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El lunes amaneció tranquilo, pero Nicole sabía que las cosas seguían tensas con Carlos y Pedro. Durante el desayuno, ambos apenas le dirigieron la palabra, y cuando lo hicieron, fue solo para recordarle que "se cuidara". Ana intentaba calmar los ánimos con conversaciones ligeras, pero Juan estaba más serio que de costumbre.

Nicole decidió pasar la mañana en su cuarto, revisando pendientes de la universidad, aunque su mente estaba en otra parte. No podía dejar de pensar en Roberto.

Hacia el mediodía, su teléfono vibró con un mensaje de Roberto:
"Amor, ¿puedo pasar a verte esta tarde? Quiero arreglar lo de tus hermanos y hablar contigo."

Nicole suspiró. No quería más drama, pero tampoco podía seguir ignorando la situación. Respondió:
"Está bien, ven como a las 4, pero por favor, no hagas nada que pueda empeorar las cosas."

A las 4:00 en punto, Roberto llegó al fraccionamiento en su camioneta. Nicole lo esperaba en la entrada, nerviosa. Cuando él bajó del vehículo, traía un ramo pequeño de flores en la mano.

—Estas son para ti, muñequita —dijo con una sonrisa mientras se las entregaba.

—Gracias, amor —respondió ella, sonriendo tímidamente.

—¿Estás lista? —preguntó Roberto mientras le acariciaba el cabello suavemente.

Nicole asintió, y juntos caminaron hacia la casa. Al entrar, Ana fue la primera en recibirlos.

—Hola, Roberto, qué gusto verte —dijo Ana con una sonrisa.

—Buenas tardes, señora Ana —respondió él, con respeto.

—Puedes decirme Ana, hijo, no te compliques —le dijo ella mientras le hacía señas para que pasara.

Roberto se sentó en la sala, mirando a su alrededor con algo de nerviosismo. De pronto, Juan entró al lugar, seguido por Carlos y Pedro, quienes no disimulaban su incomodidad.

—¿Qué tal, Roberto? —dijo Juan, saludándolo de mano.

—Muy bien, señor, gracias por recibirme —contestó Roberto con seriedad.

Carlos y Pedro se quedaron parados, mirándolo con los brazos cruzados. Roberto entendió el mensaje.

—Quiero hablar con ustedes —dijo, dirigiéndose especialmente a los hermanos de Nicole—. Sé que no confían en mí, pero quiero demostrarles que mis intenciones con Nicole son serias.

Pedro levantó una ceja, sorprendido por la seguridad en las palabras de Roberto, pero Carlos no estaba tan convencido.

—¿Y cómo piensas demostrarnos eso? —preguntó Carlos con frialdad.

—Cuidándola, respetándola, y haciendo que siempre esté feliz —respondió Roberto, sin dudar.

Juan intervino para calmar el ambiente.

—Lo importante aquí es que Nicole sea feliz. Mientras eso pase, no veo problema.

—Y yo estoy feliz con él —añadió Nicole, tomando la mano de Roberto.

Carlos suspiró y finalmente habló:

—Mira, Roberto, te lo voy a decir una vez. Si lastimas a mi hermana, te las vas a ver conmigo. ¿Entendido?

—Entendido —respondió Roberto, firme.

El ambiente se relajó un poco después de esa declaración, y Ana aprovechó para ofrecerles algo de café. Mientras tanto, Nicole sonreía al ver cómo Roberto estaba dispuesto a enfrentar todo por ella.

Cuando finalmente se despidieron, Roberto prometió que haría todo lo posible por ganarse la confianza de sus hermanos.

—Te amo, muñequita —le dijo en la puerta, abrazándola.

—Y yo a ti, amor —respondió Nicole, sintiéndose más segura que nunca de la decisión que había tomado.

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Que les parece? ⭐️🩷

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