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Nicole despertó el jueves sintiéndose tranquila y emocionada. Revisó su celular y vio un mensaje de Roberto:

"Buenos días, mi muñequita hermosa. ¿Cómo amaneciste? ¿Nos vemos hoy?"

Nicole sonrió y respondió rápidamente:
"Buenos días, amor. Muy bien, ¿y tú? Déjame ver si no tengo pendientes y te aviso."

Bajó al comedor, donde su mamá, Ana, ya estaba sirviendo el desayuno. Pedro y Carlos estaban en la mesa, en sus celulares, pero los dos levantaron la mirada al verla entrar.

—Buenos días —saludó Nicole, tomando asiento.

Carlos arqueó una ceja. —¿Y ahora por qué tan feliz?

—¿Feliz yo? Siempre estoy feliz —respondió Nicole con naturalidad mientras servía café.

—Ajá, claro —dijo Pedro, sarcástico—. Seguro tiene que ver con tu "amiguito".

Nicole rodó los ojos, intentando ignorarlos.

—Pedro, ya déjala —intervino Ana con un tono firme—. Déjenla en paz de una vez, muchachos.

Carlos suspiró. —No es eso, mamá, solo queremos saber qué tanto hace con ese bato.

—Carlos, ya hablé con ustedes. Roberto es un buen muchacho, y Nicole tiene derecho a salir con quien quiera. No quiero discusiones sobre esto —dijo Ana, mirándolos fijamente.

Nicole miró a su mamá con agradecimiento y luego cambió el tema.

Una visita inesperada

Después de desayunar, Nicole subió a su cuarto para arreglarse. Planeaba salir a hacer unos pendientes con Fernanda, pero antes de que pudiera escribirle, Roberto le llamó.

—¿Estás ocupada, mi muñequita? —preguntó con su tono encantador.

—No, amor, ¿por qué?

—Quiero pasar por ti. Necesito verte —dijo Roberto, directo.

Nicole sintió su corazón acelerar. —Está bien, amor. ¿A qué hora vienes?

—En una hora. Espérame en la entrada.

Una hora después, Nicole estaba lista y esperándolo. Roberto llegó puntual, con su camioneta brillando bajo el sol. Cuando la vio, bajó de inmediato para saludarla con un beso suave.

—Hola, mi muñequita. ¿Lista? —dijo, abriéndole la puerta.

—Lista. ¿A dónde vamos? —preguntó, curiosa.

—A un lugar especial —respondió, sonriendo de lado.

Un momento de complicidad

Roberto la llevó a un parque tranquilo en las afueras de la ciudad. Mientras caminaban, se sentaron en una banca bajo la sombra de un árbol.

—Quería hablar contigo, Nicole. Siento que últimamente hemos pasado menos tiempo juntos, y no quiero que pienses que no me importas —dijo, tomándole la mano.

—Amor, sé que estás ocupado con tu música. Entiendo tu trabajo —respondió Nicole con sinceridad.

—Lo sé, pero aun así quiero esforzarme más por nosotros. Tú eres lo más importante para mí —dijo Roberto, acercándose para besarla en la frente.

Nicole lo miró con ternura. —Tú también eres lo más importante para mí, amor.

Después de un rato, volvieron a la camioneta y Roberto la llevó a un restaurante pequeño pero acogedor. Mientras comían, Roberto hizo un live rápido desde su celular.

—A ver, plebes, ¿cómo andan? —dijo, sonriendo a la cámara.

Los comentarios inundaron la pantalla: "Tito, canta algo", "¿Dónde andas?", "Te amo, Tito". Nicole se reía mientras lo veía interactuar con sus fans, manteniéndose fuera de la cámara.

Cuando terminaron de comer, Roberto la llevó de regreso a su casa. Al llegar, se detuvo frente a la entrada del fraccionamiento y la miró fijamente.

—Gracias por salir conmigo hoy, muñequita.

—Gracias a ti, amor. Siempre haces que mis días sean especiales —respondió Nicole con una sonrisa.

Se despidieron con un beso suave, y Nicole lo vio irse antes de entrar a su casa. Subió a su cuarto sintiéndose más enamorada que nunca, segura de que lo que tenía con Roberto era algo único.

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Se acerca el final 💔

Muñequita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora