Te gusta el rojo?🌶️

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El calor de Abu Dabi seguía presente, aunque en pleno diciembre. Había decidido tomarme un rato para distraerme y salir a recorrer algunas tiendas antes de volver a casa. La ciudad estaba tranquila, con los ecos de la última carrera de la temporada todavía flotando en el aire. Caminaba por un centro comercial, mirando vitrinas sin demasiado entusiasmo, cuando una tienda en particular llamó mi atención.

Era una tienda de una buena marca que vendía merchandising oficial de la Fórmula 1. Sin pensarlo dos veces, entré. Me gustaba coleccionar cosas relacionadas con el deporte, aunque muchas veces tenía que limitarme a lo que representaba al equipo para el que trabajaba. No era raro que me viera tentada con prendas de otras escuderías, pero al final siempre me detenía antes de hacer algo que pudiera levantar comentarios incómodos.

Caminé entre los estantes, admirando los detalles de las camisetas, gorras y accesorios. Sin embargo, lo que realmente me llamó la atención fueron unas chaquetas rojas de Ferrari. Eran preciosas, con el logo bordado perfectamente y un diseño elegante que destacaba incluso entre otras prendas.

Me quedé ahí, tocando una de ellas y analizándola. No podía evitarlo, el color rojo siempre había sido de mis favoritos, y aunque sabía que no debía comprar algo así, era imposible no admirar la prenda. Justo cuando estaba por darme la vuelta, sentí una presencia detrás de mí, y una voz masculina, familiar, habló:

—¿Te gusta el rojo?

La pregunta me tomó por sorpresa, y cuando giré, me encontré con Carlos Sainz. Llevaba ropa casual, una camiseta blanca y jeans, pero su cabello perfectamente despeinado y su sonrisa relajada lo hacían inconfundible.

—¿Carlos? —pregunté, todavía sorprendida.

Él se rió un poco y asintió.

—Sí, ¿qué hacés mirando cosas de Ferrari? ¿Ya te estás cambiando de equipo?

No pude evitar reírme ante su comentario, aunque rápidamente negué con la cabeza.

—No, para nada. Simplemente me llamó la atención la chaqueta. Es muy linda, pero... no puedo.

Carlos levantó una ceja, curioso.

—¿Por qué no? ¿Te lo tienen prohibido en Red Bull?

—No exactamente, pero no sería lo mejor. Ya sabés, política interna, esas cosas.

Carlos sonrió, cruzándose de brazos mientras me miraba.

—Eso suena demasiado serio. Nadie te va a criticar por llevar una chaqueta bonita. Además, el rojo te quedaría bien.

—¿Eso creés? —le pregunté, riendo mientras volvía a colgar la chaqueta en el estante.

Carlos asintió y caminó hacia un par de camisetas, revisándolas sin mucho interés.

—Te reconocí apenas entraste —comentó de pronto, sin apartar la vista de las prendas frente a él.

Me detuve un momento, sorprendida.

—¿En serio?

—Claro. Sos la chica que trabaja con Max, ¿no? Además... —Hizo una pausa, como si estuviera dudando en seguir hablando. Finalmente, me miró con una sonrisa suave—. Además, Lando ha hablado de vos últimamente.

Sentí un nudo formarse en mi estómago. Intenté mantener mi expresión neutral, pero mis manos se tensaron un poco al escuchar el nombre de Lando.

—¿Ah, sí? —pregunté, tratando de sonar casual mientras fingía interés en un gorro que claramente no pensaba comprar.

—Sí. Lo he visto bastante mal, para ser sincero —admitió Carlos, dejando de mirar las camisetas y concentrándose en mí. Había una seriedad en su tono que me desarmó.

—¿Mal? —Mi voz salió un poco más suave de lo que esperaba.

—Muy mal. Lo conozco desde hace años, y no suelo verlo así de afectado. Es como si todo lo que pasó con vos lo estuviera destrozando por dentro.

Me quedé en silencio, intentando procesar lo que estaba diciendo. Sabía que Lando estaba arrepentido, pero escuchar que la estaba pasando mal me generaba emociones encontradas.

Carlos notó mi reacción y dio un paso más cerca, como si intentara suavizar el impacto de sus palabras.

—No quiero meterme donde no me llaman, Jenny, pero creo que realmente le importás. No para de hablar de cómo la cagó y de lo mucho que quiere arreglar las cosas.

—Carlos... —empecé a decir, pero me detuve, sin saber realmente qué responder.

Él levantó una mano, como si quisiera calmarme.

—No te estoy diciendo que lo perdonés, ni que olvidés todo de la noche a la mañana. Solo quería que supieras que él está tratando de encontrar la manera de recuperarte, aunque no sepa cómo.

Asentí, mordiéndome el labio mientras miraba hacia el suelo. Era difícil escuchar eso, porque una parte de mí todavía estaba dolida, pero otra parte no podía evitar sentir algo por Lando.

—Gracias por decírmelo —dije finalmente, levantando la mirada para encontrarme con los ojos sinceros de Carlos.

—De nada. Y si te sirve un consejo... tomate tu tiempo. Hacé lo que sea mejor para vos.

Sonreí un poco, agradecida por sus palabras. Carlos podía ser competitivo en la pista, pero en persona, era sorprendentemente amable y genuino.

Continuamos charlando un rato más mientras él compraba un par de camisetas y yo me aseguraba de no llevarme nada para evitar problemas. Antes de despedirnos, Carlos me dio una palmada ligera en el hombro.

—Suerte con todo, Jenny. Espero que las cosas se aclaren pronto, sea lo que sea que decidás.

—Gracias, Carlos. Te agradezco de verdad.

Me quedé en la tienda un momento después de que él se fue, mirando nuevamente las chaquetas rojas que me habían llamado la atención. Quizás Carlos tenía razón. A veces, no se trataba de las reglas del equipo o de lo que los demás esperaban de mí. Quizás era momento de empezar a pensar en lo que realmente quería, tanto en mi carrera como en mi vida personal.

Con esa idea en mente, salí de la tienda y caminé de regreso al departamento, sintiéndome un poco más ligera, aunque todavía tenía mucho en qué pensar..

Sassy Pilot x Lando Norris +18❤️‍🔥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora