil aceptarlo, quizás creían que ya te habían perdido.

-Sí, tal vez deba... -suspiré.

-Darle tiempo, solo eso, es tu amiga y pronto entenderá que estas bien.

-No soporto que te llamen criminal o cosas peores -dije abrazándolo, el me abrazó también pero se rió.

-No te preocupes por cómo me llaman Kari, tú sabes que no soy eso y con eso me basta, no te preocupes por esas tonterías cocodrilito -me dijo dulcemente y me besó la frente, levanté la vista para mirarlo a los ojos y sonreí.

Vi un brillo de satisfacción en sus ojos después de verme sonreír, como un niño cumple con algún logro, Christian a diario cumplía su meta, hacerme sonreír, incluso en días como hoy que parecían nublarse para nunca dejar salir el sol de nuevo, él los alegraba.

Lo besé dulce y lentamente, él me siguió sin embargo comenzó a besarme con más desesperación, abrí mi boca para dejar que su lengua pasara y jugara con la mía, gemí con los suaves roses de su lengua en la mía y sus dedos recorrían el borde de mi blusa tocando mis costados, él bebía de mis gemidos al estar besándome; retrocedimos unos pasos y de no ser porque dimos contra la pared probablemente hubiéramos acabado en el suelo, Christian me apretó contra la pared y dejó mis labios besando desde mi mandíbula hasta mi oreja.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora