Capítulo Veinte:

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Capítulo Veinte:

A la mañana siguiente me desperté gracias a los sonidos de los altavoces de la habitación que nos avisaban que era hora de desayunar. Me quejé y me levanté para usar el baño primero, ya que Ariana aún seguía en la cama.

Una vez que terminé con mis necesidades básicas de la mañana, y que me cepillé los dientes salí del cuarto de baño, -Buenos días- saludé a la antipática chica, -Buenos días- respondió igual de seca que yo. Me vestí con la ropa que mi abuela me había enviado e intenté abrir la puerta, que para mi suerte estaba sin seguro, y salí.

Por los pasillos muchos de mis compañeros se dirigían al comedor, algunos iban hablando sobre su pasado, y seguramente no era real lo que decían, otros iban gritando groserías, dos señoras cuchicheaban sobre rumores completamente falsos del lugar y un hombre iba cantando canciones inexistentes. Intenté caminar lo más rápido que pude dado que estas personas me aterraban, no era por discriminar, sino por una película de locos que Alice me mostró hace un par de años. Sí, bastante miedosa para tener dieciocho.

Tomé una bandeja con el desayuno y comencé a buscar un lugar para sentarme, sentí que gritaron mi nombre y me giré para ver quiénes eran, pero igual ya sabía, reconocí la voz de Ned al instante. Miré a la mesa de los chicos, me llamaron pero me negué a ir, no me apetecía estar con ellos, los chicos le preguntaron algo a Ariana, ella se encogió de hombros, y les respondió algo seguramente ofensivo, ya que todos rieron mirándome nuevamente y después siguieron en lo suyo. Busqué una mesa vacía y me senté en ella, y comí lo que me habían servido en el plato, y bebí el té amargo que me habían preparado. Debía encontrar una forma de salir, no podría soportar el té así por mucho tiempo.

El resto del día me lo pasé en la habitación, leyendo uno de los libros que Amelia me había enviado, Ariana se encontraba en la habitación de los muchachos asique estaba muy tranquila. Pero mi tranquilidad se vio perturbada en el momento que uno de los encargados del lugar llegó a mi puerta, -Tienes visitas- me dijo, -¿No era que estaban prohibidas?- pregunté confundida, -Claro que no, vamos, andando- me obligó a levantarme el ojiverde. Obedecí, seguramente era Daphne, o Patrick, ¿quién más?, si el abuelo y la abuela no sabían que podía venir. -¿Quién está?- pregunté, -Su novio- contestó normal, -¿Qué?- pregunté confundida, -Yo no tengo novio- dije mirándolo raro, -Claro que sí- dijo mirándome divertido, -Yo no tengo novio- repetí, -Tú estás loca, sí tienes novio, y está esperándote- dijo rudo el muchacho, para que la conversación se acabe allí.

Llegamos a la misma sala en la que había hablado por última vez con alguien conocido, o tal vez era parecida. El chico me hizo entrar y cerró la puerta tras de mí. Al ver quién era la persona que me esperaba mi boca tocó el suelo de la sorpresa.

-¿Qué quieres?- pregunté seca, ¿cómo estaba en Canton?, ¿cómo me había encontrado?, -¿No estás feliz de verme?- preguntó arrogante, -No- dije cruzándome de brazos. Al instante recordé el auto rojo de la carretera, y mi boca volvió a tocar el piso, -Tú eras el acosador del auto rojo- dije apuntándolo con mi dedo índice, -Sí- dijo normal, -Dylan, ¿Qué estás haciendo aquí?- pregunté, -Dina, voy a sacarte, si es que quieres-, -SÍ- dije casi gritando, -Pero antes debes hacer algo- dijo sonriendo, -Ya empezamos- dije sentándome un poco frustrada, siempre pretendía algo a cambio, -Perdóname- dijo de la nada, -¿Qué?- volví a preguntar confundida, -Perdóname, por todo lo que hice, admito que soy un idiota-, lo miré a los ojos, papá me había enseñado que estos eran las puertas del alma de cada uno, con un poco de esfuerzo y observando muy bien podías darte cuenta de todas las emociones de aquella persona en ese momento. Los ojos del rubio brillaban, y pude ver el arrepentimiento a través de ellos, algo dentro de mí me decía que lo perdone, que dejemos de ser archienemigos, pero nunca fui de perdonar fácil, asique todo se complicaba bastante dentro de mí, -¿Qué dices coloradita?- me preguntó, -¿Quieres salir? Entonces perdóname, seamos amigos, empecemos de cero- el chico me tendió la mano para estrecharla con la mía, -¿Cómo sé que no me traicionarás?, me he dado cuenta que mi vida se basa en traiciones y engaños, y no me encuentro en estado de recibir otro golpe bajo- admití, aunque sabía que decir eso no era para nada seguro, y menos frente a Dylan, -Prometo que no voy a defraudarte Dina, sé todo lo de tus tíos, te seguí en todo momento. Sé escabullirme, tengo herramientas, puedo pasar desapercibido, no te digo que será fácil pero también sé que puedo sacarte de aquí- habló más bajo, me quedé en silencio unos segundos, él sonaba sincero, todos se merecen una oportunidad en la vida, y aparte, quería salir de aquí, -Te perdonaré, pero no pienses que seremos los mejores amigos del mundo, solo ya no seremos enemigos-, él rió, -Nunca fuiste mi enemiga- dijo sonriéndome, -Pues tú sí, ahora dime cómo voy a salir de aquí- lo apresuré, -Conseguí un plano del lugar, ¿en qué habitación estás?- preguntó, -La 15- le respondí, -Será un poco más complicado entonces, pero no te preocupes, escucha bien lo que tendrás que hacer- dijo hablando cada vez más bajo, -Saldrás por un túnel- me aclaró, lo miré confundida, no había ningún túnel que yo haya visto, -Sé lo que piensas y sí, hay uno pero tendrás que empezar a trabajar, y nadie debe saber, te lo repito Dina, nadie- asentí, -El túnel está escondido en una habitación, la 128, deberás entrar en esta y correr el guardarropas de la derecha, hay un sócalo del piso que estará más flojo que los demás, busca la forma de extraerlo, luego descubrirás un pozo, arrójate, sin miedos, no es profundo, allí está el túnel, gatea hasta que veas una luz al final, te estaré esperando, de allí en más te explicaré el plan en ese momento-, asentí, -No tengas miedo, lo lograremos, ten esta horquilla, te servirá para abrir puertas- dijo entregándome aquella miniatura en la mano, le sonreí, -Gracias- dije mirándolo fijamente, -De nada linda, debo irme, dos de la mañana estaré esperándote- me avisó, -Sí, estaré al final del túnel a esa hora, espero-, se levantó de la silla y yo imité su acción, se paró a mi lado y besó mi cabeza para luego abrir la puerta y marcharse, no sin antes mencionar un "Hasta luego Dina".

Al salir de la habitación le pedí al encargado de escoltarme hacia mi habitación permiso para recorrer el lugar, éste me lo concedió, pero me prohibió la entrada a la tercera parte del lugar, y la tercera parte del lugar era en la que se encontraba la habitación 128.

Caminé por los pasillos, todo era bastante grande, y había muchas habitaciones. Los carteles de "Prohibido pasar" se hicieron presentes en cuanto terminé de atravesar la segunda parte. La habitación a la que debía ingresar en la noche se encontraba a la izquierda. Estaba por darme la vuelta para marcharme pero un grito ensordecedor se escuchó y sollozos y gemidos se hicieron presentes. Miré hacia atrás y para mi desgracia, los sonidos provenían de la 128, corrí hasta mi cuarto compartido con la antipática Ariana, para mi sorpresa, ya era de noche y la cena había pasado, asique al llegar al cuarto, sobre el escritorio que me correspondía había una bandeja, -¿Dónde estuviste?- me preguntó Ariana, -No es de tu incumbencia- le respondí, -Oye tranquila- rió, -Los chicos piensan que eres estúpida, pero eso para ellos es divertido asique puedes desayunar con nosotros mañana si quieres- dijo sonriéndome, -No, no voy a desayunar con ustedes, ya deja de molestarme, quiero comer en paz- le respondí "no desayunaré aquí directamente" pensé y sonreí, -Comprobado, estás en tus días-, -No, no lo estoy, ya déjame, no jodas- volví a decirle, algo enfadada, -Ya, ya, en cualquier momento vendrán a cerrar la habitación, asique come rápido así apagamos las luces y puedo dormir tranquila- me apresuró, la ignoré y me senté a devorar la papilla, una vez que la terminé me acosté en la cama, -¿No usarás pijama?- preguntó, -No- le respondí seca y me di la vuelta, quedando frente a la pared. Eran las once de la noche y a eso de las doce y media, cuando Ariana estuviera bien dormida, el escape comenzaría.

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