El sol se filtraba a través de las cortinas de mi habitación, despertándome con un rayo cálido que acarició mi piel. Miré el reloj: eran las diez de la mañana. Me senté en la cama y, de inmediato, recordé el concierto de Roberto en unos días. La emoción y la ansiedad me invadieron, mientras mis pensamientos vagaban entre lo que pasaría en el evento y la posibilidad de que mis hermanos fueran testigos de todo.
Decidí que necesitaba un buen desayuno para comenzar el día con energía. Me vestí rápidamente y bajé las escaleras, sintiendo el aroma del café recién hecho que llenaba la casa.
—Ana: "¡Buenos días, cariño! Estaba a punto de llamarte." dijo mi madre, sirviendo una taza de café.
—Nicole: "¡Hola, mamá! Se ve delicioso." respondí, sonriendo mientras me sentaba a la mesa.
Mis hermanos ya estaban allí, con sus miradas serias y conversaciones bajas. Carlos y Pedro parecían en una especie de competencia silenciosa para ver quién podía ignorarme mejor. Pero yo sabía que no podían evitarlo por mucho tiempo.
—Juan: "¿Cómo va la universidad, Nicole?" preguntó mi papá, intentando romper el hielo.
—Nicole: "Bien, papá. Solo tenemos algunas tareas pendientes, pero nada fuera de lo normal."
—Carlos: "¿Y qué tal tu nueva amistad con el cantante? ¿Todo bien?" comentó, con un tono que mostraba su desdén.
Intenté no dejar que su sarcasmo me afectara.
—Nicole: "Todo va bien, gracias. Pero, ¿de qué se trata todo esto? Si tienen un problema, díganme."
Mi madre me lanzó una mirada de advertencia. Sabía que mis hermanos eran protectores, pero no entendían que necesitaba espacio para respirar y tomar mis propias decisiones.
—Pedro: "Solo estamos preocupados, eso es todo. Solo queremos que seas feliz."
Asentí, sabiendo que venía de un lugar de amor, pero no podía evitar sentirme atrapada. La tensión en la mesa era palpable, así que decidí cambiar de tema.
—Nicole: "¿Qué planes tienen para hoy?"
Carlos y Pedro intercambiaron miradas, como si discutieran qué decir. Finalmente, fue Carlos quien habló.
—Carlos: "Vamos a hacer algo de ejercicio, ya sabes, mantenernos en forma."
Me reí, imaginándolos corriendo o levantando pesas.
—Nicole: "¿Desde cuándo les importa eso?"
—Pedro: "Desde que empezamos a cuidar de ti. No podemos permitir que te pase algo." respondió Pedro con una sonrisa.
Después de un desayuno tranquilo, decidí que debía salir a distraerme. Le envié un mensaje a Fernanda para ver si quería salir a dar una vuelta.
—Nicole: "Hola, Fernanda. ¿Quieres que nos veamos? Estoy buscando un poco de diversión hoy."
Su respuesta llegó rápido.
—Fernanda: "¡Claro! Te recojo en media hora. Prepárate."
Al instante, sentí un alivio. Pasar tiempo con Fernanda siempre era divertido. Me di una rápida ducha y elegí un atuendo cómodo: unos jeans ajustados y una blusa ligera. Cuando llegué a la sala, Fernanda ya estaba tocando el timbre.
—Fernanda: "¡Ya estoy aquí! Te ves genial." dijo, sonriendo.
—Nicole: "Gracias. ¿A dónde vamos?"
—Fernanda: "Pensé que podríamos ir a la plaza, quizás a comprar algo de ropa o simplemente a pasear."
Salimos y subimos al coche, dejando atrás la tensión del desayuno. La música sonaba y nos reíamos mientras hacíamos planes sobre cómo íbamos a vestirnos para el concierto.
—Fernanda: "¿Qué planeas ponerte para la presentación de Tito?"
—Nicole: "No lo sé, algo que me haga sentir segura. Quizás algo de lo que compramos la otra vez."
Mientras hablábamos, no pude evitar sentir un pequeño nerviosismo sobre lo que pasaría la próxima semana. Estaba emocionada, pero el peso de la opinión de mis hermanos seguía ahí.
Una vez en la plaza, nos dirigimos a una de las tiendas de moda que nos gustaban. Mientras probábamos diferentes atuendos, me sentí más relajada.
—Fernanda: "¿Te imaginas si Tito te ve con este vestido? Serías la envidia de todas." dijo, sosteniendo un vestido rojo que brillaba.
—Nicole: "Definitivamente no podría usar algo así. No quiero parecer que estoy tratando de llamar su atención."
—Fernanda: "Pero eso es precisamente lo que él quiere. ¡Demuéstrale que eres especial!"
Nos reímos, y por un momento, olvidé todas mis preocupaciones. Al salir de la tienda con algunas bolsas en la mano, decidimos parar en una cafetería. Nos sentamos en una mesa al aire libre y disfrutamos de un café.
—Nicole: "No puedo dejar de pensar en cómo se lo tomarán mis hermanos cuando les diga que estoy saliendo con él."
—Fernanda: "Recuerda que al final del día, tú eres la que decide con quién salir. Ellos solo quieren protegerte."
La verdad es que tenía razón. Pero no era fácil lidiar con la sobreprotección de mis hermanos, especialmente ahora que estaba comenzando a abrirme a nuevas experiencias.
Al terminar nuestro café, decidimos regresar a casa. En el camino, no pude evitar pensar en Roberto y cómo sería el concierto. Con cada día que pasaba, sentía que la conexión entre nosotros se hacía más fuerte.
Al llegar a casa, la puerta de entrada estaba abierta y escuché risas provenientes de la sala. Me dirigí hacia allí y encontré a mi familia reunida, incluyendo a Sofia, la esposa de Carlos, y Camila, la nueva novia de Pedro. La atmósfera se sentía cálida y acogedora.
—Nicole: "¿Qué está pasando aquí?" pregunté, sorprendida.
—Ana: "Estamos planificando una pequeña reunión familiar para este fin de semana. Es un buen momento para estar juntos."
Sonreí, contenta de ver que mis padres estaban tratando de mantener unida a la familia.
—Carlos: "Nicole, ven aquí y ayúdanos a elegir el menú." me llamó.
Me uní a ellos y, por un momento, olvidé mis preocupaciones. La risa y la conversación fluyeron, y me sentí feliz de estar rodeada de mi familia. Quizás no todo estaba tan mal después de todo.
Mientras la noche avanzaba y nos reíamos juntos, no pude evitar pensar en lo que pasaría cuando finalmente hablara con mis padres sobre Roberto. Pero por ahora, decidí disfrutar del momento y dejar que las cosas fluyeran. La vida era demasiado corta para no disfrutarla, y estaba lista para afrontar lo que viniera.
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