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Después de un par de horas disfrutando de la vista, la conversación y el tiempo juntos, Tito finalmente decidió que era hora de llevar a Nicole de regreso a su casa. Aunque le hubiera gustado quedarse más tiempo con ella, sabía que no podía arriesgarse a que la familia de Nicole sospechara.

—Tito: "Vámonos, güerita. Ya es tarde y no quiero que te metas en problemas por mi culpa." dijo mientras se subía de nuevo a la camioneta.

—Nicole: "Sí, tienes razón. No quiero que mis hermanos se pongan a investigar más de lo que ya hacen." dijo, bromeando, aunque en el fondo sabía que esa preocupación era muy real.

Condujeron de vuelta en silencio, pero esta vez no era un silencio incómodo. Nicole se sentía tranquila junto a Tito, como si estar con él fuera lo más natural del mundo. Al acercarse al fraccionamiento privado donde vivía, Tito apagó las luces de la camioneta y se detuvo en la entrada, justo como lo habían hecho antes.

—Tito: "Aquí te dejo, güerita. Ya sabes, pa' que no levantes sospechas." dijo, sonriendo de lado.

Nicole asintió, aunque no quería bajarse. Sabía que lo correcto era despedirse rápido e irse a casa, pero había algo en la manera en que Tito la miraba que la hacía querer quedarse.

—Nicole: "Gracias por esta noche, Tito. Me la pasé increíble."

Tito se inclinó hacia ella, dejando que su mirada descansara en los ojos de Nicole por un segundo más antes de besarla otra vez. El beso fue más intenso que el anterior, como si ambos quisieran prolongar ese momento lo más posible. Nicole sintió cómo su corazón se aceleraba, y por un instante, todo lo demás desapareció.

—Tito: "Nos vemos pronto, ¿eh? No te hagas la desaparecida." dijo mientras le daba una última sonrisa, dejando claro que quería volver a verla muy pronto.

—Nicole: "Claro, Tito. Nos hablamos." respondió antes de bajarse de la camioneta.

Lo observó mientras se alejaba en la oscuridad, su camioneta desapareciendo en la distancia. Nicole respiró hondo antes de dirigirse a la puerta de su casa. Su familia estaba dormida, por suerte, y logró entrar sin hacer ruido.

A la mañana siguiente, Nicole despertó con el sonido de música y risas viniendo desde la cocina. Se estiró en la cama, recordando el beso de Tito la noche anterior, y no pudo evitar sonreír. Pero pronto fue interrumpida por un mensaje de su hermano Pedro, que le pedía que bajara rápido. Hoy era el cumpleaños de su abuela, y toda la familia estaba en el rancho para celebrarlo.

Nicole suspiró, sabiendo que ese día sería largo y lleno de preguntas sobre su vida, como siempre que toda su familia se reunía. Se levantó, se arregló rápidamente y bajó al comedor donde ya estaban todos.

—Ana: "Mi amor, ven a desayunar. Tu papá ya está afuera preparando todo para la fiesta en el rancho. ¿Dormiste bien?" preguntó su mamá con una sonrisa mientras le servía jugo de naranja.

—Nicole: "Sí, mamá. Solo un poco cansada." respondió Nicole, tratando de disimular el nerviosismo que aún sentía tras la salida de la noche anterior.

Su hermano mayor, Carlos, estaba sentado en la mesa con una mirada sospechosa. Aunque no había dicho nada, Nicole sabía que él siempre estaba atento a cada uno de sus movimientos.

—Carlos: "Te oí llegar tarde anoche, ¿dónde andabas?" preguntó con tono serio.

Nicole tragó saliva y pensó rápido en una respuesta.

—Nicole: "Fui a cenar con Fernanda, ya sabes cómo es, siempre quiere que la acompañe a sus salidas nocturnas."

Carlos asintió, pero no parecía muy convencido. Pedro, por su parte, también la observaba de reojo mientras terminaba su desayuno.

—Pedro: "Más te vale que no andes en malos pasos, porque ya sabes cómo nos ponemos Carlos y yo si algo raro te pasa."

Nicole solo sonrió, sin querer darle más vueltas al tema. Sabía que lo mejor era mantener la calma y no levantar más sospechas. Después de todo, sus hermanos eran muy protectores y cualquier señal de algo fuera de lo normal les pondría en alerta.

—Ana: "Bueno, ya váyanse preparando. La fiesta empieza temprano y tu abuela quiere ver a todos bien arreglados."

La familia terminó el desayuno y comenzó a alistarse para la celebración en el rancho. Cuando llegaron al lugar, Nicole se maravilló una vez más con la belleza del lugar. El rancho de su familia estaba rodeado de montañas y árboles frondosos, y el aire fresco siempre la hacía sentir en paz.

Al llegar, su abuela, rodeada de otros familiares, la saludó con un abrazo cálido.

—Abuela: "Mi niña hermosa, qué bueno verte. ¿Cómo va todo? ¿Ya tienes novio o qué?" preguntó con una sonrisa traviesa.

Nicole se rió nerviosamente, tratando de evitar el tema.

—Nicole: "No, abue, tú sabes que mis hermanos no me dejan ni hablar con nadie."

La abuela soltó una carcajada mientras miraba de reojo a Carlos y Pedro, que estaban cerca, siempre vigilando.

—Abuela: "Pues ni modo, ni te preocupes, ya llegará alguien que valga la pena."

Nicole asintió, pero en su mente no podía dejar de pensar en Tito. ¿Qué diría su abuela si supiera que estaba saliendo con alguien como él? ¿Y qué harían sus hermanos si llegaran a enterarse? La idea la hacía sentir una mezcla de emoción y miedo.

El día transcurrió entre risas, comida abundante y música de banda, como era tradición en su familia. Juan, su papá, estaba en la parrilla, preparando la carne asada mientras los demás disfrutaban de las bebidas y las anécdotas familiares. Nicole intentaba relajarse, pero cada vez que veía su teléfono, esperaba ver un mensaje de Tito.

Finalmente, cerca del final de la tarde, mientras todos estaban distraídos con la música, Nicole revisó su Instagram. Tito le había enviado un mensaje.

—Tito: "¿Cómo va la fiesta con la familia? ¿Todo bien?"

Nicole sonrió al leerlo, pero sabía que no podía responder de inmediato. Guardó el celular y se unió al resto de la familia en la celebración. Pero a lo largo del día, no pudo dejar de pensar en Tito y en cómo seguiría adelante con su relación sin que nadie se diera cuenta.

Este domingo en el rancho, rodeada de su familia, se sentía más dividida que nunca. Por un lado, estaba el amor y la protección de su familia, y por el otro, estaba la emoción de lo prohibido con Tito. Sabía que eventualmente tendría que tomar una decisión, pero por ahora, prefería disfrutar del momento y dejar que el futuro decidiera por sí solo.

Muñequita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora