Capítulo 44

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- ¿Quieres? -dije levantando el vaso e haciéndome la inocente de no haber escuchado nada, mamá puso mala cara, incluso me daba miedo.

- ¿Mamá de que estás hablando? -le dijo Evan, al parecer había superado el shock de la sorpresa.

-Sara me llamó y me dijo que cómo la dejaba estar sola con él.

-Mamá no estaban solos nosotros estábamos a escasos metros de ellos comprando un agua, ellos se sentaron en una banca a esperarnos y en eso llegó ella -mamá lo miró aún enojada pero ahora parecía un poco confusa - ¿y también te contó todo lo que le gritó en medio de toda la gente que los miraba? ¿Y cómo la dejó ahí llorando?

- ¿Le gritó? -mamá pareció perder el enojo para convertirlo en confusión.

-Sí, la regañó, la insultó, sino me crees pregúntale a él, él fue quien la defendió y la consoló.

Mamá miró a Christian que estaba parado junto a mí hecho piedra, miré sus ojos estaba muy asustado, él pensaba que mi mamá quería echarlo de la casa, estaba tan asustado y sorprendido que ni siquiera parpadeaba.

-Mamá -la llamó Evan -solo te estábamos esperando para no dejarlos solos, ya nos vamos, adiós -dijo cortante.

Dora tomó en brazos a mi sobrina, ambos se pusieron de pie y salieron, Evan parecía realmente dolido de que mamá no le creyera.

-Espero confíes en mí -susurró antes de cerrar la puerta.

Volteé a ver a Christian y de inmediato dejé los vasos en una pequeña mesa que estaba a los pies de la escalera, lo miré muy asustada, no se movía en absoluto, perecía una estatua y sinceramente estaba tratando de convencerme de que estaba respirando.

- ¡Christian! ¡Christian! -lo tomé de los hombros y lo sacudí, cuando vi que parpadeó suspiré aliviada, le quité los vasos de las manos y los puse en la mesa -Christian, Dios... -dije abrazándolo y sintiendo que una lágrima me recorría la mejilla.

Aunque me abrazó cuando alejé mi cabeza de su hombro vi que no quitaba la vista de mi mamá, entonces me giré y la miré, también parecía asustada.

- ¿Estás bien? -le preguntó a Christian, mostrando por fin un poco de piedad hacía él.

-Sí, sí, lo siento -dijo mirándonos a ambas.

-Christian deberías sentarte, estás muy pálido -mamá tenía razón, parecía una hoja de papel en blanco, lo tomé de la mano y lo jalé hacía el sillón para sentarnos.

- ¿Quieres algo? -le preguntó mamá que realmente parecía preocupada por él.

-No, no, gracias señora, estoy bien -cuando lo oí hablar con su habitual tono de voz respetuoso supe que estaba mejor.

- ¿Seguro estás bien? -preguntó mamá de nuevo.

-Sí, sí, gracias.

- ¿Qué pasó con Sara? -me preguntó mamá.

-Me había dicho que trataría de conocerlo, pero llegó y comenzó a gritarme, luego salió corriendo, no sé lo que pasó.

-Lo siento linda, quizás sea mejor que yo la llamé y le expliqué todo -asentí y ella tomó su bolsa -voy a guardar esto.

Subió las escaleras y luego me giré hacia Christian que parecía estar más relajado.

-Christian, Dios, ¿qué te pasó? Me asustaste bastante

-Lo lamento, no quise asustarte, es que yo pensé que me correría y... y... quedé en shock... lo siento -dijo triste y agachando la cabeza. Me hinqué en el sillón colocando las rodillas a cada lado de sus piernas, acaricié su mejilla hasta llegar a su barbilla y levanté su rostro.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora