Capítulo 4

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Como siempre Christian trajo la cena esta vez eran quesadillas.

- ¿Por qué me trajiste esto? -dije mirando el vestido.

-El otro ya no servía -contestó indiferente mientras tomaba el plato de la comida.

- ¿Cómo supiste mi talla?

-La vi en los tacones.

- ¿Y del vestido?

-Calculé ¿te quedo? -dijo sorprendido.

-Si.

-Espero no vuelvas a intentar irte, Me agrada cocinar para alguien que no sea yo mismo.

- ¿Por eso me secuestraste?

-No -se dio la vuelta y salió.

Solté un suspiro jamás lo sabría; dejé el plato en el lavamanos cuando me acabé las quesadillas, luego me quité los zapatos y me recosté en el catre.

¿Qué estaría haciendo mi familia? ¿Ya se abría enterado Sara? ¿La policía ya tiene pistas? ¿Ya atraparon a Tyler? No, si lo hubieran atrapado ya le habrían sacado la sopa a ese hipócrita.

Sorprendentemente no me preocupaba de si la policía tenía pistas o no. No estaba mal aquí, sé que es una locura pero aunque estuviera encerrada no lo sentía así y no sé porque; lo que me preocupaba era mi familia, me preocupaba que se preocuparan (valga la redundancia).

Desperté sintiendo que me besaban el cuello, abrí los ojos de golpe y vi a Tyler sobre mí, iba a empujarlo pero antes de que pudiera me agarró los brazos, él estaba sin playera ni pantalones, con su brazo libre comenzó a subirme el vestido, y yo comencé a gritar, a gritar sin importar que me quedara sin voz.

- ¿Karissa, qué sucede? -abrí los ojos, Christian estaba parado en el marco de la puerta.

Todo había sido un sueño, una pesadilla, estaba empapada de sudor y lágrimas corrían por mi rostro.

-Tyler...esta de...nuevo...a...aq... -traté de explicarle entre gemidos.

- ¿tuviste una pesadilla? -yo asentí con la cabeza.

-D...de...e...nu...nue...nuevo...quería... -estaba temblando no podía decir ni una palabra completa.

-Ok, ok -se acercó y puso una mano en mi hombro -trata de calmarte, vuelve a dormir, son las dos de la madrugada. Él no está aquí, se fue y no va a volver a mi casa sí sabe lo que le conviene. A parte no puede entrar sin que yo me entere.

Me miró por un instante mientras yo lloraba y seguía temblando sin parar, él se giró y salió del baño.

Me quedé ahí sentada temblando y llorando por el terror que me había provocado mi muy realista pesadilla, me recargué en la pared y me quedé dormida. Cuando desperté estaba entumida, había dormido toda la noche sentada y esa no era la forma más cómoda para dormir.

Me levanté y como siempre un plato me esperaba con unos chilaquiles y un vaso con jugo de naranja, los levanté del suelo y me puse a desayunar en el catre, los chilaquiles estaban realmente buenos, sin contar que eran mi comida favorita, nunca había comido unos tan buenos.

Dejé el plato y el vaso en el lavamanos, me senté en el catre y me puse a jugar con mi cubo. Más tarde, como todos los días, Christian entró con mi comida.

-Lamento haberte despertado -le dije.

-Oh no importa realmente no fue tu culpa -dijo mientras me daba el plato, dejé el cubo a un lado y tomé el plato -fue mía, jamás debí dejar que se quedara después de que te trajo, temía que me delatara.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora