Capítulo 22

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Cuando terminamos de cenar recogimos los platos y los lavamos.

— ¿Te ayudo a llevar tus cosas al antiguo cuarto de Evan? –le pregunté mientras me secaba las manos.

—Si –dijo mientras tomaba una de sus maletas –sí tienen un cuarto de visitas no entiendo porque mandan a sus invitados al cuarto de Evan.

—Ah no hay problema puedes quedarte en el cuarto de visitas solo que yo no te ayudaré a ir al sótano por las sabanas y almohadas para la cama.

—Ya entendí no hace falta que me envíes a tu tenebroso sótano.

—No seas miedosa.

— ¿Entonces por qué tú no subes?

—Porque me da flojera.

—Eres peor que un perezoso –dijo Sara riendo.

— ¿Dónde dejo tu maleta? –Le dije cuando llegamos al cuarto – ¿qué traes? ¿Piedras?

—En la cama, no solo ropa... y un sartén para defenderme por sí intentaban secuestrarme.

—Ja-ja-ja muy graciosa.

— ¡En serio! Mi mamá por poco y me hace traer un bate, para golpear a los "secuestradores" –entonces me reí en serio.

—No entiendo porque todos creen que los van a secuestrar, lo mío no fue pura casualidad, estuvo planeado y hubo una razón lógica por la cual fue a mí a quien raptaron.

—Karissa ¿sabes por qué fue?

—No, pero yo diría que fue por venganza.

— ¿Pero venganza de qué?

—No lo sé –en eso Sara bostezó.

—Creo que viajar de una ciudad a otra cansa bastante.

—Yo también estoy cansada –dije aunque no era del todo cierto – ¿Nos vemos mañana?

—Sí, buenas noches.

—Buenas noches –le respondí y salí rumbo a mi cuarto.

Cuando llegué a mi cuarto destendí la cama, me puse el pijama y tomé un libro que había dejado abandonado cuando me secuestraron. No era gran fanática de la lectura no obstante todas las noches leía un capítulo o dos antes de dormir.

Estaba a punto de terminar un capítulo cuando escuché que mamá entraba a la casa, minutos después abrió la puerta de mi cuarto.

— ¿Estás dormida? –susurró mientras asomaba la cabeza.

—No, estaba leyendo un poco.

—Lamento haberme ido pero no soportaba estar en la casa, no es porque no quería estar contigo pero tu padre...

—Está bien mamá, lo entiendo no hace falta que te disculpes.

—Te extrañé mucho Karissa.

—Yo también mamá.

Después de que mi mamá se fue, terminé de leer el capítulo y me puse a dormir esperando no tener otro sueño tan alentador como el de la noche anterior.

Desperté creyendo que todo había sido un sueño, y aún estaba en casa de Christian, cuando me cercioré de que era verdad que estaba en mi casa no sabía sí ponerme feliz o triste.

Aparté esos pensamientos y me levanté de la cama, tomé mi vestido favorito del closet, el vestido era verde con lunares blancos, lo que me hizo recordar la bolsa donde Christian me había regalado el collar, saqué una diadema de lunares igual que el vestido y unos zapatos verdes con los que siempre lo combinaba, me cepille el pelo luego me puse la diadema y salí rumbo al baño.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora