No te guardes las cosas❤️‍🩹..

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El miércoles por la mañana, el paddock estaba oficialmente en modo off-season, pero para mí, el peso de lo ocurrido aún estaba presente, como una nube que no terminaba de disiparse. Intentaba mantenerme ocupada, enterrándome en pendientes y organizando publicaciones para Max, pero no podía engañar a nadie, y menos a mí misma. El dolor seguía ahí, fresco y agudo.

Estaba en el hospitality de Red Bull, trabajando en mi computadora cuando Max llegó y se sentó a mi lado con su típica mirada inquisitiva. Lo conocía lo suficiente para saber que estaba a punto de decir algo.

—¿Todo bien? —preguntó finalmente, inclinándose hacia mí.

—Sí, todo bien —respondí rápidamente, sin levantar la mirada.

—No me mientas. ¿Qué pasa?

Suspiré, dejando el teclado a un lado. No tenía sentido ocultárselo; Max siempre sabía cuándo algo andaba mal.

—No es nada importante. Estoy un poco cansada, eso es todo.

Max se cruzó de brazos y me observó en silencio, con esa expresión seria que usaba cuando quería que alguien hablara. Finalmente, levanté la mirada y lo vi inclinarse un poco más hacia mí.

—Te conozco. No es solo cansancio. ¿Qué pasa?

Mi garganta se cerró por un momento. Hablar de lo que sentía hacía que el dolor se sintiera más real, pero Max estaba siendo honesto y genuino, así que decidí hacer lo mismo.

—Es complicado, Max. No quiero mezclar cosas personales con el trabajo.

—¿Desde cuándo te importa eso conmigo? Vamos, decime qué te tiene así.

Su tono era firme, pero no agresivo. Finalmente, me dejé caer contra el respaldo de la silla, agotada.

—Es por Lando.

El nombre pareció encender algo en Max. Su mandíbula se tensó, pero no dijo nada, esperando que continuara.

—Ayer vi un video de él... en la afterparty. Estaba borracho y... se besó con alguien.

Max frunció el ceño, claramente sorprendido.

—¿Te lo dijo él?

—No. Lo vi en redes sociales. Bueno, en realidad Franco me lo mostró porque no quería que yo lo encontrara por mi cuenta.

Max asintió, procesando lo que había escuchado. Su silencio me daba espacio para seguir.

—Sé que no lo hizo con intención de lastimarme. Sé que estaba borracho y que seguramente ni siquiera recuerda lo que pasó, pero... me dolió. Mucho. —Mi voz comenzó a quebrarse, y aparté la mirada para evitar que Max viera las lágrimas que amenazaban con salir de nuevo.

—Es lógico que te sientas así. No tenés que justificarlo.

—¿Sabés qué es lo peor? Que ni siquiera debería sentirme así. Lando y yo no tenemos nada oficial, pero... —Mi voz se cortó, y respiré hondo para intentar calmarme. —Me sentí traicionada, aunque no tenga derecho a sentirlo.

Max dejó escapar un suspiro y, para mi sorpresa, se acercó y me abrazó. Fue un gesto torpe, pero lleno de intención.

—No pensés que no tenés derecho a sentirte mal. Si te dolió, es válido. No importa qué tipo de relación tengan.

No podía responderle. Las lágrimas, que había intentado contener toda la mañana, comenzaron a caer silenciosamente. Max no dijo nada más, simplemente me sostuvo, dejando que me desahogara.

Cuando finalmente me calmé, él habló de nuevo.

—¿Querés mi opinión?

Asentí, aunque no estaba segura de querer escucharla.

—Lando es un idiota por hacer algo así, incluso si estaba borracho. Pero también creo que no lo hizo para lastimarte.

—Eso es lo que me confunde. Porque siento que esto no debería importarme tanto, pero no puedo evitarlo.

Max me observó, su expresión más suave de lo habitual.

—A veces importa más lo que sentimos que lo que deberíamos sentir. Y está bien. Lo importante es que no te guardes esto. Franco me contó lo mal que estabas, y no quiero que pienses que tenés que enfrentarlo sola.

Habló de una manera tan comprensiva que no pude evitar sentir un poco de alivio.

—Gracias, Max. De verdad.

—Siempre, ¿sabés? Ahora, ¿querés que le diga algo? Porque no me cuesta nada.

La forma en que lo dijo, con una mezcla de humor y seriedad, me hizo sonreír por primera vez en días.

—No. No hace falta. Lo que tenga que hablar con Lando, lo voy a hablar yo.

—Bien. Pero si cambia de tono, avisame.

Max me dio una palmada en la espalda antes de levantarse y volver a su escritorio. Aunque todavía sentía el peso de lo ocurrido, su apoyo había hecho que todo se sintiera un poco más llevadero.

Y aunque sabía que todavía tenía mucho por procesar, también sabía que no estaba sola. Franco y Max estaban ahí para recordármelo, incluso en los momentos más oscuros.

Esa tarde, mientras organizaba mis pensamientos, me prometí una cosa: esta situación no iba a definirme. Y, cuando fuera el momento adecuado, enfrentaría a Lando con la misma honestidad con la que había enfrentado a mis propios sentimientos...

Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️‍🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora