25 (4/10)

909 69 0
                                    

Después de la conversación con mis papás, las cosas en casa se volvieron tensas. Mis hermanos apenas me hablaban, y cada vez que lo hacían, era para lanzarme indirectas o comentarios sarcásticos sobre Roberto. No sabía cómo manejarlo, así que traté de mantenerme ocupada, pero no era fácil ignorar el mal ambiente.

El martes por la tarde, recibí un mensaje de Fernanda.

—Fernanda: "Prima, ¿cómo vas con lo de tus papás y tus hermanos? ¿Ya hablaste más con ellos?"

Suspiré antes de responder.

—Nicole: "Ya hablé con mis papás, están dispuestos a recibir a Roberto para que hable con ellos, pero mis hermanos siguen molestos. Carlos y Pedro no me dirigen la palabra."

Fernanda me respondió rápidamente.

—Fernanda: "Ay, no manches, esos dos están exagerando. Digo, entiendo que te cuiden, pero tampoco para tanto."

Asentí aunque ella no podía verme, sintiéndome un poco aliviada de que al menos alguien entendiera mi punto de vista.

—Nicole: "Sí, es un relajo. Además, me preocupa que hagan sentir incómodo a Roberto cuando venga."

Fernanda se ofreció a acompañarme, pero sabía que esto era algo que Roberto y yo teníamos que enfrentar solos. Así que, ese mismo día, cuando colgué con ella, le envié un mensaje a Roberto para fijar el día en que vendría a hablar con mi familia. Decidimos que sería el viernes por la tarde.

El jueves llegó más rápido de lo que esperaba, y aunque intentaba concentrarme en la universidad, mi mente estaba en lo que sucedería el viernes. Sabía que sería un día difícil, pero también sabía que si Roberto estaba dispuesto a enfrentarlo, yo también debía hacerlo. Sin embargo, el ambiente en casa seguía complicado. Mis hermanos estaban más fríos que nunca.

Alrededor de las 7 de la noche, Pedro entró en la cocina mientras yo preparaba algo para cenar. Me lanzó una mirada rápida y luego se sirvió un vaso de agua sin decir palabra. Decidí intentar hablar con él.

—Nicole: "¿Vas a seguir sin hablarme?"

Pedro no respondió de inmediato. Bebió un poco de agua y luego se giró para mirarme.

—Pedro: "No es que no quiera hablarte, Nicole. Es que no entiendo qué ves en ese tipo."

Sabía que esta conversación no iba a ser fácil, pero había que enfrentarla.

—Nicole: "Lo sé, Pedro. Entiendo que no te guste, pero no puedes juzgarlo sin conocerlo. Roberto no es lo que ustedes creen."

Pedro bufó y dejó el vaso en la barra de la cocina.

—Pedro: "Es famoso, canta corridos, y seguramente tiene un montón de mujeres detrás de él. ¿De verdad crees que es buena idea meterte con alguien así?"

Mi corazón se aceleró, pero traté de mantener la calma.

—Nicole: "No es como tú piensas. Es alguien real, que me trata bien, y que quiere hacer las cosas bien. Tanto que viene mañana a hablar con mis papás, ¿te parece poco?"

Pedro frunció el ceño, claramente sorprendido por lo que acababa de decirle.

—Pedro: "¿Va a venir a hablar con mis papás?"

Asentí.

—Nicole: "Sí. Y no porque me haya obligado, sino porque él quiere que todo esté claro, que no sientan que me está llevando por mal camino."

Pedro parecía procesar la información. Finalmente, suspiró y pasó una mano por su cabello.

—Pedro: "Pues ojalá me equivoque, Nicole. Pero ya sabes que Carlos está peor que yo con esto."

—Nicole: "Lo sé, pero espero que él también lo entienda."

Pedro asintió lentamente, y aunque no parecía completamente convencido, al menos parecía más dispuesto a escuchar.

El viernes llegó, y con él, los nervios. Todo el día en la universidad no pude concentrarme. Cada vez que miraba el reloj, me daba cuenta de que la hora se acercaba. Llegué a casa después de clases y me encontré con que mis papás ya estaban en la sala, aparentemente esperando la llegada de Roberto. Mis hermanos estaban en sus habitaciones, probablemente todavía enojados.

A las 6 de la tarde, escuché el sonido del motor de una camioneta acercarse a la entrada del fraccionamiento. Mi corazón dio un vuelco. Caminé hacia la puerta y, antes de salir, mi mamá me detuvo.

—Ana: "Nicole, ¿estás segura de esto?"

Asentí con firmeza, aunque por dentro estaba llena de dudas y nervios.

—Nicole: "Sí, mamá. Roberto es alguien importante para mí, y quiero que ustedes lo conozcan por quien es, no por lo que dicen de él."

Mi mamá me sonrió con cariño y me dio un pequeño empujón hacia la puerta.

—Ana: "Está bien, ve a recibirlo."

Salí a la entrada y ahí estaba, Roberto bajando de su camioneta, con esa sonrisa que siempre lograba tranquilizarme, pero hoy, la tensión era inevitable. Caminó hacia mí y me saludó con un beso suave en los labios, algo que agradecí en medio de todo el nerviosismo.

—Roberto: "¿Lista?" me preguntó, con un toque de nerviosismo en la voz.

—Nicole: "Más o menos, pero no queda de otra."

Nos dirigimos hacia la casa, y al entrar, sentí el peso de las miradas de mi familia. Mis papás se levantaron del sofá para saludar a Roberto, y él, manteniendo su compostura, les extendió la mano.

—Roberto: "Mucho gusto, don Juan. Señora Ana."

Mi papá lo miró con cautela, pero aceptó el saludo.

—Juan: "Igualmente, Roberto. Pasa, toma asiento."

Sabía que este sería el momento más tenso, pero al menos había empezado bien.

———-
Denle like, comenten y síganme

Voy a publicar 5 capítulos ahorita y 5 como a las 8pm hora San Diego ⭐️🩷

Muñequita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora