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Me desperté el domingo con una ligera sensación de nerviosismo. La noche anterior había sido increíble, pero la preocupación sobre mis hermanos seguía rondándome. Sabía que si llegaban a ver algún video del concierto donde Tito me había dado el ramo de rosas y me había besado, las cosas se complicarían. Me estiré en la cama y revisé mi celular. Tenía varios mensajes de Fernanda y algunos de Roberto, pero nada de mis hermanos, lo que me dio un poco de paz.

Mensaje de Tito: "Buenos días, güerita. ¿Cómo amaneciste?"

Sonreí al leerlo. Tito siempre tan atento. Le respondí rápidamente, asegurándole que estaba bien y que había descansado. Sin embargo, mi calma duró poco. Apenas terminé de responder, escuché la voz de mi mamá, Ana, llamándome desde la planta baja.

—Ana: "¡Nicole! Baja a desayunar, ¡ya es tarde!"

Me levanté rápidamente, sintiendo un leve malestar en el estómago. Algo en el tono de mi mamá no sonaba bien. Me puse una sudadera sobre mi pijama y bajé las escaleras. En cuanto llegué al comedor, el ambiente se sintió tenso. Mi papá, Juan, estaba sentado en su lugar de siempre, con la mirada fija en su teléfono, y mis hermanos, Carlos y Pedro, estaban ahí también, cruzados de brazos y mirándome de una manera que no me gustaba nada.

—Pedro: "Ah, mira quién decidió bajar." dijo con un tono sarcástico que hizo que me estremeciera.

—Carlos: "¿Te la pasaste bien anoche, hermanita?" agregó, su voz llena de insinuaciones.

Me quedé parada en la puerta del comedor, sin saber qué decir. Sabía perfectamente que ya se habían enterado, y ahora estaba atrapada en la confrontación familiar que había temido tanto.

—Nicole: "¿De qué están hablando?" intenté jugar inocente, pero sus miradas lo decían todo.

Mi mamá, que estaba sirviendo café en la mesa, me miró con preocupación, pero no dijo nada. Era evidente que ella también sabía algo, pero estaba esperando a que mis hermanos tomaran la iniciativa. Mi papá no levantó la vista de su teléfono, pero podía sentir su desaprobación en el aire.

—Carlos: "No te hagas, Nicole. No somos tontos. Ya vimos los videos."

El estómago se me hundió. Ahí estaba. No había forma de escapar de esto.

—Nicole: "¿Qué videos?"

—Pedro: "¡Los del concierto! Todo el mundo los está compartiendo en redes. ¿Cómo no te íbamos a ver? Besándote con ese cantante de corridos, Tito Double P."

Me llevé las manos al rostro, cerrando los ojos por un segundo, tratando de asimilar la situación. No había manera de salir de esta sin enfrentar el tema de una vez.

—Carlos: "¿Qué estabas pensando, Nicole? ¿En serio crees que es buena idea salir con un cantante de corridos? ¿Te has vuelto loca?"

Mi papá finalmente dejó su teléfono y me miró con una expresión severa.

—Juan: "Nicole, ¿por qué no nos dijiste nada?"

—Nicole: "No quería que reaccionaran así, por eso."

Mi papá frunció el ceño y respiró profundamente antes de responder.

—Juan: "No es cuestión de cómo reaccionemos, es cuestión de que te metas en algo que no es lo mejor para ti."

—Nicole: "Papá, Tito no es malo. Solo porque es famoso no significa que..."

—Carlos: "No es solo porque es famoso, Nicole. ¡Es por lo que hace! ¡Canta corridos! Y ya sabes lo que se dice de ese tipo de músicos."

—Pedro: "Exactamente. No queremos que te metas en problemas, y menos con alguien que podría ser una mala influencia para ti."

—Nicole: "¡No lo conocen! Están juzgándolo solo por su imagen. Es un buen chico."

Mis hermanos intercambiaron miradas, como si no pudieran creer lo que estaban escuchando. Mi papá se cruzó de brazos, observando la escena sin decir nada, pero claramente preocupado. Mi mamá, que hasta ese momento había permanecido en silencio, finalmente intervino.

—Ana: "Nicole, entiendo que estés enojada, pero tus hermanos solo quieren protegerte. Quieren lo mejor para ti."

Suspiré, sintiendo que nadie realmente estaba dispuesto a escucharme. Parecía que ya habían hecho su juicio sobre Roberto sin siquiera darle una oportunidad.

—Nicole: "¿Y qué? ¿No tengo derecho a decidir con quién quiero estar? Tito me trata bien, me respeta. No es lo que ustedes piensan."

El silencio se apoderó de la habitación por unos segundos, hasta que mi papá volvió a hablar.

—Juan: "Nicole, no se trata solo de cómo te trate. Se trata del tipo de vida que lleva. Queremos que pienses en las consecuencias."

—Nicole: "¡Ya lo he pensado! Sé lo que estoy haciendo."

Mis palabras parecieron sorprender a todos, especialmente a mi papá. Estaba claro que no esperaban que me defendiera de esa manera. Finalmente, mi mamá decidió que era suficiente por el momento.

—Ana: "Está bien, vamos a calmarnos todos. Dejemos que Nicole piense bien las cosas, y cuando se sienta lista, hablará con nosotros de nuevo."

Asentí, agradecida por el pequeño respiro. Sabía que la conversación no había terminado, pero al menos ahora tenía un poco de tiempo para pensar en lo que haría.

Terminé de desayunar en silencio, rodeada por el juicio de mis hermanos, y subí a mi habitación con un nudo en el estómago. Mientras me arreglaba para el día, no podía evitar revisar mis redes sociales, viendo cómo los videos del concierto se seguían compartiendo. No podía evitar sentir la presión de mis hermanos y mi papá, pero en mi corazón sabía que no quería dejar de ver a Tito solo por lo que ellos pensaran.

Cuando volví a bajar, mi cuñada Sofía estaba en la mesa, junto a Camila, la nueva novia de Pedro. Ambas se veían un poco incómodas, probablemente por la tensión que había quedado en el aire.

—Sofía: "¿Todo bien, Nicole?" preguntó con suavidad.

—Nicole: "Sí, solo un poco de drama familiar."

Todos nos sentamos a comer juntos, pero la conversación se mantuvo superficial. Era evidente que mis hermanos seguían molestos, pero no quisieron seguir discutiendo delante de nuestras cuñadas.

A medida que la tarde avanzaba, el reloj se acercaba a las 3:00, y aunque traté de dormir un rato para olvidar todo lo que había pasado en la mañana, no pude. Tenía una mezcla de nervios y emoción por la noche que me esperaba junto a Roberto, aunque sabía que debía andar con cuidado para no empeorar la situación en casa.

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