Capítulo Treinta y Tres:
Tres malditos meses ya y no tenía noticias de Max. Estaba desesperada, deprimida, abatida. Temía por su vida y mis amigos temían por la mía. Este último tiempo solo había salido para ir a trabajar y una que otra vez junto con los chicos, claramente iba obligada. No quería ver a nadie ni que nadie me viera, daba asco.
En ese momento me encontraba en mi habitación. Kendall estaba más redonda de lo normal y solo quedaban semanas para conocer a la hermosa criatura. Eso me hacía feliz, pero no del todo, algo dentro de mí no me dejaba demostrarlo por más que intentase.
-Dina- me llamó Dylan, -Adelante-, -Ven a la sala, necesitamos hablar contigo- dijo nervioso, asentí algo preocupada y dejé el libro que leía en la mesita de noche junto a mi cama para después meter mis pies en mis cálidas pantuflas y seguir el camino que Dylan recorrió.
-Siéntate- me pidió Kendall, ambos estaban sentados en el sofá de dos cuerpos esperando a que me siente delante de ellos, entonces eso hice, me estaban matando de la intriga. –Me dan miedo- admití, -Tú tranquila, solo necesitamos decirte algo importante y esperamos que nos entiendas- volvió a hablar la futura mamá, -Okey-. –Dina, con Dylan hemos decidido que si queremos que este niño esté bien criado, necesita de ambos padres- me explicó, -Juntos- continuó Dylan la oración, -Me parece lo normal, sí. ¿A qué quieren llegar con esto?-, -Nos mudaremos juntos- soltaron al mismo tiempo haciendo que mi mandíbula toque el piso de la emoción y la confusión al mismo tiempo. No quería sonar egoísta pero no podía mantener este apartamento yo sola. –¡Eso es asombroso!- exclamé, -¿No estás enojada?- preguntó Kendall sorprendida, reí ante su expresión, -Este último tiempo actué como un ogro, lo admito, pero no soy tan mala- le sonreí, -Gracias Dina, gracias- dijo abalanzándose sobre mí, -No me agradezcas, solo tengo una duda. No quiero ser aguafiestas pero esto me preocupa- admití, -Suéltalo- dijo Dylan muy feliz, -¿Cómo voy a mantener este lugar yo sola? No va a alcanzarme para hacerle lindos regalos a ese pequeñito- dije acariciando la gran barriga de Ken, -No debes preocuparte por eso. Dile Dylan- sonrió Kendall, -Compré el apartamento para ti, solo deberás hacerte cargo de los impuestos-. En cuanto mi antiguo secuestrador terminó de decir esas palabras mi mandíbula terminó en el primer piso y mis ojos seguramente parecían dos pelotas de fútbol, -¡¿Qué qué?!- grité, -Este lugar es legalmente tuyo y solo tuyo-, -No puedo aceptar esto chicos- dije aún conmocionada, -Lo harás, solo falta que firmes los papeles - dijo el chico poniendo unas cuantas hojas en la mesita frente a nosotros, -Gracias Dylan, gracias Ken. Juro que voy a devolverles el dinero en cuanto pueda- me levanté para ir a abrazar a ambos, -No debes devolver nada, es un regalo. Eres parte de nuestra familia Dina- dijo Ken, -Van a hacerme llorar- dije con los ojos empañados.
Cuatro días después de eso Kendall se mudó con su amado novio y futuro padre de Toby. Así es, ese iba a ser el nombre del pequeño y lo amaba, me resultaba tan tierno. Tal vez sí influí en la elección de ese nombre, ya que yo lo sugerí pero en mi defensa a ambos padres les había gustado.
La casa que Dylan había comprado era gigantesca, me habían llevado a conocerla el día en el que ayudé con la mudanza, que si no me equivoco fue anteayer. Kendall estaba que se orinaba de la emoción, siempre fue su sueño formar una familia y vivir en una mansión, por lo que ella me había contado en las largas noches de chicas que estuvimos haciendo estos últimos días juntas, o mejor dicho estos últimos tres meses de depresión para mí.
Acababa de llegar de trabajar y ni siquiera tenía hambre. El apartamento estaba vacío y hasta podía oler la soledad pero no me importaba, me gustaba estar así. Además Austin se había ofrecido a hacerme compañía los días que me sintiera sola, al igual que Luke y Martin, Franklin siempre fue un poco más frío que los demás pero también me brindaba su apoyo cuando veía que en serio lo necesitaba.
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Encontrarse
Fiksi Remaja"Dicen que a veces perderse es la mejor manera de encontrarse a uno mismo y definitivamente era lo que necesitaba en esos momentos, necesitaba dejar atrás mi pasado" Dina Geners, una adolescente llena de sueños y metas que cambia drásticamente desp...