Capítulo 39

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Llegamos abajo y nos sentamos en la sala.

- ¿Lo terminamos de ver? -dije levantando el cuaderno.

-Sí, solo deja que se me pase el mini infarto, creí que me iba a correr.

-No exageres, no se lo tomo tan mal.

-Claro que se lo tomó mal, no viste como me miraba, creo que quería tirarme de la cama solo con los ojos -me reí.

-Yo no la miré, tal vez por eso no lo noté -esta vez él se rió.

- ¡Oh casi lo olvido! -dijo levantándose.

- ¿Qué pasa?

-Espera.

- ¿A dónde vas?

-Al carro, no vengas, quizás tu madre piense que nos vamos -lo esperé junto a la puerta, abrió el carro, sacó algo y volvió.

- ¿Qué trajiste?

-No lo olvidé -dijo levantando la caja de su videojuego.

- ¡Dark green! ¡Hay que jugar! -Quise agarrar el juego pero Christian lo levantó para que no lo alcanzara, maldita altura de *minion -dámelo.

-Calma Kari, primero quiero terminar de ver tus dibujos.

-Ok -tomé el cuaderno y jalé a Christian hasta la sala de juegos, donde antes teníamos nuestros juguetes y donde está el Xbox.

Nos sentamos y abrí el cuaderno donde nos habíamos quedado, vimos el dibujo de los pájaros, el del gato; terminamos de verlos y me levanté a poner el juego y tomar el control.

Comencé a jugar, la policía me había sacado del caso por ser pariente de una de las victimas del asesino en serie, así que debía robarme la nueva evidencia que habían obtenido, para conseguir atrapar al asesino; robé las pistas, me vio la policía, escapé... etc.

-Oye, eres buena -dijo Christian mientras yo escapaba de unos locos que me querían matar.

-Te dije que me gustaba jugar ¿no?

-Si -en eso me encontré un callejón sin salida -debiste robar el auto.

-No me digas que hacer, tú ya sabes lo que va a pasar, no lo arruines para mí.

-Va pues, me callo.

Robé el carro que Christian me dijo y lo conducí hasta llegar a un desierto donde unos tipos con pasamontañas me detuvieron y me secuestraron.

-Vaya, ya van dos veces que te secuestran en este año, ya se te está haciendo una mala costumbre -Christian se rió.

-Está no cuenta es en un videojuego.

-Ya pues -dijo, yo terminé atrapada en una especie de cueva subterránea donde no tenía ni la más mínima idea de cómo escapar. Después de patear la puerta como cincuenta veces sin que se callera o abriera y de encender y apagar la luz por diversión unas veinte me rendí.

-Christian ¿cómo salgo de aquí?

-Dijiste que no te dijera que hacer, no te lo voy a decir.

-Por favor.

-No.

-Solo esta vez.

-No

-Ni siquiera porque eres un lindo y comprensivo novio.

-No.

-Anda, por favor.

-No -me acerqué y le di un beso en los labios, metí mi lengua en su boca y deje que su lengua acariciara la mía, luego de un instante nos separamos -por la ventilación.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora