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Era una tarde calurosa en Guadalajara, de esas que te obligan a buscar refugio en la sombra o en el aire acondicionado. Nicole Peña, hija de una familia adinerada, estaba recostada en su cuarto, viendo historias de Instagram y respondiendo mensajes de sus amigas del colegio. Nicole siempre había sido conocida por ser "la niña fresa", con sus gustos refinados y su actitud un poco reservada.

De repente, su teléfono vibró con un mensaje de su prima Fernanda.

Fernanda: "¡Oye, güera! Vente al Depa. Hoy viene Sebastián con sus amigos, y quiero que los conozcas. Va a estar chido."

Nicole soltó un suspiro. Sabía que Fernanda siempre andaba en rollos con su novio, Sebastián, y el grupo de amigos de él, gente más de barrio, de esos que no tenían pelos en la lengua y siempre andaban con corridos a todo volumen. A pesar de la diferencia en estilo de vida, siempre había querido ver cómo era ese lado de la vida que Fernanda frecuentaba.

Nicole: "¿Estás segura? Sabes que esos eventos no son lo mío."

Fernanda: "¡Claro que sí! Mira, ni vas a tener que hablar mucho. Nomás vente bien vestida y ya, que vamos a salir más al rato. Anda, no te rajes."

Después de unos minutos de indecisión, Nicole decidió que salir no le haría mal. Quizá sería interesante conocer un poco más de ese mundo que siempre le había parecido ajeno. Se vistió con algo sencillo pero caro, unos jeans ajustados y una blusa blanca, y salió de la casa.

Una hora después, Nicole llegó al depa de Fernanda, en una zona más céntrica de Guadalajara. Apenas abrió la puerta, el sonido de risas y la música de corridos inundó sus oídos. Sabía que estaba en un ambiente completamente diferente al que solía frecuentar.

Fernanda la recibió con un abrazo y una sonrisa gigante. "¡Ahí está mi primita fresa!" le dijo en tono de broma.

Nicole: "Ya, ya, no empieces."

Fernanda la guió hasta la sala, donde ya estaban varios sentados con botellas de tequila en la mesa. Al centro, un chico de gorra y gafas oscuras que destacaba entre todos. Tenía ese aire de seguridad que solo la fama puede dar. Roberto Laija, mejor conocido como Tito Double P, el famoso cantante de corridos, estaba ahí. Nicole no podía creerlo, aunque no era fan de ese tipo de música, sabía perfectamente quién era.

Fernanda la presentó rápidamente.

Fernanda: "Nico, ellos son Sebastián, Tito y los demás plebes. Y plebes, esta es mi primita Nicole."

Roberto levantó la vista de su celular y la observó con una sonrisa, ligeramente intrigado.

Roberto: "¿Qué onda, cómo estás?" dijo en un tono relajado.

Nicole: "Bien, gracias. Tú... eres Tito, ¿no?"

Roberto: "Simón, el mero mero." respondió con una sonrisa pícara.

Nicole se sentó en un rincón mientras todos seguían en su ambiente. Estaba un poco fuera de lugar, pero había algo en la actitud relajada de Tito que la intrigaba. Durante la siguiente hora, observaría cómo él y sus amigos hablaban de giras, conciertos y carros. Era un mundo muy diferente al suyo.

Después de un rato, Sebastián se levantó y dijo: "Oigan, plebes, vamos a salir al antro en un rato. ¿Quién jala?"

Todos asintieron con emoción, excepto Nicole, que aún no estaba muy convencida de la idea. Sin embargo, Fernanda la convenció con un par de frases.

Fernanda: "Anda, Nico. ¿Cuándo más vas a tener la oportunidad de salir con estos vatos? Además, tú y yo juntas, como siempre."

Finalmente, Nicole aceptó.

Ya en el antro, la noche estaba en su máximo esplendor. Las luces, la música, el ambiente. Todo era diferente a lo que Nicole estaba acostumbrada. En la mesa VIP donde estaban, Tito y sus amigos dominaban la escena. Varias chicas se acercaban para saludar a Tito, pero él parecía estar más interesado en otra cosa.

Durante toda la noche, Tito había estado lanzándole miradas curiosas a Nicole, notando su actitud diferente al resto. Cuando tuvo la oportunidad, se acercó a ella mientras los demás bailaban.

Roberto: "Oye, güerita, se nota que no eres de estos rollos, ¿verdad?"

Nicole sonrió tímidamente. "Pues, no tanto. No suelo salir a lugares así."

Roberto: "Se te nota. Pero eso no es malo. A veces es bueno salirse de la zona de confort."

Nicole, aunque nerviosa, decidió seguir la conversación.

Nicole: "¿Y tú? Digo, debe ser complicado estar en estos ambientes con toda la fama que tienes."

Roberto soltó una carcajada. "Pues, no creas. A veces nomás quiero relajarme, y los antros me distraen. Pero al final, soy igual que tú, buscando algo de paz entre tanto desmadre."

La forma en que Tito hablaba con ella, sin pretensiones y con sinceridad, la hacía sentir cómoda. Era claro que detrás de la fama, había alguien más real de lo que imaginaba.

Roberto: "¿Y qué haces tú? ¿Estudias o algo así?"

Nicole: "Sí, estoy en la universidad. Estudio comunicación. Aunque... no creo que a alguien como tú le interese eso."

Roberto: "¿Por qué no? A veces los que andamos en este mundo necesitamos gente que nos enseñe a comunicar mejor. Además, uno nunca sabe cuándo va a necesitar una buena charla."

Nicole se sorprendió. No esperaba que Tito fuera tan profundo o tan abierto. A medida que seguían hablando, la conversación se tornaba cada vez más natural, como si se conocieran desde hacía tiempo.

Fernanda, que había estado bailando con Sebastián, se acercó en un momento y vio la escena.

Fernanda: "¡Mira nomás! ¿Tú y Tito echando chisme?"

Nicole: "Ay, no es eso. Solo estamos hablando."

Roberto: "Déjala, Fers. Tu prima es más interesante de lo que parece."

Fernanda soltó una carcajada y los dejó seguir platicando.

La noche continuó y, para sorpresa de Nicole, se sentía cada vez más cómoda en este nuevo ambiente. A pesar de las diferencias, había algo en Roberto Laija que la hacía sentir curiosa, como si quisiera conocer más de ese mundo que hasta ahora había visto solo desde lejos.

Antes de que terminara la noche, Tito se inclinó un poco hacia ella y, con una sonrisa, le dijo:

Roberto: "Oye, güerita, ¿qué te parece si te invito a uno de mis conciertos la próxima vez? Creo que deberías ver de cerca lo que hago."

Nicole, sorprendida por la invitación, dudó un segundo antes de responder.

Nicole: "Pues... podría ser interesante. Pero solo si me prometes que no va a haber tanta gente lanzándote flores." dijo con una sonrisa juguetona.

Roberto rió y le guiñó el ojo. "Prometido. Nomás tú y yo viendo lo bueno de la música."

Y así, entre risas, música y conversaciones inesperadas, Nicole empezaba a descubrir que detrás del mundo de los corridos y la fama, había personas mucho más complejas de lo que jamás hubiera imaginado. Lo que empezó como una simple salida con su prima, estaba por convertirse en una experiencia que cambiaría su vida para siempre.

Muñequita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora