El tiempo no tenía sentido desde aquella llamada. El dolor era insoportable, como si el universo se hubiera ensañado conmigo. Franco estaba a mi lado, haciendo todo lo posible para que no me desmoronara, pero necesitaba más. Necesitaba a Lando.
Tomé mi celular con manos temblorosas y marqué su número. Contestó al segundo tono.
—Jenny, ¿qué pasó? —preguntó con preocupación, su voz llena de tensión.
No pude contenerme y rompí a llorar. Las palabras se me atoraban en la garganta.
—Mis padres... Lando... mis papás murieron. Un accidente... un camión... —Las palabras salían fragmentadas entre sollozos.
—Dios, no... Jenny, lo siento tanto. —Su voz se quebró al otro lado de la línea.
—Necesito que vengas, por favor. No sé si puedo con esto... —dije, apretando los ojos mientras las lágrimas corrían por mis mejillas.
—Voy a estar ahí. Hoy mismo compro el vuelo. Llego mañana a primera hora, te lo prometo. No te voy a dejar sola.
Sentí un pequeño alivio al escucharlo decir eso, aunque la tristeza seguía aplastándome.
—Gracias... —susurré antes de colgar, dejando que mi celular cayera sobre la cama.
Al otro día...
El día siguiente llegó demasiado rápido. El velatorio de mis padres estaba programado para la mañana, y aunque traté de prepararme, nada podía calmar el nudo en mi pecho.
Me puse un vestido negro simple y una chaqueta de cuero oscura. No tenía fuerzas para maquillarme ni para hacer algo con mi cabello, así que lo dejé suelto. Miré mi reflejo en el espejo y casi no me reconocí; mis ojos estaban hinchados y rojos, y la tristeza se reflejaba en cada centímetro de mi rostro.
Mientras ajustaba la chaqueta, escuché la puerta abrirse. Me giré y vi a Lando entrando al apartamento. Su expresión era un espejo del dolor que yo sentía.
—Jenny... —murmuró al verme.
No pude contenerme. Solté el pañuelo que tenía en las manos y corrí hacia él, abrazándolo con todas mis fuerzas. Lando me envolvió en sus brazos, apretándome contra su pecho mientras una lágrima rodaba por su mejilla.
—Estoy aquí. Estoy contigo, ¿sí? —dijo en voz baja, su tono cargado de emoción.
No respondí. Solo asentí, dejando que sus palabras me consolaran aunque fuera un poco.
El trayecto al cementerio fue silencioso. Franco conducía, con su madre en el asiento del copiloto, mientras Lando y yo estábamos en el asiento trasero. Su mano sostenía la mía con firmeza, como si intentara transmitirme su fuerza.
Cuando llegamos, me encontré con un mar de caras conocidas. Familiares y amigos de mis padres estaban allí, muchos llorando, otros tratando de mantener la compostura. Cada vez que alguien se acercaba para darme el pésame, sentía que mi corazón se rompía un poco más.
Después de las oraciones, llegó el momento de hablar. Era mi turno. Franco me tocó suavemente el brazo, dándome una mirada de apoyo. Respiré hondo y me acerqué al micrófono, sintiendo que cada paso era un esfuerzo titánico.
—Mamá, papá... —comencé, mi voz temblando. Tragué saliva, tratando de contener las lágrimas. —Siempre fueron mi mayor inspiración. Mis motores de arranque. Aunque por mi trabajo no pasábamos tanto tiempo juntos como hubiera querido, nunca dejaron de estar presentes en mi vida.
Hice una pausa, mirando las cajas frente a mí.
—No sé cómo voy a seguir sin ustedes, pero prometo que lo haré. Porque sé que eso es lo que ustedes querrían. Aunque esta herida nunca sanará del todo, llevaré sus recuerdos conmigo. Siempre. Los amo con todo mi corazón.
No pude decir más. Las lágrimas comenzaron a caer, y Franco se levantó para tomar el micrófono.
—Don Jhonatan, doña Anna... —comenzó, su voz entrecortada. —Ustedes no solo fueron los mejores padres para Jenny, sino también para mí. Siempre me trataron como un hijo, y les voy a estar eternamente agradecido por eso.
Se detuvo un momento, limpiándose las lágrimas.
—Nunca los vamos a olvidar. Gracias por todo lo que nos dieron.
Lando también quiso hablar, a pesar de no haber conocido a mis padres. Se presentó como mi novio y ofreció sus condolencias, diciendo palabras llenas de respeto y cariño que conmovieron a todos los presentes.
El entierro fue aún más difícil. Intenté mantenerme fuerte mientras las cajas eran bajadas, pero cuando comenzaron a cubrirlas con tierra, rompí en llanto. Lando me abrazó con fuerza, sollozando conmigo. Franco estaba cerca, siendo consolado por su madre, pero también llorando desconsoladamente.
De regreso al apartamento que Lando había alquilado, me sentía completamente vacía. No tenía ánimos de hacer nada, ni siquiera de hablar. Lando, siempre atento, me preparó algo de cenar, aunque no tenía hambre.
—Tienes que comer algo, amor —dijo con suavidad, sentándose a mi lado en la mesa y sosteniendo un tenedor con cuidado.
Negué con la cabeza, pero él insistió, acercando el bocado a mis labios.
—Por favor, Jenny. Sé que no tienes fuerzas, pero necesitas alimentarte.
Con lágrimas en los ojos, acepté. Él me ayudó a comer, hablándome en voz baja, recordándome que no estaba sola.
—Vamos a superar esto juntos, Jenny. No importa cuánto tiempo tome, voy a estar aquí para ti. No te voy a dejar sola, nunca.
Me acurruqué en su pecho, dejando que sus palabras me envolvieran como un bálsamo. Sus manos acariciaron mi cabello mientras sollozaba, y poco a poco, el cansancio y la tristeza me vencieron.
Esa noche, me quedé dormida en sus brazos, agradecida por tenerlo a mi lado en el momento más oscuro de mi vida..

ESTÁS LEYENDO
Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️🔥
FanfictionÉl es un piloto que enciende pasiones dentro y fuera de la pista. Con una sonrisa cautivadora y una mirada que desarma, sabe el efecto que tiene en los demás... y lo disfruta. Pero cuando te conoce, algo cambia. Tú no eres como el resto; no caes en...