Capítulo 6

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-Lo lamento perdiste tu oportunidad, ahora es mi turno.

- ¿Tu turno?

-Sí, color favorito.

-Verde -dije comprendiendo a lo que se refería.

-Pasatiempo

-El cubo, dibujar, patinar, los videojuegos.

- ¿patinar? ¿Videojuegos?

-Sí, con patines y si, videojuegos especialmente el GTA -me miró sorprendido

-En hielo supongo

-Bueno si también lo he hecho en hielo, pero no, prefiero los de ruedas, se pueden usar en más lugares.

-Comida favorita

-Chilaquiles.

-La que detestas

-Pizza

- ¡¿Es broma?! ¿A quién no le gusta la pizza?

-A mí, no es como que la deteste pero prefiero otra cosa.

-Ok, eso es raro.

-Seh, soy rara -él rio, tenía una linda risa mejor que la de Tyler.

-Animal favorito.

-Cocodrilo

- ¿Cocodrilo?

-Sí, ¿por?

-A todas las chicas que he conocido, me han dicho, perro, gato, mariposa, conejo ¿y tú sales con cocodrilo?

-Sí, ya te dije que soy rara.

-Película favorita

-No tengo.

- ¿Y cómo cuales te gustan?

-De terror

- ¿En serio? Me estas engañando ¿cierto?

-No, claro que no -respondí confusa - ¿por qué lo crees?

-Es que nunca había conocido a una chica con esos gustos.

-Yo no soy como las de más.

-Oh y no me digas, odias el pop.

-No, pero prefiero el rock.

-Ok si eres rara.

-Y qué hay de ti, chico sin antecedentes que de un día para otro decidió secuestrarme.

-Oye tú no sabes mis motivos.

-Exacto ese es el problema, no los sé.

- ¿Quieres que te cuente algo?

-Si.

-No es por ti que te secuestre.

- ¿Qué?

-Sí, pude haber escogido a cualquier otro de tu familia, pero Tyler facilito las cosas contigo así que aquí estás.

-No entiendo entonces esto es por algo de mi familia.

-Sé que no entiendes y lo siento, en realidad nada de esto es tu culpa.

- ¿Te estás disculpando por secuestrarme? -Él solo asintió con la cabeza -entonces ¿eso significa que te arrepientes de haberme secuestrado?

Él solo se quedó mirándome, observé sus ojos cafés perecían estar arrepentidos, perecía que no era a mí a quien miraba, si no a alguien que salía de sus recuerdos.

-Karissa... -susurró mi nombre como temiendo lo que iba a decir -es que te dije la verdad, jamás había hecho algo contra las leyes.

-Entonces... -se me quebró la voz pensaba preguntarle "entonces ¿por qué lo hiciste?" pero no pude, él pareció ignorar mi intento de hablar.

-Cuando te secuestré jamás pensé dañarte, solo pensé en tenerte aquí, ni siquiera pensé en que te haría después de un tiempo.

Se quedó mirando la pared frente a nosotros y yo reuní todo de mí para poder hablar.

- ¿Me vas a liberar? -pensé que no me respondería, pero me equivoqué.

-No puedo -dijo y su rostro parecía que en verdad le doliera no poder dejarme ir, como sí no pudiera, como sí no dependiera de él.

- ¡¿Qué?! -dije enojada y llorando -y todavía lo dices como si te doliera, ¡vete!, ¡vete y ocúpate de tus estúpidos asuntos!

Subí los pies al catre y me recosté de lado abrazando mis piernas, estaba llorando; ¿por qué me contaba eso sí no iba a liberarme? ¿Cómo se atrevía a "disculparse"? sí de verdad se arrepintiera de lo que hizo me hubiera liberado y aceptado las consecuencias de sus actos.

Lo ignoré por lo que me parecieron siglos y él, él solo estaba sentado en silencio, de un momento a otro sentí que se puso de pie, ni siquiera me moleste en mirarlo.

-Voy a calentar tu cena -suspiró y salió del baño.

Me levanté y me sequé las lágrimas, me lavé la cara, me cepillé el pelo, luego me hice una trenza de lado.

Estaba sentada en el catre recargada contra la pared cuando Christian entró, la habitación se llenó del olor de mi cena y se me hizo agua la boca.

Dejó el plato en el suelo a la entrada como hacía antes, me miró por unos segundos y se fue sin decir nada.

Tomé el plato y me puse a cenar antes de que mi baba llegara al suelo, estaba exquisito, este tipo estaba perdiendo su tiempo alimentándome a mí con estos manjares, cuando podía venderlos o conquistar fácilmente a una mujer.

Mientras comía recordé algo de cuando traté de huir, vi una ventana y sí había una ventana significa que el cuarto daba hacia la calle; sí gritaba por ayuda y por casualidad alguien pasaba, me ayudaría.

- ¡Ayuda!, ayuda, me tienen encerrada, ayuda -grité lo más fuerte que pude -ayuda, ayúdenme por favor, ayuda, ayuda...

De inmediato Christian entró en el baño y yo grité aún más fuerte.

Él se acercó y me tapó la boca con la mano, traté de alejar la cara, sin embargo él me estampó contra la pared.

- ¿Quieres que te amordace? -Yo negué con la cabeza -en ese caso cállate, lo único que vas a conseguir es lastimarte la garganta.

Por ninguna razón pensaba dejar de gritar, quería irme de aquí, volver a mi vida. Cuando me quitó la mano de encima yo volví a gritar. Pensé que volvería a cubrirme la boca con su mano, pero no; salió del baño y tomó algo que estaba al lado de la puerta, entró con un trapo y se acercó a mí, yo no paraba de gritar que me ayudaran.

Traté de golpearlo pero fue inútil él era mucho más fuerte que yo, me abrazó poniéndome de espaldas a él con un solo brazo y con el otro me cubrió la boca con un trapo que olía horrible.

Quise soltarme pero era inútil, no podía, traté de alejar mi cara de su mano pero lo único que conseguí fue que me estrujara más.

-Karissa, te dije que no lo hicieras -dijo Christian mientras yo comenzaba a perder la conciencia.

Antes de perder la conciencia por completo sentí como me recostaba en el catre, dejó un momento más el trapo sobre mi rostro hasta que perdí por completo la conciencia de lo que sucedía a mí alrededor.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora