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Después de pasar unas horas de risas y bromas en el estudio con sus compas, Tito se encontraba en su camioneta, camino a casa. La noche ya estaba avanzada, las calles vacías, y el silencio de la ciudad le dio tiempo para pensar en una sola cosa: Nicole. No podía dejar de darle vueltas a la idea de que ella había estado atenta en el live, viendo todo lo que hacían, y cómo sus fans no paraban de mencionarla.

—"¿Qué pedo conmigo?" —se preguntó Tito, soltando una risa mientras agarraba el volante con una mano, pensando en lo clavado que estaba con esa morra. Cada vez que la veía, sentía esa conexión, ese algo que lo hacía querer estar cerca de ella todo el tiempo.

Eran ya las dos de la mañana cuando Tito decidió que no se iba a dormir sin verla. Le valía madres la hora, las reglas o lo que pudiera pensar la familia de Nicole. Iba a ir a su casa. Sacó el celular, le envió un mensaje:

—Tito: "Oye, ¿estás despierta?"

Minutos después, el celular vibró con la respuesta de Nicole.

—Nicole: "Sí, ¿todo bien?"

—Tito: "Sí, ¿te puedo ver? Ando afuera de tu casa."

Tito sabía que era un poco arriesgado, sobre todo considerando que Nicole tenía hermanos bien celosos y sus papás ya estaban enterados de su relación. Pero algo dentro de él no le permitía esperar hasta mañana. Quería verla en ese momento.

—Nicole: "¿Aquí afuera? A esta hora, Tito..."

—Tito: "Simón, ándale, baja. No me tardo."

Nicole, aunque nerviosa, no pudo evitar sonreír ante la insistencia de Tito. Era tarde, pero la idea de verlo ahí, esperando solo para verla, la hizo decidirse. Silenciosamente, se levantó de la cama, se puso un suéter y bajó las escaleras con cuidado de no despertar a nadie.

Cuando abrió la puerta principal de la casa, vio la camioneta de Tito estacionada a unos metros, esperándola. Cruzó el jardín, tratando de no hacer ruido, y llegó hasta la puerta del copiloto, donde Tito ya estaba esperándola con una sonrisa.

—Tito: "Sabía que ibas a bajar." —le dijo con un tono suave, abriendo la puerta para que se subiera.

—Nicole: "Estás loco, Tito. Si mis hermanos se enteran..."

—Tito: "No se van a enterar, morra. Nomás vamos a dar una vuelta."

Nicole sonrió y se subió a la camioneta. Estaba nerviosa, pero también emocionada. Tito era impredecible, y eso le encantaba.

Arrancaron la camioneta y salieron lentamente del fraccionamiento. El silencio de la noche les permitía hablar sin prisas, sin preocuparse de quién los pudiera ver o escuchar.

—Tito: "Te vi en el live hoy."

—Nicole: "Ya vi, estabas con tus amigos echando relajo." —respondió ella, sonriendo, recordando las bromas que habían hecho.

—Tito: "Me puse nervioso cuando entraste. No me gusta que me balconeen así, menos con esa bola de locos."

Nicole rió suavemente, disfrutando la manera en que Tito admitía su nerviosismo. A pesar de ser tan famoso y seguro en el escenario, con ella era distinto. Se notaba más auténtico, más humano.

—Nicole: "Me gusta verte así, más relajado. No siempre tienes que ser el Tito que todos conocen."

Tito la miró de reojo, sintiendo una calidez en su pecho al escuchar esas palabras. Era exactamente eso lo que le gustaba de Nicole. Con ella no tenía que ser "Tito Double P", el cantante famoso. Podía ser solo Roberto, el morro de Culiacán.

—Tito: "Gracias. Contigo me siento así, ya sabes. Todo es más fácil."

Nicole bajó la mirada, sonriendo, mientras el silencio los envolvía. Tito condujo hasta un mirador que quedaba a las afueras de la ciudad, un lugar tranquilo donde podían ver las luces de Guadalajara desde lo alto. Apagó la camioneta, y se quedaron ahí, disfrutando del momento.

—Tito: "¿Qué tanto pensabas mientras te lanzaban esos comentarios en el live? Yo nomás veía cómo las morras decían puras mamadas."

—Nicole: "Pues que estás bien loco por andar haciendo esos lives a cada rato. ¿No te cansas de que te digan tantas cosas?"

—Tito: "La neta no, ya estoy acostumbrado. Pero contigo es diferente. Me gusta cuando te metes a ver. Me hace sentir que te importa lo que hago, aunque sea una tontería."

Nicole lo miró directamente a los ojos. Tito le sostenía la mirada, y esa química que tanto los unía se hizo presente de nuevo. Sin pensarlo dos veces, Tito se acercó a ella y la besó. El beso fue suave, cargado de emociones y con la certeza de que ambos estaban más conectados que nunca.

Cuando se separaron, Nicole apoyó la cabeza en el hombro de Tito, suspirando.

—Nicole: "No sé cómo voy a manejar todo esto con mi familia. Ya sabes cómo son, Tito. Mis hermanos ya ni me hablan."

—Tito: "Vamos a ver qué hacemos, morra. Yo te apoyo en lo que sea. Si tengo que hablar con ellos, lo hago. No le saco a nada."

Nicole sabía que Tito estaba siendo sincero, pero el miedo seguía ahí, latente. Su familia siempre había sido estricta y protectora, y ahora que todo se había hecho público, las cosas se estaban complicando.

—Nicole: "Deja que lo piense, ¿sí? Tampoco quiero que te metas en problemas."

—Tito: "Con tal de estar contigo, morra, no me importa nada."

Pasaron un rato más juntos en silencio, disfrutando de la noche, hasta que Nicole decidió que era hora de regresar a casa. Tito la llevó de vuelta al fraccionamiento, asegurándose de que nadie los viera al llegar.

Antes de que bajara, Tito la tomó del brazo suavemente y la volvió a besar.

—Tito: "Nos vemos pronto, ¿va?"

—Nicole: "Sí, cuídate, Tito."

Nicole bajó de la camioneta y entró a su casa, su corazón acelerado por la emoción de haber pasado otra noche con él.

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