Feliz Cumpleaños Jenny⭐️.

97 7 0
                                    

El sol se filtraba por las ventanas de mi departamento, pero no lograba animarme. Era mi cumpleaños, pero la idea de celebrar no me interesaba. Me sentía vacía, sin ganas de enfrentar el día, así que había decidido pasarlo sola, tratando de encontrar algo de paz en medio de mi caos emocional.

Mientras revolvía una pequeña olla en la cocina, preparando algo rápido para comer, escuché el timbre. Me sorprendió, ya que no esperaba a nadie. Caminé hacia la puerta sin apuro, pensando que quizás sería algún paquete o algo sin importancia.

Al abrir, me encontré con Franco. Pero no estaba solo; traía un oso de peluche gigante que apenas podía sostener, una bolsa de chocolates y otra bolsa con el logotipo de marcas de ropa caras.

—¡Feliz cumpleaños, guacha! —exclamó con una sonrisa amplia, entrando con total confianza.

No pude evitar sonreír al verlo, a pesar de mi tristeza. Franco siempre sabía cómo sacarme una sonrisa, incluso en mis peores días.

—¿Qué es todo esto? —pregunté, señalando el oso que ahora estaba sentado en el sofá, ocupando casi toda la superficie.

—Es tu cumpleaños, obvio. ¿Qué clase de mejor amigo sería si no hiciera algo especial? —Dejó las bolsas sobre la mesa y me miró, evaluándome con sus ojos siempre atentos.

—Franco, no tenías que...

—Callate, porque hay más. —Interrumpió con su típica picardía y caminó hacia la puerta.

Me quedé mirándolo, confundida. Antes de que pudiera preguntar, abrió la puerta nuevamente, y mis padres, Jhonatan y Anna, entraron con sonrisas radiantes y los brazos abiertos.

—¡Feliz cumpleaños, hija! —gritó mi mamá, mientras mi papá sostenía un pequeño pastel decorado con velas.

Por un momento, me quedé paralizada. No esperaba esto. No sabía cuánto los necesitaba hasta que los vi ahí, frente a mí. Sin pensarlo, corrí hacia ellos y los abracé con todas mis fuerzas.

—No lo puedo creer... ¡Están acá! —exclamé, con lágrimas comenzando a rodar por mis mejillas.

—Sabíamos que no estabas pasando por tu mejor momento, y Franco nos ayudó a venir —dijo mi mamá, acariciando mi cabello como cuando era niña.

—Te extrañábamos, hija —agregó mi papá, con esa calma que siempre me transmitía paz.

Me aparté un momento de ellos y miré a Franco, que nos observaba con una sonrisa de satisfacción. Tenía los ojos brillantes, pero trataba de disimularlo.

Caminé hacia él y lo abracé con fuerza.

—Gracias, Franco. De verdad, gracias. No sé qué haría sin vos. Sos... sos increíble. Siempre sabés lo que necesito, incluso cuando yo no sé cómo pedir ayuda.

Franco me devolvió el abrazo, esta vez sin intentar ocultar sus emociones.

—Vos te merecés esto y más, guacha. No me agradezcas tanto que me vas a hacer llorar, ¿eh? —dijo con una risa temblorosa, pero ya tenía lágrimas deslizándose por sus mejillas.

Lo abracé más fuerte, y por un momento, me sentí completa.

El día transcurrió en casa, lleno de risas y anécdotas. Mi mamá y yo charlamos mientras mi papá y Franco se encargaban del asado en el balcón. Las cervezas fluían, y aunque todavía sentía un peso en el pecho, me di cuenta de lo afortunada que era de tenerlos a ellos.

En medio del almuerzo, llegó una entrega inesperada: un ramo enorme de mis flores favoritas. Las miré con sorpresa, sabiendo de inmediato quién las había enviado.

—¿Quién te las mandó? —preguntó mi mamá, mientras mi papá cortaba un pedazo de carne.

—No importa. —Tomé el ramo y lo llevé a mi habitación, sin querer pensar demasiado en eso. Las flores eran hermosas, pero no tenía la energía para lidiar con el significado detrás de ellas.

Pasamos la tarde compartiendo recuerdos, brindando, y disfrutando del asado. Franco logró hacerme reír más de una vez, y mis padres me recordaron lo mucho que me querían. Fue un día tranquilo, pero lleno de amor, algo que necesitaba más de lo que había imaginado.

La noche estaba en calma, y el silencio del departamento me rodeaba como una manta pesada. Después de un día lleno de emociones con Franco y mis padres, finalmente me quedé sola. Me senté al borde de la cama, mirando el ramo de flores que había dejado cuidadosamente en una esquina de mi habitación.

La carta seguía en mis manos. La letra de Lando, inclinada y algo apurada, parecía reflejar su estado emocional. Tomé una bocanada profunda y decidí leerla de nuevo, ahora con más atención, dejando que cada palabra me alcanzara como él seguramente había intentado.

"Sé que no tengo derecho a pedirte nada, pero necesito que leas esto. Sé que te lastimé, y no hay excusa para mi comportamiento. Estoy avergonzado de mí mismo, de lo que hice, y sobre todo, de cómo te hice sentir. No sé cómo pude ser tan idiota, pero cada segundo desde aquella noche me pesa como una condena."

Mi garganta se cerró al leer esas palabras. Me dolía saber que él también estaba sufriendo, pero eso no cambiaba lo que yo sentía.

"No sé cómo llegué a quererte tanto en tan poco tiempo, pero lo hice. Te amo. Lo sé, puede sonar loco o apresurado, pero lo siento profundamente. Nunca pensé que podría conectar con alguien como lo hice contigo. Y aunque ahora todo parece perdido, quiero que sepas que no quiero dejar esto. No quiero perderte. No puedo perderte."

Las lágrimas comenzaron a formarse en mis ojos. Mis dedos temblaban mientras pasaba la página para leer el resto.

"No quiero que esto termine aquí, porque sé que tenemos algo especial. No soy perfecto, estoy lejos de serlo, pero estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para demostrarte que puedo ser mejor. Que quiero ser mejor. Por vos, por nosotros. Dame una oportunidad, por favor. Sé que no merezco tu perdón todavía, pero prometo que haré todo para recuperarte."

Sentí que mi corazón reaccionaba antes que mi mente. Una mezcla de amor, tristeza y rabia se arremolinaba en mi pecho. Quería creerle, pero la herida seguía siendo fresca.

La última parte de la carta era más ligera, pero no menos cargada de emoción.

"Sé que hoy es tu cumpleaños. Feliz cumpleaños, hermosa. Espero que te gusten las flores. Son tus favoritas, ¿no? Pensé mucho en qué decirte, y aunque las palabras nunca serán suficientes, quería que al menos supieras lo mucho que lamento todo y lo importante que sos para mí. Espero algún día poder celebrarlo con vos como se merece. L."

Cerré los ojos, dejando que las lágrimas fluyeran libremente. Había algo desgarrador en su sinceridad, en cómo había puesto su corazón en esas palabras. Pero también estaba la duda, el miedo de volver a confiar y salir lastimada.

Doblé la carta con cuidado y la coloqué junto a las flores en mi mesita de noche. No sabía qué iba a hacer con todo esto, pero esa noche decidí no pensar más. Me metí bajo las sábanas, abrazándome a mí misma, tratando de encontrar algo de consuelo en medio del caos que sentía.

Mientras cerraba los ojos, las palabras de Lando resonaban en mi mente: "Te amo. No quiero perderte." Pero, ¿era suficiente? ¿Podría mi corazón soportar darle otra oportunidad? Esa respuesta tendría que esperar. Por ahora, necesitaba descansar..

Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️‍🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora