Capítulo Catorce:

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Capítulo Catorce:

La ausencia de Kendall me estaba preocupando demasiado. Comencé a ordenar las habitaciones de toda la casa, para calmar un poco mis nervios. Pero estos no paraban, y estaban volviéndome loca.

A eso de la una la puerta se abrió, mi ahora antigua compañera de departamento tenía una sonrisa de oreja a oreja en el rostro. Pero su expresión cambió completamente cuando me vio saliendo del baño, -Kendall, estaba preocupada- le dije, solté un suspiro y arrojé la cubeta con los productos de limpieza que llevaba en manos y corrí para pararme frente a ella, -¿Por qué sigues aquí, maldita mentirosa?- dijo fulminándome con la mirada, -Yo, Kendall, no quise- intenté explicarle la situación, con otra mentira obviamente, no pensaba contarle lo que había pasado con Dylan y por qué lo había conocido antes. Di un suspiro sonoro y bajé la mirada al piso, -Quería agradecerte por tenerme en tu casa este tiempo, me hubiera gustado que duráramos más como compañeras. Quiero pedirte disculpas por mentirte, yo solo, em, lo siento, eso es todo, te lo agradezco muchísimo, y espero que algún día puedas perdonarme- le dije algo triste, aún con la cabeza gacha, -Confié en ti Dina, te dejé vivir en mi casa, y me mentiste, aún no entiendo por qué lo hiciste, vete- me dijo un poco más tranquila, todavía sentía la tensión en el ambiente. Asentí y salí del apartamento, sin despedirme. Ya todo estaba en el auto, asique solo bajé las escaleras y me subí al coche.

Conduje con lágrimas en los ojos, no quería que esto sucediera.

Llegué al lugar de siempre, estacioné en el mismo lugar en el que había estacionado la última vez y me bajé. Sequé la lágrima que se había escapado de mi ojo izquierdo y caminé directo a la cajuela, otra vez debería acomodar todo.

Bufé y comencé a sacar las cajas para dejarlas en el pasto. Una vez que la cajuela estuvo completamente vacía, abrí la maleta y ordené la ropa al igual que la había ordenado la primera vez. Acomodé algunos recuerdos, y pegué unas fotos de mamá y papá junto con Ashley en las ventanillas, del lado de adentro, para observarlas en la noche.

Mañana por la tarde tendría que ir a trabajar. Al final de la semana Rose me dirá si me quedo trabajando doble turno, o si debo buscarme otro trabajo.

La mañana la tendría libre, y extrañaba relajarme bajo el árbol de la última vez. Asique ya tenía planes para mañana.

Pero no tenía qué hacer ahora, y estaba aburriéndome mucho. Extrañaba escuchar música, era algo que hacía siempre, todos los días, cada vez que podía.

Busqué mi teléfono celular en la mochila que siempre llevo, y después de pensarlo unas cuantas veces, lo encendí. El logo de Samsung apareció en la pantalla que anteriormente estaba completamente negra, este titiló por unos segundos, y luego la pantalla de bloqueo apareció en el dispositivo. Esperé unos segundos a que el celular tomara señal, y luego escribí la clave para desbloquearlo. Los mensajes y las llamadas comenzaron a entrar, el aparato parecía endemoniado, no paraba de vibrar. La intriga de abrir cada uno de los mensajes crecía en mí, y me era difícil resistirme.

Entré en la casilla de mensajes, quinientos treinta y dos de Daphne figuraban en mi teléfono, abrí la conversación y la leí desde el comienzo.

"Dina, por favor no nos hagas esto, regresa"
"Si no quieres irte a Italia puedes quedarte conmigo, simplemente no te vayas"
"Por favor, regresa, no hagas nada estúpido, no me lo perdonaría"
"Lo siento, perdón por todo, no debí ser tan dura contigo"
"Solo te pido que regreses"
"Todos estamos muy preocupados, aunque sea una señal de que estás bien"
"El abuelo está internado, le dio un ataque"
"Dina creemos que eres la solución, regresa"
"Por favor Dina, te lo ruego"
"Regresa, regresa, te necesitamos, tu abuelo te necesita bien, necesita saber cómo estás, necesita saber que nada te pasó, por favor, por favor"
"Eres una desagradecida, no puedes hacernos esto, todos estamos sufriendo por la gran pérdida ¿y ahora tú también? No puedo creerlo Dina, pareces una niña"
"Lo siento, lo siento, no quise decir eso Dina, te entendemos, te entiendo, estas cosas pueden resolverse, tan solo regresa, por favor, regresa"

Decidí dejar de leer, un nudo en mi garganta me impedía gritar, me sentía culpable, si al abuelo le pasaba algo por mi culpa no sé qué haría, pero yo no podía volver. Necesitaba esto.

Muchos le dirán cobardía, y puede que sea un acto que carezca de valentía completamente, y que lo único que esté haciendo es huir de mis problemas, de escapar de todos. Pero dentro de mi coraza de chica madura, de chica fuerte, de chica ruda, con el simple hecho de prestar un poco más de atención, lo único dentro mío es una tonta chica de dieciocho años asustada de la vida real, que necesita un poco de comprensión, de contención.

Los siguientes cuatrocientos mensajes eran de la abuela, pero eran todos avisos de llamadas perdidas, y unos cuantos "Regresa Dina, te necesitamos", al igual que la tía Daphne.

Las chicas también me habían enviado unos cuantos, pero eran prácticamente iguales a los de Daphne y la abuela. Patrick también colaboró en la misión "atosiguemos a Dina de mensajes". Después de todo para lo único que querían que regresara era para enviarme con la madre de Patrick, que me haría pruebas y se daría cuenta de mis alucinaciones, y me enviarían a un manicomio y mi mejor amigo terminaría siendo un amante de las papas fritas con forma de presidentes que lo único que quiere es conquistar Marte en su caballo color marrón con pintas azules.

De repente la ira me invadió, y no sé por qué. Mi cuerpo se llenó de odio, de inseguridades, de problemas. Estas últimas se habían hecho parte de mí, se habían convertido en demonios internos. Pero ese día en casa de Kendall, me sentí un poco como en los viejos tiempos. No tanto, pero la sensación fue diferente a la de todos los días. Pero la gran y maravillosa Dina tuvo que cagarla, como siempre, arruinando todo, para terminar viviendo arrepentida y encerrada en su propio mundo de culpa, odio, depresión y soledad. El mundo se había dado vuelta en un segundo, intentando derribarme con miles de golpes directos al estómago, pero no me vencía, el destino no podía contra mí, aunque mi cuerpo ya no lo resistiera algo no dejaba que me caiga.

El tiempo había pasado demasiado rápido, ya estaba anocheciendo, y no tenía hambre, asique no compraría nada para comer. Me levanté del pasto, que comenzaba a estar húmedo debido al rocío que estaba comenzando a caer, y crucé la ruta para ir al baño de la estación. Necesitaba saciar mis necesidades biológicas.

Entré al baño y me observé en el gran espejo. Estaba realmente destruida, tenía bolsas bajo los ojos y estos estaban rojos al igual que la punta de mi nariz. Mis labios estaban algo rojos también y un poco inflamados de tanto morderlos. Me acerqué al lavabo y presioné el botón para que el agua salga, mojé mis manos y refresqué mi rostro. Me sequé, tomé algo de papel higiénico, y me metí en uno de los cubículos. Al salir lavé mis manos, y volví a mojarme la cara, para secarme una vez más y salir corriendo al auto nuevamente. Ya el cielo estaba completamente oscuro y el sueño me estaba venciendo. Ni siquiera me cambié por mi pijama, simplemente me subí al carro, recliné el asiento, y después de acomodarme, me dormí.

ºªºªºªºªºªºª

Bueno Hola!!, de nuevo perdón por tardarme en escribirlo, y perdón porque es muy aburrido. Pero estoy teniendo nuevas ideas que espero que les gusten, asique por favor, no dejen de leer y de votar, y recomiendenla :) :) :) GRACIAAAAAAS!

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