La mañana fría y húmeda era lo único que había en esta tierra. La niebla casi presente desde el primer día del año hasta el último. Fue algo que la relajo y alerto al mismo tiempo.
Este muro que protegia el valle de ojos curiosos, fue la causa de que no se descubriera rápido donde estaba la capital así como ellos.
Gracias a la niebla, los luznianos evitaron entrar en el bosque o al valle. Según lo que sabía, los imperiales se mantenian fuera de la región y habían abandonado los pocos puestos de defensa qué habían.
Sin dudas la derrota que sufrieron a manos del monarca, les había enseñado a no subestimar a los brujos o eso creía ella.
Movio su cabeza a un lado y el crujido de los huesos la relajo, sus 2 acompañantes la vieron con calma y alegría.
Ella había hecho guardia toda la noche, ahora le tocaba a ellos dos. Mantuvo sus ojos cerrados y recordó que tenía una botella de vino esperándola en su nueva residencia.
Su hermano menor seguramente estaba durmiendo o jugando con los demás niños, quienes jugaban a ser el Rey. A enfrentar a la inquisición y derrotarlos en batalla usando poderosos hechizos o maldiciones.
Una sonrisa se dibujo en su rostro y luego se permitió bostezar. La mujer estiró sus piernas y creía que podría dormir un poco. Pero su paz se interrumpió de la nada.
- Jefa.
Dijo uno de sus arqueros y la mujer a su lado salio de su letargo, habian cambiado hacia menos de una hora.
Se mantuvo agachada en el nido de aves, había construido en este arbol un puesto de vigias. Miro entre los trozos de madera de la estructura similar a una caja, algo se movía en la niebla y pudo divisar el estandarte.
- Quédense aquí.
Ordenó y antes de hacer una pregunta o decir que era mala idea. Salto al vacío por la única salida del nido, su cuerpo descendió y con una agilidad digna de un felino.
Se sujeto a las ramas, descendiendo con cuidado y velocidad absurdas para una humana. Los rumores de que era medio Elfa parecian ser ciertos aun que no tenía orejas largas, por lo que varios dudaban.
Su capa negra se sacudió por el viento y sujeto el mango de su espada tras tocar el suelo. El grupo de más de 300 brujos se freno cuando los jinetes a la cabeza detuvieron el avance.
El porta estandartes a la cabeza, miro a la mujer pelirroja y la vio alzar una mano.
- Alto.
Ordenó ella y los 3 a la cabeza obedecieron sin dudar un segundo. Por la banda roja en su brazo izquierdo, supieron qué era una de los 17 jefes del Reino y sirvientes directos del Rey.
El escudo del Rey Brujo se agito bajo la brisa fría de la mañana y vio a un hombre anciano. De unos 50 años o más, dar un paso al frente para hablar por los suyos.
Era el jefe de esas personas y detrás de si, iba su hijo mayor. El cual parecía algo sorprendido de la belleza de la mujer pelirroja. Le gustó nada más ver su rostro y armadura de placas ligeras pintadas de negro.
Malif sintió algo de agradecimiento al verlo sonrojarse, después de perder un ojo. Se considero poco atractiva pero para mala suerte del hijo del jefe nómada.
Ella tenía otras preferencias, sintiéndose poco atraída por los jóvenes. Tan pronto como hablo con ellos dos y los guardianes del lado norte del valle, tomo su caballo y dejo al nuevo grupo de refugiados donde estaban.
Debían descansar y comer algo tras el largo viaje. Habian dejado su hogar en las cuevas de Kesteran por la noticia y perdieron a 40 de los suyos en el viaje.
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Overlord: El Rey De Los Brujos
FanfictionEl ser supremo no estaba en Nazarick, no estaba con sus NPC, no estuvo en su gremio y sobre todo. Estaba solo, en el cielo viendo el contador acercarse al 0 final que daría fin a una etapa de su vida, pero algo cambio. Llegando no 600 años después d...