Capítulo 7

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Desperté, me dolía la cabeza y la garganta, tenía cinta en la boca, intenté quitármela con la mano pero cundo moví la mano me di cuenta de que tenía los brazos atados a la altura de los codos, al igual que mis muñecas.

Con mucha dificultad me puse de pie y noté que a diferencia del resto de las mañanas no había desayuno, pero bueno me daba igual de cualquier forma no podía comerlo.

Me acerqué a la puerta y comencé a golpearla con mi cuerpo, al mismo tiempo que gemía; así duré un rato hasta que me canse y me di por vencida.

Después de un largo rato, por fin la puerta se abrió y entró Christian con un plato de sushi y salsa agridulce.

—Hola ¿creí que teníamos un trato? Yo te daba de desayunar y a cambio tú no escapabas –dejó el plato sobre el catre y me quitó la cinta de la boca.

—No...no intente escapar –dije un poco ronca de lo fuerte que había gritado ayer.

—Ah no, ¿entonces para que pedías ayuda? ¿Para comer tu cena?

—No, yo solo quiero que me liberes, quiero ir con mi familia, deben estar devastados.

—Justo lo que quiero.

—Espera ¿entonces... –él me miró directo a mis ojos y yo hice lo mismo, miré sus ojos cafés –...no querías hacerme daño, sino a mi familia?

—Ya vas entendiendo princesa –dijo sonriendo, yo pensaba que estaba molesto, enojado; sin embargo parecía feliz.

— ¡No vuelvas a llamarme así! –dije horrorizada.

— ¡¿Qué?! Creí que les gustaba que las llamáramos así, en serio eres rara.

—Claro que me gustaba, hasta que Tyler me atacó –dije triste.

—Oh si, él te decía así ¿verdad? –Yo asentí con la cabeza –no te preocupes eso es fácil de solucionar, Kari.

Nunca nadie me había dicho así, sonaba hermoso, todos siempre me habían dicho Karissa bueno a excepción de Tyler. Christian me miró sonriente y sacó su navaja del bolsillo.

— ¿Hace falta que te dejé amarrada y amordazada otra vez, Kari?

—No, claro que no, ya no gritare –dije con la esperanza de que me soltara.

—Bien –cortó la cinta con su navaja y la quitó de mis brazos que quedaron rojos, el deslizo sus manos sobándome los brazos y haciendo cosquillas por los pequeños bellos de mis brazos.

Sonreí y nuestras miradas volvieron a cruzarse, nos quedamos así un momento, mirándonos, con él tomando mis brazos.

El momento de silencio se rompió cuando mis tripas comenzaron a sonar, Christian se rio y miró el plato.

—Creo que hoy si tienes hambre, no desayunaste –dijo y soltó mis brazos.

—bueno no es como si haya podido.

—Yo ya te lo había advertido, Kari y cumplo mis promesas –se dio la vuelta para salir.

—Christian... ¿por qué quieres que mi familia se preocupe?

—Para que sepan lo que es vivir sin una persona que quieren y no poder hacer nada para traerla de regreso –dijo Christian con cara seria.

Como esperaba el sushi estaba delicioso, eso significaba que él había cocinado, este tipo tenía un gran talento para la cocina. Christian tenía razón gritar había sido una pérdida de tiempo solo sirvió para lastimarme la garganta.

Me senté en el catre mirando hacia la nada, comenzaba a comprender porque Christian me había secuestrado se estaba vengando de algo pero ¿de qué?, la pregunta del siglo, ¿qué había pasado como para que quisiera vengarse de mi familia? Estaba sumida en mis pensamientos cuando Christian entró con una bolsa de regalo color verde con puntos blancos.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora