Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️‍🔥

Últimos días❤️‍🔥.

La mañana comenzó con el suave sonido de las olas rompiendo en la distancia. Me desperté en mi cama, con el suave peso de un brazo sobre mí. Abrí los ojos lentamente, y ahí estaba él, durmiendo profundamente a mi lado. Sus facciones relajadas contrastaban con la intensidad que siempre parecía llevar consigo.

Me quedé observándolo por un momento, aún asimilando cómo habíamos llegado hasta aquí. Todo lo que había sucedido entre nosotros estaba lejos de ser sencillo, pero ahí estaba, justo donde quería estar. Me levanté con cuidado para no despertarlo y me dirigí al baño. Una ducha rápida, un poco de maquillaje y un vestido ligero de verano me hicieron sentir más fresca y lista para el día.

Al salir, me encontré con Franco esperándome en la sala, hablando animadamente con Carlos. Ambos parecían relajados, aunque Carlos tenía esa postura que lo hacía parecer listo para cualquier cosa.

—¿Lista, reina? —preguntó Franco, con su tono habitual.

—Lista. Aunque dudo que ustedes dos puedan seguir mi ritmo hoy —respondí, sonriendo mientras tomaba mi bolso.

—¿Eso es un desafío? Porque acepto —dijo Carlos, alzando una ceja mientras se acomodaba su camisa.

Nos subimos al auto y llegamos a un restaurante al aire libre que parecía sacado de una postal. Las mesas estaban decoradas con flores frescas, y una ligera brisa hacía que el ambiente fuera aún más agradable. Yo me sentía tranquila, algo que no había experimentado mucho en las últimas semanas.

Me senté entre Franco y Carlos, mientras Lando se ubicaba justo frente a mí. Desde el primer momento, pude sentir su mirada fija. Su atención era como un imán, y aunque intentaba mantener la compostura, sabía que mis mejillas estaban comenzando a enrojecer.

—Ese vestido... creo que Abu Dabi no está preparado para vos hoy —comentó Franco, guiñándome un ojo.

—¿Estás diciendo que me veo bien o que debería cambiarme? —respondí, riéndome.

—Un poco de las dos cosas —añadió Carlos, siguiéndole el juego a Franco.

Lando, sin embargo, permaneció en silencio, aunque su mirada decía mucho más de lo que cualquier palabra podría expresar.

La comida transcurrió entre risas y anécdotas, hasta que los temas se tornaron más casuales. Franco y Carlos estaban en su propio mundo, discutiendo sobre una película reciente, mientras yo jugueteaba con mi copa de vino. Fue entonces cuando sentí algo rozar mi pierna.

Miré rápidamente hacia Lando, quien tenía una expresión completamente inocente en su rostro, pero sus intenciones estaban lejos de serlo.

Decidí ignorarlo al principio, pero no pasó mucho tiempo antes de que su pie volviera a buscarme, subiendo lentamente por mi pantorrilla. Mis mejillas comenzaron a arder, pero me mantuve tranquila, fingiendo que nada pasaba.

Franco, como siempre, no tardó en notar algo.

—¿Todo bien, Jenny? Estás medio colorada —dijo, mirándome con curiosidad.

—Sí, sí, todo bien. Es el vino, me pega rápido —mentí, intentando apartar la mirada de Lando.

Decidí que necesitaba un respiro.

—Voy al baño, ahora vuelvo —dije, levantándome con cuidado y dirigiéndome al interior del restaurante.

Cuando llegué al baño, me miré en el espejo y respiré hondo. Lando estaba jugando con fuego, y lo sabía perfectamente. Sin embargo, antes de que pudiera calmarme del todo, escuché pasos detrás de mí.

Me giré, y ahí estaba él. Lando cerró la puerta detrás de él con calma, una sonrisa en sus labios y esa mirada que siempre lograba desarmarme.

—Porque haces eso? —pregunté mirándolo fijamente como se acercaba a mi.