Una despedida, un vuelo y un regreso a la realidad📋

65 6 0
                                    

El sonido del teléfono vibrando sobre la mesita de noche me despertó. Abrí los ojos lentamente, notando que el cuarto aún estaba oscuro, y sentí el calor de Lando a mi lado. Su brazo estaba firmemente alrededor de mi cintura, como si incluso dormido se negara a soltarme. Intenté estirarme hacia el celular sin despertarlo, pero su agarre se apretó, haciendo que soltara una risa suave.

—¿Adónde crees que vas tan temprano? —murmuró con la voz ronca, medio enterrando su rostro en mi cuello.

—Alguien nos está llamando —respondí, acariciando su mano para calmarlo.

Tomé el celular y vi el nombre del jefe de comunicación de Red Bull en la pantalla. Suspire.

—Es el trabajo —dije en voz baja, como disculpándome mientras deslizaba para contestar.

—¿Tan temprano? —protestó Lando, pero se quedó quieto, con su brazo aún alrededor mío.

—¿Hola? —dije al teléfono, tratando de sonar más despierta de lo que realmente estaba.

—¡Jenny! Buenos días. Lamento molestarte tan temprano, pero tenemos que coordinar algunos detalles para la próxima carrera.

—Buenos días, sí, claro... ¿qué necesitas? —contesté mientras me acomodaba en la cama. Lando, a pesar de todo, no me soltó.

—Vamos a necesitar que estés en Milton Keynes más pronto de lo esperado. Hay una reunión clave con los patrocinadores el miércoles, y necesitamos tu experiencia. ¿Podrías volar mañana?

Mi corazón dio un pequeño salto. No esperaba regresar al trabajo tan rápido, pero sabía que no podía decir que no.

—Entendido, confirmaré el vuelo en un rato.

—Perfecto. Nos vemos pronto.

Colgué el teléfono y dejé el celular en la mesita de noche, sintiendo un peso en el pecho. Lando me miraba con ojos entrecerrados, todavía medio dormido, pero atento.

—¿Qué pasa? —preguntó, deslizando una mano por mi espalda para calmarme.

—Me tengo que ir antes de lo que pensaba. Red Bull necesita que esté en Milton Keynes mañana para una reunión.

Lando no dijo nada al principio, pero lo vi fruncir ligeramente el ceño.

—¿Mañana? Pero apenas nos queda un día más aquí. —Su tono no era molesto, pero había un deje de decepción en sus palabras.

—Lo sé, amor, pero es el trabajo. Sabemos cómo es esto, ¿no? —dije con una pequeña sonrisa, tratando de restarle importancia al asunto.

Lando suspiró y me atrajo hacia él, abrazándome con fuerza.

—No me gusta la idea de que te vayas tan pronto, pero entiendo. Al menos tenemos todo el día de hoy.

Le devolví el abrazo y apoyé mi frente en la suya.

—Prometo que lo aprovecharemos al máximo.

Un último día juntos.

Después de prepararnos y empacar la mayoría de nuestras cosas, decidimos salir a desayunar a nuestro café favorito en la ciudad. Lando manejaba, con una mano en el volante y la otra sosteniendo la mía.

—¿Qué quieres hacer hoy? —preguntó mientras estacionaba.

—No lo sé, pero quiero que sea especial. Nada de pensar en trabajo o responsabilidades, ¿sí? —respondí, mirándolo con una sonrisa.

—Trato hecho. —Me guiñó un ojo.

El desayuno fue tranquilo, lleno de conversaciones ligeras y risas. Lando insistió en que probáramos todos los postres del menú porque, según él, "necesitábamos energía para el resto del día".

—¿Energía para qué? —pregunté, riendo mientras tomaba un bocado de un pastel de limón.

—Para lo que sea que venga. Puede ser caminar por la playa, una guerra de almohadas, o algo más... interesante. —Su tono juguetón me hizo rodar los ojos, pero no pude evitar reír.

—Eres imposible.

—Imposiblemente encantador, lo sé.

Después de pasar parte del día explorando rincones de la ciudad, terminamos en una heladería. Pedimos dos grandes copas de helado, y como siempre, Lando no pudo resistirse a hacerme bromas.

—¿Sabías que tienes helado en la nariz? —dijo, señalándome con una sonrisa traviesa.

—¿Dónde? —pregunté, limpiándome apresuradamente.

—Aquí. —Tomó un poco de su helado y lo pasó deliberadamente por mi nariz antes de estallar en carcajadas.

—¡Lando! —protesté, tratando de no reír mientras intentaba devolverle el favor.

Ambos terminamos con helado por todas partes, pero no importaba. En ese momento, las risas eran lo único que importaba.

Más tarde, ya cuando la noche caía, decidimos ir a un parque cercano para terminar el día. Extendimos una manta sobre el césped y nos recostamos a mirar las estrellas. El silencio era cómodo, interrumpido solo por nuestras respiraciones.

—¿Sabes algo? —dije finalmente, rompiendo el silencio.

—¿Qué cosa? —preguntó, girando su rostro hacia mí.

—Te voy a extrañar. Muchísimo.

Lando me miró con una mezcla de ternura y tristeza.

—Yo también, pero prometo que no importa dónde estemos, siempre estaremos conectados.

—No es lo mismo. Quiero que te quedes siempre conmigo —dije, sintiendo que mi voz se quebraba un poco.

—Me quedaré, incluso si un día me pides que me vaya. —Sus palabras, dichas con tanta seguridad, hicieron que mi corazón se derritiera.

—Te amo, Lando. —Me acerqué y lo besé suavemente, como si ese beso pudiera detener el tiempo.

—Y yo a ti. Siempre.

Nos abrazamos bajo el cielo estrellado, dejando que el silencio hablara por nosotros. Sabíamos que el tiempo juntos era limitado, pero en ese momento, parecía que el mundo se detenía solo para nosotros..

Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️‍🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora