Capítulo 2

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Pasé todo lo que supuse fue la noche llorando hasta que me quedé dormida, cuando me desperté junto a la puerta había un plato con huevos revueltos y un vaso de leche tibia, al parecer se habían llevado los chilaquiles y el agua, con todo esto como podría tener hambre, me enteré de que Tyler me vendió a unos locos solo por dinero, pero ¿Quién sabía cuándo me volverían a dar comida? Me levanté y agarré el plato, me comí el huevo y me tomé la leche.

Ayer había llevado el pelo suelto, por lo cual era un desastre, había llorado gran parte de la "noche" y detestaba tener el pelo así, suelto y enmarañado.

Pero esto era un baño por algún lugar tenía que haber un cepillo, busqué en una repisa que estaba encima del baño, no tenía nada pero al lado del baño había un bolso que me resultó muy familiar, era el mío, el que había llevado ayer a mi cita. Lo abrí y saqué mi cepillo y una donita para el pelo, me cepille el pelo y me hice una trenza.

Cuando terminé de peinarme saqué de mi bolsa mi mini cubo de Rubik, amo este cubo podía desarmarlo y armarlo un millón de veces sin aburrirme, cuando era niña mi hermano mayor me enseño a armarlo y desde entonces disfruto de ver la cara de todos los ilusos asombrarse porque puedo armarlo, y uno de ellos era el idiota de Tyler, recuerdo ver la primera vez que me vio armarlo, quién lo diría ahora estoy usando un cubo para no volverme loca aquí en el baño.

Una, dos, tres, cuatro, diez, quince... perdí la cuenta de cuantas veces lo armé y desarmé una y otra vez, sorprendentemente, no me aburría parecía que al contrario, armarlo me hacía dispersarme, olvidar que el idiota de Tyler me vendió a unos locos desquiciados que me retienen por alguna razón desconocida para mí, más que distraerme me sacaba del mundo, me regresaba a casa, cuando me concentraba en el cubo, no estaba sentada en un catre en el baño de un desconocido, no, estaba sentada en el parque bajo un árbol, en mi lugar favorito.

En algún momento mientras estaba perdida en mi mundo llevaron un plato con dos piezas de pollo empanizado, puré de papa, ensalada de col y también un vaso con agua de sabor.

Mis tripas gruñeron cuando percibí el olor del pollo, me levanté luego tomé el plato y el vaso los puse en el catre y comí ahí, sobre el catre, en realidad estaba muy bueno nunca había comido un pollo empanizado tan sabroso... tan delicioso.

No sé, sí, fue el cubo o la comida o mi mente que se engañaba a sí misma, pero estaba bien estando ahí como si algo dentro de mí pareciera que iba a acabar bien.

No sé qué podría salir bien de un secuestro pero bueno, después de pasar otras horas armando el cubo, se abrió la puerta y un brazo metió un plato y después un vaso.

Cuando la puerta se cerró de nuevo me levanté a ver lo que supuse era mi cena. Esta vez eran dos pares de quesadillas y jugo de naranja, creo que tenía mucha hambre o ya estaba un poco loca pero estaba delicioso, sé que solo eran quesadillas no obstante tenían algo especial, algo que las hacia saber diferentes.

De algo estaba segura Tyler no había cocinado, él podía quemar hasta el agua (al igual que yo) en un momento llegué a la teoría de que me tenían encerrada en un restaurante o algo así, pero luego me di cuenta de que eso era una tontería sí fuera un restaurante (donde cocinan así de bueno) habría multitudes de personas, habría ruido y a decir verdad jamás había escuchado un solo ruido.

Me levanté y dejé los platos (el de la cena y la comida) en el lavabo, me acosté en el catre y traté de dormir pero no podía, comencé a pensar en mi familia, en mi mamá, en mi papá, en mi hermano, en mi cuñada, en mi sobrinita de un año. ¿Qué pasaría si nunca los volvía a ver? ¿Cómo estarán ahora? Apuesto a que están destrozados, buscándome, tratando de averiguar que pasó, por qué no volví, llamando a la policía; en algún momento comencé a llorar y a llorar sin parar, por el egoísmo de Tyler había quedado encerrada aquí lejos de mi familia, de mi hogar, no podía parar de llorar... y no paré, me quedé dormida llorando, o algo parecido a dormir, porque mi cabeza seguía pensando y recordando.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora