Era domingo, y como todos los fines de semana, la familia Peña se dirigía a su rancho a las afueras de Guadalajara. El sol apenas se asomaba cuando Nicole y su familia ya estaban en camino en la camioneta negra del año que su papá, Juan, manejaba con orgullo. Su mamá, Ana, iba en el asiento del copiloto, ajustándose sus gafas de sol mientras conversaba sobre los planes del día.
Carlos, el hermano mayor de Nicole, iba sentado a su lado en la parte trasera, y Pedro, el de en medio, no paraba de hablar de fútbol, como siempre. Nicole estaba pegada a su teléfono, distraída con las notificaciones que llegaban sin parar.
—Juan: "A ver, chamacos, ya guarden esos celulares. Hoy es día de familia. Nada de estar pegados al teléfono todo el tiempo."
Nicole resopló, pero obedeció y apagó la pantalla de su celular, aunque no antes de notar algo que la dejó un poco intrigada: Roberto Laija, mejor conocido como Tito Double P, la había seguido en Instagram. No pudo evitar sonreír discretamente, pero decidió no mencionarlo en ese momento.
—Ana: "Ni te hagas, Nicole. Sabemos que te la pasas pegada al celular, pero hoy estamos en familia. Quiero que disfrutes de la naturaleza."
—Nicole: "Ya, mamá, tampoco es para tanto. Solo estaba viendo una cosa."
Pedro se inclinó hacia ella y, con una ceja levantada, preguntó en tono bromista.
—Pedro: "¿Otra cosa? ¿O a alguien, eh? Seguro andas texteándote con algún galán."
—Nicole: "No seas ridículo, Pedro. Solo estaba viendo Instagram."
Carlos, el mayor, soltó una risa burlona.
—Carlos: "Claro, claro. Porque no conocemos a nuestra hermanita. Seguro ya tienes varios en la mira, pero acuérdate de que aquí te cuidamos los dos."
Los hermanos siempre habían sido celosos con Nicole, lo que a veces la molestaba, pero sabía que en el fondo la querían proteger. Al llegar al rancho, el paisaje verde y los árboles enormes los recibieron como de costumbre. Era un lugar hermoso, lleno de naturaleza, donde la familia solía pasar el día completo entre parrilladas, caballos y charlas familiares.
Ana se bajó de la camioneta y comenzó a organizar lo que sería el día, dirigiendo a los empleados del rancho sobre cómo preparar la comida y acomodar todo para el día de campo.
—Ana: "Nicole, ven, ayúdame a poner las mesas."
Nicole se acercó a su mamá, mientras sus hermanos corrían hacia los establos para revisar a los caballos. Aunque estaba acostumbrada a este tipo de días, su mente seguía volviendo a la notificación que había recibido antes de llegar. ¿Por qué Tito la habría seguido? Después de todo, apenas habían hablado un poco la noche anterior. No tenía sentido, pero a la vez, la idea de que alguien tan famoso como él se hubiera interesado en ella la hacía sentir una mezcla de emoción y nervios.
Mientras colocaba los platos y los vasos en las mesas largas de madera, su papá Juan se acercó con una sonrisa en el rostro.
—Juan: "Mi niña, ya te veo pensando en otras cosas. ¿Qué te trae tan distraída?"
—Nicole: "Nada, papá. Solo estoy aquí ayudando a mamá."
—Juan: "Pues mejor que te quedes así, enfocada en la familia. Porque ya sabes que tus hermanos y yo estamos siempre atentos a lo que pase contigo."
Nicole sonrió, pero por dentro pensaba en lo exagerados que podían ser todos con ella. Siempre habían sido sobreprotectores, y aunque a veces lo agradecía, había momentos en los que le gustaría que le dieran un poco más de espacio.
Después de un rato, todos se reunieron para comer. El asado estaba en su punto, y el aroma de la carne al carbón llenaba el aire. Pedro y Carlos no dejaban de bromear entre ellos, mientras su papá platicaba con uno de los empleados sobre las reparaciones en los corrales.
—Carlos: "Oye, Nico, y en la fiesta de anoche, ¿qué tal te fue? ¿No hubo ningún fulano que se te acercara?"
—Nicole: "Nada de eso. Solo salí un rato con Fernanda. No pasó nada interesante."
Pedro la miró con desconfianza.
—Pedro: "Mmm, no te creo mucho. ¿Estaba Sebastián ahí, no? Seguro andaba con sus amigos esos que siempre traen corridos bien ruidosos."
Nicole trató de mantener la calma, pero sus hermanos eran expertos en sacarle información cuando menos quería darla.
—Nicole: "Sí, estaba Sebastián. Pero ya, no fue nada del otro mundo. De verdad, ni siquiera me quedé mucho rato."
En ese momento, su teléfono vibró en su bolsillo, y aunque intentó ignorarlo, el sonido fue suficiente para captar la atención de Carlos.
—Carlos: "A ver, ¿quién te escribe a estas horas?"
Nicole se levantó rápidamente de la mesa, aprovechando el momento para fingir que tenía que revisar algo en la cocina.
—Nicole: "Nada importante, solo un recordatorio de la escuela." mintió mientras caminaba hacia la casa principal del rancho.
Ya dentro, sacó su teléfono y vio que había recibido un mensaje directo en Instagram de Tito Double P. El corazón le dio un pequeño vuelco mientras leía el breve mensaje:
Tito: "¿Qué onda, güerita? Espero que te la hayas pasado chido anoche. A ver cuándo nos vemos otra vez."
Nicole sonrió para sí misma, sorprendida de que Tito realmente le hubiera escrito. ¿Por qué él estaría interesado en ella? Sabía que era un cantante famoso, con miles de seguidores y chicas que seguramente le prestaban más atención que ella. Pero ahí estaba, hablando con ella.
Decidió no responder de inmediato, no quería parecer desesperada, aunque la curiosidad la estaba matando. Guardó el celular y regresó con su familia, tratando de actuar como si nada hubiera pasado.
La tarde continuó tranquila en el rancho. Mientras sus hermanos jugaban fútbol con los empleados y su papá revisaba los caballos, Nicole se encontraba sumida en sus pensamientos. Le gustaba estar con su familia, pero no podía dejar de pensar en lo que estaba sucediendo en su vida fuera del rancho.
En algún punto de la tarde, Ana se acercó a ella mientras se sentaban juntas bajo un árbol grande, viendo el atardecer.
—Ana: "Mi amor, sé que a veces tus hermanos son muy pesados contigo, pero solo quieren lo mejor para ti. Eres nuestra niña, y siempre vamos a cuidarte."
—Nicole: "Lo sé, mamá. Solo a veces desearía que me dieran un poco más de espacio, pero entiendo que lo hacen por amor."
—Ana: "Es difícil, lo sé. Pero tú sigue con tus cosas, que nosotros siempre estaremos aquí para lo que necesites."
Nicole le sonrió a su mamá, agradecida por sus palabras. A veces le costaba aceptar que su familia solo quería lo mejor para ella, pero ese día en el rancho le recordó que, al final, su amor y protección eran lo que la hacían sentirse segura.
Sin embargo, mientras el sol se escondía tras las montañas, no pudo evitar pensar en el mensaje de Tito. ¿Qué tanto podía cambiar su vida en tan poco tiempo?
