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Era un día tranquilo en el fraccionamiento de los Peña. Nicole decidió no ir a la universidad ese día; necesitaba un descanso, y no podía dejar de pensar en Roberto, o como todos lo conocían, Tito. La relación entre ellos había crecido rápidamente, y ella se encontraba atrapada entre la emoción y la inseguridad. Sin embargo, un toque en el timbre la sacó de sus pensamientos.

Al abrir la puerta, se encontró con Roberto, con esa sonrisa que siempre la hacía sentir mariposas en el estómago.

—Hola, muñequita —dijo él, sin dejar de sonreír—. ¿Estás lista para un día divertido?

Nicole asintió, sintiendo una ola de emoción al verlo. Sin embargo, antes de que pudieran salir, Ana, su madre, apareció en la sala.

—Roberto, ¿por qué no te quedas a desayunar con nosotros? —preguntó Ana, sonriendo.

—Claro, señora Ana, con mucho gusto —respondió Roberto, tratando de no parecer demasiado emocionado.

Nicole no pudo evitar sentirse un poco incómoda, pero sabía que su madre solo quería ser amable.

Ya sentados a la mesa, Ana sirvió unos chilaquiles humeantes. Los hermanos de Nicole estaban en la mesa también, intercambiando miradas curiosas entre ellos. Carlos, el mayor, no dejaba de observar a Roberto con una expresión entre la diversión y la desconfianza.

—Así que, Roberto, ¿qué tal va la música? —preguntó Carlos, tratando de sonar casual, aunque su tono era más de interrogatorio.

—Todo bien, gracias. De hecho, estoy trabajando en un nuevo proyecto —dijo Roberto, mientras Nicole le pasaba el jugo de naranja.

Después de un rato de charlas y risas, Ana se levantó para atender una llamada, dejando a los tres jóvenes en la mesa.

—Oye, Nicole, ¿y qué tal va tu relación con "el cantante famoso"? —preguntó Pedro, con una sonrisa burlona.

Nicole sintió que se le subía la sangre a las mejillas.

—¡Cállate, Pedro! —exclamó, riendo, pero a la vez un poco avergonzada.

Roberto se rió con ellos, disfrutando de la atmósfera relajada. En ese momento, se dio cuenta de que se sentía como en casa, lo que lo hizo sentir aún más atraído por Nicole.

Una vez que terminaron de desayunar, Roberto le dijo a Nicole:

—¿Listos para ir al estudio? Tito me dijo que lo extraña mucho.

Nicole sonrió, aliviada de que él no se lo tomara tan en serio.

—Vamos, ¡tengo ganas de ver qué hacen!

Roberto la llevó al coche y, mientras conducían, la conversación fluyó naturalmente. Roberto, de nuevo, se mostró muy atento y protector, lo que la hizo sentir especial.

Al llegar al estudio, Roberto entró primero, y cuando Nicole lo siguió, escuchó a Sebastián, un amigo de Roberto, que exclamaba:

—¡Nicole! ¡Qué bueno que viniste!

La acogida fue cálida y amistosa, y Nicole se sintió un poco más cómoda en el ambiente. Roberto se sentó al lado de ella, y de inmediato comenzaron a preparar las cosas para la grabación.

Durante la sesión, Roberto hizo un live en Instagram. Mientras interactuaba con sus fans, le pasó el brazo por los hombros a Nicole, haciendo que ella sonriera, aunque sabía que no debían mostrarse tan cercanos en la cámara.

—No te preocupes, no te voy a dejar caer —le susurró Roberto, haciendo que ella riera con nerviosismo.

A medida que avanzaba el live, los comentarios de los fans comenzaron a llenarse de mensajes divertidos. Algunos preguntaban por Nicole, y otros hacían bromas sobre su relación.

Roberto decidió tomar un pequeño descanso y se giró hacia ella:

—¿Quieres que les mande un saludo?

Nicole asintió, aunque sintió un ligero nerviosismo.

Roberto, sonriendo, se dirigió a la cámara:

—¡Hola a todos! Aquí con mi hermosa muñequita. La están preguntando y ya saben, es muy especial para mí.

Nicole sintió su corazón acelerar, y en ese momento, Roberto inclinó su cabeza y le dio un beso suave. No fue un beso largo ni exagerado, pero fue suficiente para que Nicole sintiera una chispa de emoción.

Al finalizar el live, Nicole se sintió un poco sonrojada, pero a la vez emocionada.

—Nunca pensé que me fueras a presentar así —dijo, sonriendo.

Roberto se rió y respondió:

—Es que te extrañé mucho, muñequita.

Al final del día, cuando era hora de dejarla en su casa, se despidieron en la entrada. Roberto se acercó un poco más, mirándola a los ojos.

—Nicole, me encantaría que fueras mi quedante.

Nicole sintió que su corazón daba un vuelco.

—Sí, claro —respondió, sintiendo que el momento era perfecto.

Roberto se inclinó y la besó, dejando que ese instante se alargara en el aire.

Nicole sabía que su vida estaba cambiando y que su relación con Roberto apenas comenzaba.

Si necesitas más cambios o detalles, ¡no dudes en decírmelo!

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Ya ando pensando que esta serie tiene que acabar a finales de noviembre, entonces tengo que subir más capítulos, igual como ya dije, planeo que sea aproximadamente de 50 o 60 capítulos

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