Capítulo 47

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Desperté, no estaba en mi cuarto, estaba en casa de Christian, lo noté a pesar de la oscuridad, sentí que alguien estaba sobre mí, tratando de quitarme la blusa, comenzó a jalarla del cuello tan fuerte que sentía que no podía respirar.

— ¡Me lastimas! –Eso no lo detuvo – ¡basta me estás lastimando! ¡No puedo respirar!

Tomé su mano con fuerza para que soltara mi blusa y entonces distinguí su rostro con esa horrible sonrisa morbosa que llevaba entre la oscuridad.

Tyler.

— ¡No, no, no, déjame! ¡Ayuda! –Grité llamando a Christian y retorciéndome para quitármelo de encima no podía estar aquí de nuevo, no otra vez- ¡Christian! ¡Christian!

—Él no podrá ayudarte, ya me encargué de él –no, no, no, lágrimas y sudor recorrían mi rostro.

— ¡¿Qué le hiciste?! ¡¿Qué le hiciste?! –grité con la voz rota, saqué fuerzas para alejarlo un poco y sentarme.

Desperté empapada en sudor, todo había sido una pesadilla, una pesadilla terrible, tomé mi celular y vi la hora, 3:30, comencé a llorar, estaba temblando, asustada, muerta del miedo, no me di cuenta de lo que hacía hasta que era tarde para echarme atrás, estaba llamando a Christian.

— ¿Kari? –preguntó confundido y adormilado.

—Christian... –no podía hablar estaba muy asustada.

— ¿Kari estás llorando? ¿Qué pasa? –me dijo preocupado.

—No... si... yo... Tyler... te hizo...daño... –después de balbucear eso ya no pude hablar el llanto le ganó a cualquier otra cosa, con mi mano libre me abracé las rodillas y las pegué a mi pecho.

— ¿Tuviste una pesadilla? –traté de decirle que si pero solo salió un sollozo –Oh no, ¿Tyler otra vez? Tranquila, ya no puede hacerte daño, está encerrado... mi pequeño cocodrilito cálmate –su tierna voz me calmó un poco pero aun estaba llorando, me sentí culpable no debí despertarlo en medio de la noche, mañana tenía que ir a trabajar, sin embargo quería estar segura de que estuviera bien, a salvo.

—Lo siento... no debí despertarte.

—No, está bien, estas asustada tienes... voy para allá.

— ¡No, no! quédate ahí... está bien, estoy bien, trataré de volver a dormir.

—Espera voy para allá.

—No, Christian quédate ahí... de verdad estoy bien, solo... solo quería oí tu voz –me limpié las lágrimas y me recosté en la cama.

— ¿Estás segura? No podré dormir tranquilo si sé que estás asustada y llorando.

—Si estoy segura, volvamos a dormir, de verdad.

—Te amo.

—Yo también, duerme bien, adiós.

—Adiós –colgué.

La voz de Christian me había calmado pero el terror de volver a soñar con Tyler no me dejaba dormir en paz, desperté intranquila unas cinco veces más, hasta que por fin el sueño me venció y me quedé dormida.

Abrí los ojos, ya era de mañana y el sol entraba por la ventana de mi habitación pero eso no fue lo que me sorprendió sino los ojos cafés que me miraban con tanta atención.

—Christian –él se acercó a mí.

— ¿Estás bien? –dijo preocupado y me abrazó, enterré la cabeza en su pecho.

—Estaba sobre mí y me decía que se había encargado de ti, que no podrías ayudarme –sentí lágrimas que amenazaban por salir de mis ojos.

—Tranquila, tranquila, todo está bien Kari –dijo mientras acariciaba mi espalda, lo miré.

—Lamento haberte despertado.

—No, está bien estabas asustada.

— ¿Por qué viniste?

—Estaba preocupado, no sabía si  habías conciliado el sueño o si aún estabas asustada, la otra vez estabas muy asustada.

—Gracias.

— ¿Por qué?

—Por todo –dije y le di un beso en la mejilla, me sonrió, luego bajo la vista para ver la hora en mi celular.

—Tengo que irme –se lamentó.

— ¿A trabajar?

—Sí, es la última junta antes de comenzar a fabricar los juegos en masa, vendré por ti faltando un poco para las seis –dijo sonriendo.

—Ok, está bien –me acerqué y le di un largo pero tierno beso.

—Haces que esa junta sea aún más aburrida de lo que ya es –dijo cuándo me alejé y yo me reí.

—Te amo.

—Yo también te amo Kari –me besó la frente –nos vemos en un rato, mi cocodrilito.

—Adiós –Christian se puso de pie y se fue.

Escuché que se despedía de mamá y salía, quería apartar la pesadilla de mi mente así que me puse a pensar en todo lo que había sucedido ayer, Christian se había comportado tan dulce, tierno y comprensivo, la verdad es que tenía razón, no quería hacerlo aún, lo quería mucho y ese había sido un momento muy especial para ambos pero sabía que aún no era el momento, sin agregar que probablemente mi mamá no nos hubiera dejado irnos sin preguntarnos a dónde íbamos y porque queríamos salir, quizás a mamá ya no le disgustara Christian pero no era tan tonta como para no intuir que haríamos.

Sonreí al recordar todo, como me besaba, como me tocaba, como había callado mi grito con sus labios, había sentido que me derretía en sus brazos, estar con él siempre me había parecido una locura pero ahora más que nunca estaba convencida de que era el hombre indicado para mí. En ese instante mamá entró en mi cuarto y se sentó a mi lado.

—Christian dijo que lo llamaste muy asustada anoche.

—Sí, tuve una pesadilla, desperté tan asustada que no supe lo que hacía hasta que oí su voz.

— ¿Desde cuando tienes pesadillas Karissa?

—Nunca había tenido otra desde la que tuve en la casa de Christian, aunque ya me había despertado agitada en mitad de la noche.

—No, me refiero a ¿qué las provocó?

—Tyler, sueño que me ataca otra vez, es horrible, ayer le pedía ayuda a Christian y él me decía que ya se había encargado de él –sacudí la cabeza –solo quiero olvidarlo.

—Está bien vamos a desayunar.

Mi secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora